Diálogo Centroamericano para la Paz y la Desmilitarización

Diálogo Centro-
americano

San José, Costa Rica
No. 37
Febrero 1999

"Fortalezas y debilidades de la Seguridad Pública: estrategias de combate y prevención de la delincuencia"

Ing. Rodrigo Ávila

Director de la Policía Nacional Civil de El Salvador


El tema de la delincuencia y de la seguridad pública, como se ha podido ver en las encuestas en el ámbito salvadoreño --sobre todo en estos momentos pre-electorales--, es el principal en las discusiones políticas. Todos tenemos responsabilidad en el tema de la seguridad pública; todos estamos pagando los errores que como sociedad hemos cometido, y que se reflejan actualmente en los niveles de delincuencia. No podemos abstraernos y decir que el problema tiene que ver únicamente con la administración de justicia o con la nueva normativa procesal penal que se ha establecido en nuestro país. No podemos decir este es un problema de los jueces, o de los legisladores. Este es un problema de la sociedad. La policía tiene gran responsabilidad en este tema. Nosotros de alguna manera somos los que afrentamos esa situación con un papel protagónico, quizás el más notorio.

Orígenes de la PNC

La Policía Nacional Civil nace de los acuerdos de paz. El primer contingente de Policía Nacional Civil (PNC) se instala oficialmente en marzo de 1993 en el Departamento de Chalatenango. Previo a esto existió la Policía Auxiliar Transitoria, una policía provisional conformada por alumnos de la Academia Nacional de Seguridad Pública, con un entrenamiento bastante improvisado, para que no fuera la Policía Nacional la que representara la seguridad pública en los lugares donde había una presencia del FMLN. Ese fue el primer error práctico de la Policía Nacional Civil.

En el pasado la policía no era una, sino que eran tres cuerpos de seguridad. En un momento determinado llegamos a tener en El Salvador seis instituciones que realizaban el trabajo que de alguna manera se aglutina en lo que hoy es la Policía Nacional Civil. Teníamos la Guardia Nacional, la Policía Nacional y la Policía de Hacienda, que dependía del Vice Ministerio de Seguridad Pública, una dependencia del Ministerio de la Defensa Nacional. Tuvimos también otros organismos más pequeños pero no menos importantes, como lo fueron la Policía de Aduanas, que se convirtió en el batallón Fiscal. Tuvimos la CIHD, Comisión de Investigación de Hechos Delictivos, que era una especie de policía judicial bajo una Comisión que dependía del Ministerio de Justicia, y tuvimos la UEA, la Unidad Ejecutiva Antinarcotráfico, que dependía de una comisión antinarcóticos creada por el Presidente y presidida por el Ministro de Hacienda.

Con los Acuerdos de Paz desaparecen todas las instituciones. Algunas de ellas se incorporan a la Policía Nacional Civil, y se programa para marzo de 1995 la desmovilización total de la Policía Nacional, que es la única que se queda como un cuerpo activo en la seguridad pública. No obstante, por decisión del presidente en marzo de 1994, se acelera el despliegue territorial de la Policía Nacional Civil y se absorbe la responsabilidad de la seguridad pública a nivel territorial sin que la policía esté completamente preparada para eso. Se desmantelan y se incorporan posteriormente la UEA, la CIHD, y el batallón fiscal con antelación a lo programado y esto hace que la Policía Nacional Civil tenga que acelerar su proceso de formación.

La Academia Nacional de Seguridad Pública hace un esfuerzo titánico en un momento determinado. La Academia Nacional de Seguridad Pública, si no es la institución académica de este tipo con más número de personal en instrucción en el mundo, si es una de las más grandes, con 2.500 alumnos. Y ahí es donde tenemos nuestra primera debilidad: la policía se forma de una manera improvisada. En los acuerdos de paz se planifica que se va a formar una nueva policía con un nuevo esquema, pero las mismas condiciones hacen que esto se haga de forma apresurada. Obligan a la academia a sacar las primeras cinco promociones sólo con tres meses de formación.

Limitaciones de la PNC

La PNC comenzó sin manuales de ningún tipo, sin procedimientos establecidos ni una organización básica; sólo con el organigrama básico delimitado por la Ley Básica de la Policía Nacional Civil. Bajo estas circunstancias nos tocó asumir la responsabilidad de enfrentar el tema de la delincuencia y de la seguridad pública desde un primer momento. Nos desplegamos organizativa y administrativamente, y comenzamos a trabajar la logística del cuerpo, a la vez que nos toca enfrentar una delincuencia que es bastante seria: la delincuencia después de un conflicto.

Los traumatismos posteriores al conflicto son bastante complejos y al enfrentarlos es cuando comenzamos a ver los primeros problemas. Se dice que nuestro personal no realiza los procedimientos policiales correctamente. A nuestro personal tratamos de adiestrarlo para el servicio; nuestros mandos son personas con carrera universitaria de dos años, pero la mayoría de los que estamos en la policía no tenemos experiencia policial previa. Nos estamos organizando pero a la vez nos toca asumir la responsabilidad de velar por la seguridad ciudadana.

