Diálogo Centroamericano para la Paz y la Desmilitarización

Diálogo Centro-
americano

San José, Costa Rica
No. 34
Octubre 1998

HONDURAS

"El Tigre" conmemoró el Día del Soldado con las "garras recortadas"

Por Luis Alfredo Martínez

Los militares hondureños conmemoran el 3 de octubre el Día del Soldado con menos poder que en otras ocasiones, producto de reformas que han fortalecido al sector civil, y enzarzados públicamente en pugnas por la sucesión.


La fecha se conmemora por el nacimiento, el 3 de octubre de 1792 en Tegucigalpa, del general Francisco Morazán, impulsor de la unidad centroamericana en el siglo pasado, quien fue fusilado en San José, Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842.

El 3 de octubre pasado también se cumplieron 35 años del sangriento golpe de Estado con que los militares, encabezados por el hoy general retirado Oswaldo López Arellano, derrocaron al presidente liberal Ramón Villeda Morales, el 3 de octubre de 1963.

Las Fuerzas Armadas celebraron actos oficiales en San Pedro Sula, norte del país, donde se llevó a cabo una exposición de armamento y equipo militar.

Mientras estudiantes e intelectuales le rinden homenaje a Morazán, los festejos militares distan mucho de la fastuosidad y poderío de otros años. Para ilustrarlo, vale decir que "el tigre celebra con las garras recortadas".

Y es que el tigre se convirtió en símbolo de los militares hondureños precisamente a raíz de un alarde de su poder: en 1990, el entonces jefe de las Fuerzas Armadas, general Arnulfo Cantarero, amenazó a quienes criticaban a la institución: "No puyen al tigre con vara corta".

Ocho años después, el poder militar en Honduras ha perdido influencia, desde que en 1994 el entonces presidente Carlos Roberto Reina impulsó una serie de reformas para restablecer la preeminencia civil y acabar con los abusos contra los derechos humanos cometidos por muchos militares.

Eliminación

La última de esas reformas, que generará cambios más profundos en la estructura castrense, es la eliminación de la comandancia en jefe, cuyas funciones pasarán al Ministerio de Defensa, según la enmienda constitucional que el Congreso Nacional aprobó el 19 de septiembre pasado, a petición del presidente Carlos Flores.

Esta medida, que debe entrar en vigor el 26 de enero próximo, hizo aflorar en la prensa una pugna generacional por la sucesión en el mando, que en otras ocasiones habría desembocado en un golpe de barracas.

El jefe de las Fuerzas Armadas, general Mario Hung Pacheco, el último oficial en desempeñar ese cargo, fue denunciado, en versiones filtradas a la prensa por oficiales descontentos, por supuesta corrupción y de querer heredar los principales mandos a sus allegados.

Hung Pacheco rechazó las denuncias, y cinco coroneles que supuestamente pertenecen al grupo de descontentos dijeron desconocer el asunto, tras comparecer ante la Fiscalía contra la Corrupción del Ministerio Público.

La eliminación de la jefatura de las Fuerzas Armadas también acaba con la autonomía de éstas, que si bien no la establece la Constitución, la han tenido en la práctica; además, les ha hecho perder muchos privilegios, según diversos sectores.

Ahora, el presidente de la República nombrará y separará libremente al ministro de Defensa (civil o militar) y al jefe del Estado Mayor Conjunto.

El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) reafirmó hoy en un comunicado su respaldo a la "reforma militar tendiente a despojar de autonomía, poder y riqueza a una casta abusiva que se ubicó al margen de la ley desde" que en 1956 derrocó al presidente civil Julio Lozano "hasta nuestros días".

El COFADEH señaló las "disputas y negocios entre generaciones de oficiales que se aferran al tráfico de influencias, comisiones y privilegios" en los organismos militares.ACAN-EFE


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