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Last Updated:2/20/01
FARC: Ponencia del lanzamiento del Movimiento Bolivariano, 29 de abril de 2000

Ponencia del lanzamiento del Movimiento Bolivariano (29. 04. 2000)

Colombianos: Desde el 27 de Mayo de 1964 a los integrantes de las FARC-EP, nos han obligado a recorrer innumerables caminos y a combatir en forma de guerra de guerrillas móviles sin vacilación ni desmayo, primero como recurso de resistencia ante la agresión y ahora, en la búsqueda del poder político para construir un nuevo país, democrático, soberano y con justicia social.

Como revolucionarios profundamente comprometidos con las causas del pueblo y concientes que en una confrontación como la actual son los sectores populares los más afectados, una y otra vez hemos golpeado puertas y lanzado propuestas buscando evitarle a Colombia el desangre fratricida, sin que hayamos tenido eco, merced a esa rabiosa arrogancia que caracteriza a la oligarquía de nuestro país, convencida como está, que los colombianos del montón somos gentes sin dignidad, sin criterios, ignorantes, sin ánimo de combate y sin capacidad de conducción.

En Marquetalia, sur del Tolima, hace 35 años y antes de producirse la invasión por parte del ejército oficial, clamamos por el diálogo y los acuerdos, recibiendo como respuesta bombas y metralla por orden de quienes ejercen desde hace 180 años el poder del Régimen y usufructúan la violencia del Estado contra los trabajadores del campo y la ciudad. Es su método tradicional que busca someter y paralizar por medio del terror oficial a quienes ejercen el sagrado derecho de la oposición al sistema.

Jamás lo imaginaron, pero un puñado de valientes encabezados por nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, fue capaz de resumir la rabia y la indignidad padecidas para transformarlas en conciencia, en organización, en lucha, en estrategia precisa y convertirla en propuesta popular y revolucionaria concreta, hasta erigirlas como alternativa de poder.

Así que la guerra de guerrillas revolucionaria existe en Colombia por exclusiva responsabilidad de la oligarquía. La guerrilla revolucionaria no existe en nuestro país porque alguien se la inventó, o por el transplante de la experiencia de otros pueblos del mundo, o por una orden impartida desde los centros del antiguo Campo Socialista. Existe sencillamente porque la rapacidad y la violencia terrorista de la clase en el poder OBLIGÓ al pueblo a desarrollar su inagotable creatividad para protegerse y luego, en el transcurso de la lucha, hacer conciencia que era insuficiente resistir y que lo importante era liquidar de raíz la causas que hicieron posible su propia existencia. Así se forjó, al calor de la lucha, la concepción del combate por el poder político como objetivo concreto y única herramienta efectiva para construir una Nueva Colombia en donde no existan los abismos sociales, económicos y políticos que hoy hunden al país en la más profunda crisis.

Para nosotros, la confrontación militar es solo un medio para la obtención de un fin: la Nueva Patria, democrática, soberana y con justicia social. Si en Colombia se llegasen a abrir nuevos y positivos espacios, nuevas condiciones, un nuevo medioambiente político, económico y social que hicieran inocuo el uso de las armas, seguramente otra sería la perspectiva para la nación.

Pero la realidad es muy terca: luego de infructuosos llamamientos para que buscáramos entre todos las salidas políticas a la crisis nacional, en 1985 protagonizamos papel principal como plataforma de lanzamiento para la conformación del Movimiento UNIÓN PATRIÓTICA, parte sustancial del proceso de Diálogos que para ese entonces desarrollábamos con el gobierno del doctor Belisario Betancur. Fue un esfuerzo importante por jalonar más las posibilidades que se abrían en la búsqueda de senderos civilizados para la solución a la confrontación.

Pero el Estado, los personeros del Régimen Político y el llamado Establecimiento, una vez más se atravesaron criminalmente abortando a través de la guerra sucia y el terror paramilitar, el nacimiento de esa posibilidad. Fueron más de 4000 activistas asesinados con sevicia y cobardía, frustrando miserablemente esa nueva esperanza y confirmando una vez más que en Colombia la búsqueda de soluciones políticas tiene en el Estado su irreductible enemigo.

