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Ministerio de Defensa en Nicaragua: Los Retos del Futuro Jaime Cuadra, ministro de Defensa de Nicaragua Durante las dos últimas décadas todas las naciones del mundo han experimentado, con mayor o menor intensidad, importantes transformaciones económicas, políticas e ideológicas que condujeron al fin del enfrentamiento ideológico entre los superpoderes, cambiando la correlación internacional de fuerzas y el concepto de seguridad y defensa nacional. Un nuevo concepto de seguridad El viejo concepto de seguridad, determinado por la doctrina de seguridad nacional, ha cedido a formulaciones integrales, en un ambiente en que las amenazas externas se han reducido o cambiado de naturaleza, mientras que las amenazas internas ocupan nuevos y mayores espacios. La visión reduccionista de la seguridad, restringida a su componente militar, ha quedado obsoleta frente a la realidad de un mundo cambiante globalizado, altamente competitivo, pero inestable e incierto. Dentro de las nuevas visiones de seguridad se incluyen aspectos que nunca habían sido considerados, como el impacto de la deuda externa, las barreras arancelarias al comercio internacional, la narcoactividad, la injusta distribución de la riqueza, la pobreza, el descontrolado crecimiento demográfico, la degradación del medio ambiente y la biodiversidad, que de no frenarse podría ser de catastróficas consecuencias para la especie humana. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha elevado a la agenda internacional el concepto de seguridad humana que comprende siete niveles o categorías: seguridad económica, alimentaria, en la salud, ambiental, personal, de la comunidad y política, cada una con su correspondiente definición y alcances. En el caso de la seguridad personal, referida especialmente a la protección frente a la violencia física, el PNUD incluye las amenazas que provienen del Estado, de otros Estados, de grupos de la población de contenido político, religioso y étnico, de individuos y grupos secundarios como las pandillas urbanas, así como amenazas contra las mujeres, los niños y las personas mismas como el uso de las drogas. Estas preocupaciones están más enfocadas hacia lo cotidiano que a conflictos regionales o mundiales. La Comisión de Gobernabilidad Global nos propone la seguridad global, que hace énfasis en la seguridad de la gente del planeta, en especial ante la amenaza ecológica. En tal sentido, particularmente en nuestro istmo, el 15 de diciembre de 1995, los presidentes de América Central reunidos en Honduras suscribieron el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica, donde hicieron propio un concepto comprensivo de la seguridad democrática. Se propone un modelo único, integral e indivisible de seguridad regional, al establecer que: "El tratado es un balance razonable de fuerzas, el fortalecimiento del poder civil, la superación de la pobreza extrema, la promoción del desarrollo sostenido, la protección del medio ambiente, la erradicación de la violencia, el combate del terrorismo, el narcotráfico y el tráfico de armas". Uno de los ejes principales de este advenimiento es la afirmación del Estado de Derecho y el respeto a la legitimidad de gobiernos democráticamente electos. Entre los aspectos novedosos de esta propuesta debe destacarse el cambio de una seguridad reactiva a una preventiva, de una seguridad defensiva a una cooperativa basada en la confianza y la transparencia, de una seguridad nacional a una de integración regional, de una seguridad estatocéntrica a una cuyo eje rector sea el ser humano, de una seguridad fundada en un concepto absoluto del poder y el Estado a una basada en la legión humanista y democrática de estos, entendiéndose su esencia pacificadora y de servicio. Todo ello articulado alrededor de ideales comunes como la libertad, la democracia, la paz, el respeto y promoción de los derechos humanos, el desarrollo, la gobernabilidad y el futuro. Observamos como se han derrumbado mitos y viejos poderes, la economía se ha globalizado y los grandes bloques de poder, se disputan el control de los mercados. Los viejos regímenes autoritarios no han resistido al impetuoso avance de la ola de democratización