Diálogo
Centro-
americano
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San José,
Costa Rica
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No. 20
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Mayo, 1997
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Costa
Rica
Criminalidad y
fragilidad política
amenazan seguridad
La "fragilidad política"
de Costa Rica por la incapacidad de evolución y
adaptación a los cambiantes sistemas vigentes en el
mundo y el vertiginoso incremento de la criminalidad
constituyen dos de los principales fenómenos actuales
que amenazan a la seguridad del país, según se debatió
durante un foro en que se estableció el Capítulo Costa
Rica del Diálogo Centroamericano.
En el foro, en el que se analizaron
las principales amenazas a la seguridad de Costa Rica
participaron la ministra de Seguridad, Laura Chinchilla,
el ex presidente y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias,
el representante de la Universidad para la Paz, Abelardo
Brenes y el director de la maestría en Ciencias
Políticas de la Universidad de Costa Rica, Fernando
Zeledón.
Durante la inauguración, Arias
advirtió sobre la "fragilidad del sistema
político" costarricense por la incapacidad de
evolución y adaptación a los cambiantes sistemas
vigentes en el mundo.
El ex presidente criticó la
"carencia de liderazgo" en los partidos
políticos y subrayó que esas formaciones se han
convertido en "simples maquinarias
electorales". Sus críticas también alcanzaron a
miembros del Congreso, a quienes calificó de incapaces
de llevar a cabo "las grandes transformaciones
económicas y políticas" que el país requiere y
que han acentuado "la desconfianza de la ciudadanía
hacia la clase política".
Para el ex-presidente, esos hechos
constituyen una de las principales amenazas a la
seguridad del país.
Con la instalación del capítulo
Costa Rica, concluyó una etapa del proceso iniciado en
febrero de 1995 en Tegucigalpa, Honduras, y que permitió
la conformación de las sedes nacionales en cada uno de
los países de la región de un foro regional constituido
por más de 300 personalidades de la vida política,
académicos, investigadores, líderes religiosos,
miembros de grupos de defensa de los derechos humanos, de
la sociedad civil, incluso militares en retiro, que
pretenden construir una visión diferente a la oficial
del concepto de la seguridad en la región.
Seguridad democrática
La ministra de Seguridad,
Laura Chinchilla, dijo que la suscripción por parte de
los presidentes centroamericanos de un Tratado de
Seguridad Democrática (diciembre 1995) es un avance en
la región, pues "conceptualiza la seguridad, más
que un fin, como una condición para el desarrollo",
y porque se ha pasado "desde una visión
estrictamente militar a una definición integral de la
seguridad".
Afiadió que en el Tratado se hace
una clara diferenciación entre la seguridad ciudadana,
que debe estar en manos de las autoridades judiciales y
policiales, y la seguridad externa, en manos de los
ejércitos, y "se deslindan responsabilidades".
Chinchilla elogió la iniciativa de
la fundación Arias de emprender el esfuerzo regional del
Diálogo Centroamericano, pues permite la discusión,
desde la sociedad civil, del tema de la seguridad, pero
también ofrece una amplia participación, y sobre todo,
elabora propuestas concretas que pueden ser elevadas a
las autoridades regionales.
Aumenta criminalidad
La ministra de Seguridad sostuvo
que las principales amenazas provienen de la delincuencia
común e internacional organizado, especialmente del
narcotráfico.
Detalle que "de 1986 a 1995 ha
habido un incremento del 80 por ciento de la
criminalidad, con un aumento de los delitos contra la
propiedad (entre un 30 y un 40 por ciento de incremento),
mientras, los delitos contra la vida aumentaron entre un
80 y un 90 por ciento, en el mismo período.
La violencia contra la personas,
además, aumento en un 150 por ciento en esos nueve
años, según Chinchilla, que basó su informe en datos
oficiales.
Explicó que el riesgo de ese
incremento de la "delincuencia común" proviene
del tipo de respuesta que se de al fenómeno, pues
podrían derivarse respuestas no acordes con el sistema
costarricense.
Dijo que "el alto grado de
impunidad" en el país, especialmente para aquellos
delitos "de cuello blanco" (cometidos por
funcionarios y sectores altos de la sociedad), y ello
implica el riesgo de que los afectados tomen "la justicia
por su propia mano" o se produzcan reacciones
excesivas de violencia por parte de comunidades (contra
los delincuentes comunes).
Chinchilla también llamó la atención
sobre la creación de "alarmismo" especialmente
por el manejo de los medios de comunicación sobre el
tema de la delincuencia, y también advirtió que debe
evitarse la "sobrereacción" (intervención
militar, represión o acción comunitaria exagerada).
