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Procesos de Reconversión Militar en Centroamérica Elvira Cuadra Miembro de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) El término de reconversión de las fuerzas armadas se ha vuelto común cuando se habla del proceso de transformación de los ejércitos, pero no siempre se tiene una idea clara de lo que significa y lo que implica para la institución militar y de qué manera puede participar la sociedad civil. Yo hago una diferencia entre el proceso de desmilitarización de las sociedades centroamericanas por un lado y, por otro, la reconversión de los ejércitos que los está transformando en un nuevo tipo de instituciones. Al hacer un repaso de los antecedentes que dieron lugar a estos procesos, sabemos que en la década de los años 70 y principios de los 80, el modelo de dominación autoritario que prevalecía en Centroamérica entró en crisis y comenzó a agotarse. Eso dio el espacio para que se iniciara el conflicto bélico que se desarrolló durante los años 80. Ahí fue muy importante el papel de Estados Unidos, y los militares eran la punta de lanza para desarrollar la estrategia de control de espacios de poder estadounidenses en la región. Los elementos que intervinieron fueron precisamente la guerra fría, es decir, la lucha entre las superpotencias por el dominio de la región y, por otro lado, las condiciones estructurales de las sociedades centroamericanas: pobreza, desigualdad, discriminación política, marginalidad, etc. Eso dio lugar a que los aspectos militares tuvieran un predominio sobre la vida política centroamericana durante esa década. Sin embargo a principios de los 90 con un radical cambio en el contexto con el fin de la guerra fría, el inicio de las transiciones políticas en Centroamérica y la finalización del conflicto bélico, el papel de los militares y el modelo de las fuerzas armadas comienza a modificarse profundamente. Ahí se inician estos dos procesos de los que hablaba: el proceso de desmilitarización de la sociedad, que está marcado por el control civil sobre los militares, y el proceso de reconversión de los ejércitos, que transforma a las instituciones y modela ejércitos con un nuevo papel y una nueva funcionalidad en un contexto diferente. Reconversión La reconversión no es un proceso aislado de Centroamérica; es un proceso vinculado con la globalización y procesos de reconversión se están operando en otros países del mundo. Esto sobre todo por la necesidad de la distensión y de promover condiciones de paz a nivel mundial. En ese contexto, Centroamérica se ha visto obligada a entrar en un proceso de reconversión de los aparatos militares por varias razones. En primer lugar, la región necesita insertarse nuevamente en el ámbito económico y político. También hay la necesidad de desarrollar un proceso de integración regional que permita esa inserción, y eso da lugar a la búsqueda de nuevos espacios y equilibrios en el área, lo que se expresa directamente en el proceso de reconversión de los ejércitos. Algunos elementos que facilitan este proceso de búsqueda de un nuevo equilibrio regional en términos de seguridad son los siguientes: ya no hay amenazas intercontinentales o regionales, los conflictos vecinales están reducidos substancialmente, y no hay peligro de una guerra entre los Estados centroamericanos. Hay una substancial redimensión de terceros actores, Estados Unidos en particular en cuanto a presencia militar en la región centroamericana, y hay nuevos retos en términos de seguridad, específicamente el tráfico ilegal de armas y el narcotráfico. Los procesos de reconversión en Centroamérica en general tienen dos características: primero, se refieren a reducción de efectivos y armamentos y, en segundo lugar, la profesionalización de los aparatos. El proceso se ha desarrollado más o menos a través de acciones tendientes a preparar las condiciones políticas para entrar en un proceso más profundo de reconversión, esto significa que los ejércitos han establecido alianzas con grupos de interés, se han reposicionado dentro del sistema y han hecho concesiones, como disminuir su protagonismo político. También han declarado lealtad, obediencia y no deliberancia con respecto a los asuntos de gobierno, que son competencia de las autoridades civiles. El proceso se ha venido desarrollando en primer lugar sobre la reducción de efectivos. Después viene la reorganización de fuerzas y recursos, es decir, readecuar lo que ha quedado del aparato militar en términos de modificación o creación de nuevas unidades adaptándolas al tamaño de las instituciones militares. Seguidamente han entrado en un proceso de redefinición doctrinal y reformulación del marco jurídico de actuación, con una redefinición de funciones, conformando nuevas identidades, nuevas doctrinas y dotando a las instituciones de un marco jurídico capaz de soportar el proceso de transformaciones. ¿Cuáles han sido los resultados principales de este proceso de reconversión? Uno de los logros más significativos es que se ha entrado en situaciones de subordinación real de las fuerzas armadas al poder civil. Este es uno de los aspectos más positivos y uno de los avances más difíciles de retroceder, y en todos los países Centroamericanos hay evidencias claras de que los militares están subordinándose al poder de las autoridades civiles. Tal vez el único caso donde todavía hace falta que se avance en este sentido es en Guatemala, pero en el resto de Centroamérica sí se está dando. Las instituciones militares, sin embargo, todavía gozan de una relativa autonomía institucional. Eso está dado por algunas condiciones que tiene que ver con la institucionalidad estatal y la situación de la sociedad Centroamericana. En primer lugar las instituciones militares son en este momento las instituciones más sólidas dentro de los estados centroamericanos, están dotadas de un espíritu de cuerpo y todavía tienen márgenes