Actualmente se habla mucho sobre los problemas que se viven en El Salvador, las dificultades que tiene la policía para enfrentar la delincuencia y, sin embargo, creo que hemos sido exitosos. En cinco años hemos hecho más con un cuerpo que lo que hicieron en los años 70 todos los cuerpos. Alguien podría decir que había menos población, menos delincuencia, etc., pero se han realizado mucho más patrullajes y la situación ha cambiado.

Al principio se trataba de medir la eficiencia y la efectividad de la policía con base en el número de capturas que se realizaban, pero hemos llegado a comprender que esto es un error. Si una policía es eficiente entonces no van a darse crímenes en la población donde esa policía esta trabajando. Desde luego, esa meta no es solo responsabilidad de la policía.

Causas de la violencia en El Salvador

A veces tenemos dificultad para comprender porqué los salvadoreños estamos viendo situaciones de violencia; porqué se dice que El Salvador es quizá el país más violento del hemisferio. Hay varias razones para eso. Una es que estamos sufriendo los traumatismos de la posguerra. Nuestra sociedad, al igual que todas las demás, sufre un retroceso moral con el conflicto armado. Después de un conflicto quedan muchas personas acostumbradas a las armas, y se da una situación bastante seria porque estas personas buscan vivir de la manera más fácil y es donde vemos que se organizan muchos grupos armados de excombatientes y de ex-soldados.

Por otro lado, nuestro país es el más densamente poblado de toda la región y se ha comprobado que hay un factor que vincula el crecimiento demográfico desproporcionado con la mala distribución de riqueza, la falta de oportunidades de trabajo, y un impacto en la delincuencia. Nuestro país ha crecido de una manera dispar entre lo económico y lo social.

Al ver las estadísticas de la Asociación de los Jefes de Policía de Centroamérica, antes del fenómeno ambiental (huracán Mitch), se puede apreciar que el país de la región más pobre y con más desempleo es Nicaragua y, no obstante, es el país con los menores índices delincuenciales. Eso nos dice que no necesariamente la pobreza implica delincuencia, y aquí es donde tenemos que hacer un análisis más policial. Más que jurídico, tenemos que hacer un análisis social y psicosocial. Por ejemplo, en Nicaragua hay más tierra y además de alguna manera hay más factores que permiten a la policía actuar.

No podemos decir que en El Salvador toda la gente que roba es porque no tiene que comer, pues en mi opinión esto tiene que ver con el retroceso moral. Pero podemos decir que la falta de trabajo genera delincuencia, una contracción en la inversión y en el desarrollo, y esto se vuelve un círculo vicioso, pues esto a su vez genera más delincuencia. Eso en nuestro país ya está sucediendo

Obviamente nos afecta muchísimo que se diga que nuestro país es el más violento. Hay ciudades en Sudamérica que tienen 35 homicidios al día, mientras que en El Salvador llegamos a tener 19, y ahora andamos por los 11. En términos relativos, y como a nivel del país todo está muy concentrado en un área muy pequeña, los niveles son bien altos, pero si los comparamos con los índices de otras grandes ciudades quizá no estemos tan mal.

Problemas de la nueva normativa penal

Existen además problemas de orden jurídico. El tema de los nuevos códigos es un tema polémico y se ha malinterpretado diciendo que nos oponemos a una legislación garantista. Algunos han dicho que cuando opinamos que la nueva legislación no está acorde a la realidad nacional, es porque queremos retroceder a lo que se dio durante muchos años en los países de Latinoamérica, que fue la arbitrariedad y abusos de autoridad de las fuerzas policiales. Sin embargo, no queremos retroceder jamás a eso. No queremos que la policía actúe con arbitrariedad; no queremos que la policía sea un instrumento de coerción de un gobierno o del estado, pero la policía sí tiene que tener los instrumentos reales para trabajar ante el embate delictivo en el marco de la defensa de la sociedad.

Las primeras diferencias comenzaron cuando vino la legislación del menor infractor, y a esto contribuyeron los medios de comunicación, que generalmente buscan poner como la noticia principal las posiciones antagónicas entre funcionarios o instituciones. No obstante, considero que la Ley del Menor Infractor en cierto modo es de lo mejor que tenemos aquí, en el tanto que introduce novedades en el proceso y agilidad en la depuración de los casos. Pero un problema es que califica como falta o como infracción cualquier cosa que un menor de 18 años realiza. En la legislación de España, por ejemplo, si una persona de 17 años y 9 meses comete un homicidio, ya no se toma como una falta, se toma como un delito realizado por un menor. Sin embargo, nuestra oposición a que se tratara a todos los menores en forma igual como infractores, aún cuando mataran o violaran, fue utilizada por la prensa para decir que nos oponíamos a toda la Ley del Menor Infractor.