Narcotráfico
Chinchilla afirmo que el
narcotráfico, en sus diferentes manifestaciones, es una
de las principales amenazas a la seguridad costarricense,
y admitió que el país "no tiene los instrumentos
necesarios para combatirlo".
Desde la detención en febrero
pasado de un ex diputado con 1,5 kilos de cocaína y que
formaría parte de una red internacional que traficó en
diez años 2.000 kilos de la droga hacia los
Estados Unidos, el debate sobre la influencia y
penetración del narcotráfico en el país se ha
acentuado. Informes de prensa también dijeron que unas
63 empresas exportadoras fueron indagadas por
supuestamente utilizar los beneficios tributarios
conocidos como CAT para el "lavado" de dinero
provenientes del narcotráfico.
Modelo violento
Por su parte, Abeiardo Brenes de
UPAZ afirmó que el actual "modelo de desarrollo
genera violencia", pues impulsa un consumismo
compulsivo, mientras, por otra parte, importantes
sectores de la sociedad carecen de lo mínimo para
sobrevivir.
"La principal amenaza es que
ese modelo no se considera violento, sino incluso se
promueve como sinónimo de buena vida", advirtió
Brenes.
El ex-presidente Oscar
Arias afirmó que para superar la violencia en
Centroamérica "necesita de instituciones
sólidas, basadas en la participación y
confianza de la ciudadanía y no en la fortaleza
de los militares o en la capacidad represiva del
Estado".
"Hasta ahora,
habíamos actuado impulsados por la urgente
necesidad de llevar los conflictos desde una
dimensión de violencia militar hasta una
tolerable dimensión de la tensión
política", sostuvo.
Arias advirtió que tras
los procesos de pacificación y democratización
en la última década en la región, muestran
"la falta de participación de los
ciudadanos como una debilidad de nuestras
nacientes democracias".
Reconoció que una
emergente participación en los años recientes
muestra a importantes sectores y grupos
organizados que procuran subsanar las
"notables imperfecciones de nuestros
sistemas políticos" para hacerlos más
democráticos y más justos.
Insistió en que el reto
para los centroamericanos es "promover el
desarrollo de una democracia fuerte, de gran
coherencia institucional, pero sobre todo, capaz
de dar bienestar y seguridad a las
personas".
Según dijo, "se
requiere que las raíces de la violencia sean
erradicadas" y advirtió que aunque los
niños de ahora, no recordarán la guerra, la
represión ni las dictaduras, "es posible
que crezcan en condiciones de pobreza e
injusticia muy poco diferentes a las que, hace
pocas décadas, condujeron a la guerra
civil" en la región.
Arias afirmó que pese a
los avances democráticos en la zona,
"todavía es desmedido el gasto militar y es
considerable la influencia política del sector
militar".
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Según dijo, el ser humano
tiene tanto "activadores" como
"inhibidores" de respuestas violentas emitidas
desde el cerebro, pero que la evolución ha permitido que
la "respuesta violenta del componente
reptílico" que cada ser humana tiene se vea
inhibido por el desarrollo de vínculos de cooperación
entre las personas.
Los activadores se dan ante
percepciones de injusticia o de privación relativa
(desigualdades), Esta última, que repercute en una
pérdida de rango, como puede ser el caso de amplios
sectores de la clase media o más pobres, que en los
últimos años han visto disminuido su acostumbrado nivel
de vida.
"La respuesta ha sido una
pérdida de confianza en las instituciones sociales, un
rompimiento del pacto social", ante la amenaza de un
modelo de desarrollo intrínsecamente violento, afirmó
Brenes.
Por su parte, Fernando Zeledón,
llamó la atención del impacto sobre la seguridad
costarricense de fenómenos regionales como el tráfico
de armas, robo de autos y el narcotráfico, que pueden
verse agravados por la ubicación geográfica del país.
Llamó a esa amenaza "la centroamericanización de
la inseguridad" en Costa Rica.
Zeledón también se refirió a los
problemas fronterizos, y pidió prestar atención
especial a los flujos migratorios, así como al aumento y
"privatización" de la seguridad.
Diálogo Centroamericano es producido
por el Centro para la Paz y la Reconciliación de la
Fundación Arias para la Paz y e1 Progreso Humano con el
apoyo de la Fundación Ford.
Apartado 8-6410-1000, San José,
Costa Rica.
Teléfono: (506) 255 29 55, 255 28 85
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