bastante amplios para decidir sobre sus recursos. Este punto ha generado un gran debate y la acción de ciertos grupos de la sociedad civil en prácticamente todos los países Latinoamericanos, y que se expresa por ejemplo en las solicitudes para que las fuerzas armadas presenten presupuestos suficientemente claros y que no sean cantidades globales, sino un desglose de cuales son los rubros que se están financiando. Ha habido un reordenamiento de fuerzas y recursos, y tenemos aparatos militares muchísimo más pequeños con una capacidad de fuego más reducida. En términos de armamento y poder destructivo, los ejércitos han disminuido sensiblemente su capacidad y se están adaptando orgánicamente al tamaño, para ser ejércitos pequeños con menos recursos, preparándose para contextos de paz de larga duración. También se han iniciado procesos de profesionalización y de despolitización de las fuerzas armadas. Cuando hablo de profesionalización me refiero a que se está tratando de cambiar el sistema de valores y ahí están muy vinculadas las acciones de despolitización, es decir, dar a los efectivos militares una nueva perspectiva de su función dentro de contextos democráticos. Eso ha llevado a cuestiones más concretas, como reformar el marco jurídico, dejando establecida la subordinación de los militares a las autoridades civiles, restringir sus límites de participación política y establecer procedimientos de control de su actuación. Nuevas funciones Otro de los aspectos donde hay avances es en la definición de nuevas funciones. Lo más importante es la separación clara y definitiva entre las funciones de defensa y las de seguridad y orden interno. Ya hay conciencia de que las funciones de defensa son diferentes de las funciones policiales y se está definiendo las nuevas misiones en el contexto de democracia. No es tan fácil encontrar las nuevas funciones de los ejércitos en este tiempo y este es un problema no solo de Centroamérica. Hay difusión en relación a cuáles son los retos, cuáles son los problemas de la seguridad y la defensa que deben corresponder a los ejércitos y cuáles a los aparatos policiales, y esta es una discusión que trasciende y que incluso se ve en el propio Estados Unidos. Este proceso ha avanzado muy rápido y sin una perspectiva muy clara de la orientación que debería llevar. Hay que pensar en las implicaciones que tiene la reconversión de los ejércitos para saber hacia qué modelo de institución militar estamos caminando. Otro aspecto es que estos procesos tienen un impacto muy fuerte en la economía y la sociedad en general y esto se expresa en las dificultades de reinserción de los ex-militares tanto en la vida económica como en la vida social. Generalmente esto no se reconoce como un problema y tampoco se prevé dentro del proceso. Se redujeron los ejércitos y una gran cantidad de ex-militares salió sin ninguna alternativa de reinserción económica y social. Sociedad civil La sociedad civil ha participado, pero con actitud tímida en el proceso de reconversión. Hay una influencia muy importante de grupos de interés, sobre todo de aquellos ubicados en posiciones políticas que están influenciando la orientación de estos procesos de reconversión. Y los grupos sociales han tenido en realidad muy poca presencia en los debates, y muy poca capacidad de generar propuestas de este asunto. Y esto nos debe alertar de que, a pesar de la falta de influencia de la sociedad civil, se están modelando cierto tipo de aparatos militares y no sabemos qué tipos de ejércitos se están reconformando en los países centroamericanos. No sabemos hacia donde están apuntando los procesos de reconversión. Puede que en el mediano plazo, frente a la incapacidad de los gobiernos y los estados de manejar las situaciones conflictivas, experimentemos una cierta regresión hacia modelos de autoridad similares a los que prevalecieron en épocas anteriores, y puede ser que las instituciones militares se estén preparando para esa regresión. Esta amenaza me parece real, y no sabemos si el marco jurídico del cual se están proveyendo va a dar posibilidades para esto; las alianzas y los acuerdos entre cúpulas políticas y los militares, su intervención en los negocios y en la vida empresarial, puede ser preparación para un escenario como ese. Es positivo que se desarrolle un proceso de fortalecimiento de los Ministerios de Defensa y, sobre todo, que estos estén a cargo de personas civiles; que el personal civil se especialice en el tema militar para que puedan ejercer desde sus cargos un control sobre los aparatos militares. Existe la necesidad de formular políticas de defensa y seguridad donde participen en su definición no solo las autoridades civiles, sino también los grupos de la sociedad civil que están interesados. Finalmente, una reflexión que cabe hacerse en relación con los procesos de reconversión militar es la siguiente: Centroamérica no ha cerrado todavía las etapas de transición política. Es innegable que se ha avanzado en los procesos democráticos, que hay condiciones que indican que la democracia va a establecerse, pero las transiciones no se han cerrado y por lo tanto tampoco se ha cerrado el debate en torno a qué modelo de sociedad queremos los centroamericanos, qué tipo de régimen de gobierno, qué tipo de modelos estatales. Por lo tanto el modelo de ejército como una institución de este Estado que está en discusión, tampoco es un debate cerrado. Me parece que la sociedad civil debería de meterse un poco más a la discusión, los procesos de reconversión militar no pueden seguir avanzando desde la iniciativa de los mismos ejércitos, hay que hacer converger estas iniciativas de los militares con las iniciativas de la sociedad civil. Diálogo Centroamericano es producido por el Centro para la Paz y la Reconciliación de la Fundación Arias para la Paz y e1 Progreso Humano con el apoyo de la Fundación Ford. Apartado 8-6410-1000, San José,
Costa Rica. |