De alguna manera la ley tiene que servir para reformar y/o castigar al que delinque, y al mismo tiempo proteger a la sociedad de los embates de éste. Para mí la nueva normativa penal es garantista, al tener tres instancias, y además al darle un nuevo papel protagónico a la Fiscalía. Todo eso está bien, pero el problema es que nos inhibe a nosotros en el actuar policial. Entonces nos vamos de un polo al otro, y ese es uno de los grandes errores.

La exposición de motivos que se hace en la elaboración de los nuevos códigos dice que esta legislación ha sido diseñada para proteger a las clases desposeídas y marginadas de los abusos de autoridad del estado y las clases dominantes. Esto ignora que ha habido un proceso de paz, que hay una Procuraduría de los Derechos Humanos, que tenemos una nueva policía, un nuevo rol de la Fiscalía, o que tenemos nuevas instituciones como un Consejo Nacional de la Judicatura. Yo creo que una exposición de motivos de esa clase no cabe en nuestra sociedad.

Se ha preguntado si es que estamos a favor de poner leyes de suizos para los salvadoreños, pero yo tampoco estoy de acuerdo con eso. En Suiza la ley es muy garantista, no obstante, la policía tiene muchísima más capacidad de actuar que lo que tenemos nosotros. Y no se pierde el garantismo en el proceso si a la policía se le da la oportunidad de actuar. No se puede decir que la delincuencia existe porque los códigos no nos dejan actuar, y la muestra son los operativos que hemos estado realizando. Tampoco se debe hablar de la corrupción judicial, si en la policía hay corrupción también. En todas las entidades que tienen que ver con la administración de justicia hay una que otra persona que es corrupta pero eso no quiere decir que las instituciones son corruptas.

Pero realmente ese es un gran problema, porque de alguna manera se puede estar alentando el crimen, cuando una persona ha delinquido 4, 5 o 6 veces por lo mismo y siempre se le aplica una medida cautelar. Hay personas que han asesinado policías a mansalva y han recibido una medida cautelar. Entonces, la reincidencia criminal produce más delito y deja a la sociedad desprotegida de ese delincuente que sale, pero esto no quiere decir que en la policía no tengamos que hacer un mayor esfuerzo. ¿Y qué estamos haciendo? Estamos reforzando con la academia y las especializaciones, coordinando con otras instituciones y la Fiscalía General de la República, mejorando los procedimientos, y acercándonos a la comunidad. Con un esfuerzo conjunto podemos lograr la policía y la seguridad pública que queremos en El Salvador.

En nuestro país el principal impulsor de la delincuencia es la sensación de impunidad que se está generando. Esto sucede cuando a un delincuente que todo el mundo conoce y le tiene miedo, es repetidamente llevado preso para posteriormente salir libre. Y en realidad no salen por un mal procedimiento, sino porque se han aplicado medidas substitutivas y son reincidentes. En el sistema penitenciario, cuando se encarcela a una persona, lo que se busca es que purgue un castigo por haber cometido un delito contra la sociedad, que se reivindique, para que cuando salga sea productivo y sea favorecido con el derecho de reconstruir su vida, así como aislarlo para que no cause daño a la sociedad.

La seguridad es responsabilidad de todos

La policía no es del Estado ni del gobierno: la policía es de todos. Por eso es que estamos hablando del tema de la Policía Comunitaria, que se ha traducido literalmente del inglés (Community Oriented Police) y que es la labor de la policía orientada a la comunidad. Como una iniciativa del Consejo de Seguridad Pública, dado que hay esfuerzos dispersos de muchos organismos, de muchas ONGs y de organizaciones estatales de acercar a la policía con la comunidad, nos hemos reunido para tratar de integrar todos esos esfuerzos a través de la ejecución de este plan unificado a través del Consejo. Esto es bueno, porque la policía no se puede cerrar. Cuando la gente opina, o las organizaciones estatales o privadas señalan que hay algo malo, tenemos que escuchar y sostenernos de ellos para trabajar al interior de la policía y con la comunidad. Y uno de los grandes esfuerzos actuales es cambiar la actitud de aquellos elementos que todavía no han comprendido que se trata una policía moderna, que no puede ser más instrumento de coerción del estado, sino que tienen que ser verdaderas corporaciones de seguridad pública al servicio de todos.

Los tiempos han cambiado y las doctrinas policiales también. Tenemos que trabajar juntos Fuerza Armada, Fiscalía, todo el componente del Ministerio Público, de los derechos humanos, la sociedad civil y las ONGs, para lograr al final mejorar ese problema que sufre toda Centroamérica, como lo es el crimen.


Diálogo Centroamericano es producido por el Centro para la Paz y la Reconciliación de la Fundación Arias para la Paz y e1 Progreso Humano con el apoyo de la Fundación Ford.

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