mundial, iniciada en la década de 1970 y que parece haber alcanzado su cúspide. Conceptos que en el pasado se consideraban verdaderos hoy solo tienen lugar en los recuerdos. Las doctrinas han bajado de sus pedestales para ser sometidas a nuevas consideraciones humanistas y prácticas. Es un hecho que la doctrina de la seguridad nacional se formuló al calor de la guerra fría y el enfrentamiento ideológico de los superpoderes. Con el colapso del bloque socialista y la emergencia de un poder mundial hegemónico, se transformaron de forma radical, principios y postulados de la doctrina de seguridad nacional entre los que se privilegiaba el aspecto militar. En las sociedades periféricas, los ejércitos adquirieron un poder y preponderancia tales que en algunos casos se convirtieron o en férreas dictaduras militares o en fuerzas de ocupación en sus propios países. Los presupuestos de defensa se agrandaban y los problemas sociales quedaban postergados. Esas transformaciones cambiaron radicalmente, no solo en concepto sino también los diversos escenarios de seguridad en los planos mundial, regional y sub-regional. Políticas de defensa y seguridad nacional de Nicaragua La formulación de políticas de defensa y seguridad es un proceso de carácter estratégico complejo y delicado, en que deben participar activamente los sectores fundamentales de la nación, el estado y la sociedad civil. En el primer caso sobresale el Poder Ejecutivo, la Asamblea Nacional, la Corte Suprema de Justicia y los Ministerios de Defensa, Relaciones Exteriores, Gobernación y el Ejército de Nicaragua. En el segundo, entidades de la sociedad civil especializadas en materia de defensa y seguridad, instituciones de educación superior, centros de investigación y los partidos políticos. Dicho proceso deberá estar dirigido por el Ministerio de Defensa, teniendo que partir de la consideración de dos elementos complementarios, por un lado los preceptos que la Constitución Política desarrolla acerca de la defensa y la seguridad nacional y por otro, el análisis científico y profesional de las percepciones de amenazas. Es decir, qué percibe el Estado nicaragüense como los peligros mediatos e inmediatos, internos y externos, militares y no militares, que puedan colocar en riesgo la soberanía de la nación. Habrá de formularse los principios teóricos-conceptuales que definan los objetivos estratégicos que defiende el Estado y la nación nicaragüense. Es fundamental precisar las directrices, cursos de acción, recursos, forma de coordinación y participación ciudadana. Se debe precisar la naturaleza de la amenaza, y la naturaleza de la respuesta con el tipo de fuerzas armadas y de seguridad que necesitamos: cuáles son sus roles y misiones, cuál es el tipo de armamento y la técnica, la forma de organización, cuál sistema de educación e introducción militar le asegura una preparación combativa efectiva y calificada, y hacer énfasis en el patriotismo por los altos intereses de Nicaragua. El reto que tenemos frente a nosotros es urgente, y el gobierno del presidente Arnoldo Alemán está plenamente convencido de su importancia. El desafío que enfrentamos nos obliga a ser creativos para formular nuestra propia política de defensa y seguridad nacional. Es importante conocer otras experiencias que nos dan luces, pero es obligatorio tener en mente que como nación y sociedad Nicaragua tiene rasgos particulares. No creo que sea conveniente optar por el facilismo, ya que está en juego la defensa y la seguridad nacional de Nicaragua y no de otra nación. Para finalizar aprovecho para reiterar nuestro profundo compromiso con la democracia, y cuando hayamos concluido este proceso que apenas da sus primeros pasos, podremos decir con orgullo que por primera vez en su historia independiente, la nación nicaragüense cuenta con una política de defensa y seguridad formulada en el sentido de nación y al margen del patriotismo estéril del partidismo, teniendo en cuenta las más altas aspiraciones del pueblo nicaragüense. Diálogo Centroamericano es producido por el Centro para la Paz y la Reconciliación de la Fundación Arias para la Paz y e1 Progreso Humano con el apoyo de la Fundación Ford. Apartado 8-6410-1000, San José,
Costa Rica. |