El experto Ravinder Pal Singh, del "Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI)," expresó que uno de los temas principales es el control sobre la venta de armas, en el que los militares son renuentes a suministrar información. Destacó que para las democracias, la prueba de su madurez es la reducción y la supervisión de los militares.
Señaló que cuatro componentes son importantes para una mayor transparencia: Formación de una política nacional, los planes de compra, las acciones de adquisición de armas y el presupuesto.
Destacó que es clave para las democracias "el manejo de la información," pues la confidencialidad y el argumento de que algunos asuntos de seguridad afectan el Estado, más bien erosionan la democracia.
Puntualizó en la necesidad de un inteligencia civil, para abrir información al dominio público y sugirió que esa labor pueda ser realizada por el Parlamento, el que debería de ser fortalecido. Dejar la inteligencia solo en manos de militares es un riesgo grave, advirtió.
Peter Feaver, de la Universidad de Duke, afirmó que ningún país goza en forma completa del control civil sobre los militares.
Explicó que las relaciones son conflictivas, pero el conflicto se asume, pues los militares buscan autonomía y al mismo tiempo ejecutar las acciones definidas para ellos por los civiles. Insitió en que el poder civil debe, sobre todo, ser "legítimo." Dijo que el control civil debe ser aceptado como norma por los militares, y las autoridades civiles deben contar con mecanismos claros de esa supervisión an asuntos como:
Decisión de declarar la guerra, la acción parlamentaria de control, y el control judicial y las responsabilidades individuales.
Advirtió que los gobiernos no van a desarrollar un control sobre los militares, sino es con la participación de los militares, en un proceso largo, y no debilitándolos.
Por su parte, Wilbur Scott, de la Universidad de Oklahoma, insistió en que son los militares quienes "deben ponerle el cascabel al gato," en referencia a que como tienen el monopolio de las armas, deben asumir someterse al control civil.
Richard Kohn, de la Universidad de Carolina del Norte, dijo que ya no hay golpes, pero prevalece la influencia de los militares.
Afirmó que el problema del conflicto es hacia donde conduce su manejo. Mencionó la necesidad de control, "monitoreo," la creación de mecanismos que limiten la eventual subversión del orden por parte de los militares.
Los militares aceptan un "contrato social," de someterse al poder civil, pero en resguardo de su autonomía, explicó.
Sostuvo que debe fortalecerse el caso de países en transición, como Centroamérica, la capacidad del Parlamento para fiscalizar asuntos técnicos, contralorías y manejos financieros de las fuerzas armadas.
Puntualizó que las relaciones cívico-militares, y el control civil debe verse como un fin en sí mismo, pues es el sello claro de una democracia.
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