En 1948 segaron violentamente la vida de Jorge Eliécer Gaitán, en el año 60 la del dirigente campesino Jacobo Prías Alape, luego la de Luis Carlos Galán, la de Jaime Pardo Leal, la de Bernardo Jaramillo, la del senador Manuel Cepeda Vargas y la de miles de dirigentes y cientos de miles de gentes humildes de nuestro pueblo. La historia nacional nos evidencia que esta oligarquía hizo del crimen político su arma fundamental de gobierno para enfrentar a sus adversarios.

La oligarquía, que en palabras de Jorge Eliécer Gaitán es la concentración del poder total en un pequeño grupo que labora para sus propios intereses a espaldas del resto de la comunidad, desarrolla vergonzantemente -porque no lo quiere asumir-, la estrategia paramilitar desde finales de la década de 1940 a través de los pájaros, o chulavitas o simplemente paramilitares que son unidades de las fuerzas armadas oficiales o pagas por ellas y bajo sus órdenes, encargadas de ejecutar los crímenes y las tareas sucias por las que a los altos oficiales les da vergüenza responder. En eso de mandar asesinar civiles desarmados y poner a otros a darse ínfulas, es experta la oligarquía colombiana. Ejemplos sobran, porque luego, cuando ya los sicarios les incomodan, los han mandado a eliminar.

Por eso nadie cree en sus alharacas ni en sus lágrimas de cocodrilo derramadas por la crítica situación de nuestro país. Practican el crimen y la violencia para someter al pueblo a sus políticas neoliberales de darwinismo social, de la sobrevivencia del más fuerte, para acallar la protesta por el desempleo, por los bajos salarios, por el despojo de tierras, por la precariedad de la salud pública, de la educación como un derecho, por la falta de vivienda, lucha que estalla por los cuatro costados de la patria y por toda latinoamérica, estrechando nuestros lazos de hermandad y solidaridad contra el enemigo común: el neoliberalismo que aplasta nuestras ansias de progreso y los sueños de un mejor porvenir.

Ningún patriota acepta, que en su enorme incapacidad, la llamada clase dirigente de nuestro país haya entregado, el manejo de la patria a las políticas imperiales de los Estados Unidos de Norteamérica, a tal punto que son ellos quienes definen nuestros planes de desarrollo económico y social, ellos quienes determinan cuándo, cómo y contra quién deben apuntar las armas oficiales, elaboran las estrategias militares para que nos matemos entre compatriotas regalando armas para que lo hagamos, riegan de mortales bacterias y fungicidas nuestros campos, porque hipócritamente, nos han señalado como peligrosos enemigos de su seguridad nacional.

Todo esto con la anuencia de la clase política dirigente de liberales y conservadores, que convertida en un verdadero cartel de la corrupción, es la responsable directa de la situación que padecemos.

Mientras el Régimen mantiene su posición intransigente de impedir cambios en la composición del poder político, en el crecimiento ilimitado de sus aparatos de guerra, en el acrecentamiento de su estrategia paramilitar, en el atizamiento de más violencia oficial a través de denominado PLAN COLOMBIA verdadero esperpento de la penetración gringa en nuestros asuntos internos, en la delictuosa privatización de las empresas públicas, en su estímulo al antipopular neoliberalismo, nosotros continuamos porfiando en la salida política a la crisis y a la confrontación. Por ello hemos reforzado nuestros equipos humanos en el proceso de diálogos que se adelantan con el gobierno nacional y en el Comité Temático, importante y democrática herramienta que vincula al conjunto de la población con el proceso de paz, por eso hemos propuesto la discusión que pueda conducir a un cese de los fuegos bilateral y por tiempo definido.

Pero también le estamos proponiendo al país, la construcción del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia como instrumento civil, alternativa a los partidos tradicionales, que luche por incorporar a todos los inconformes a la acción por la defensa de sus intereses y por la conquista del poder político para los trabajadores y los sectores democráticos de la nación.

Movimiento, porque será policlasista, en tanto convoca a la unidad de todos quienes deseen combatir a la oligarquía colombiana, por la defensa de la soberanía bacional y a conformar un nuevo gobierno democrático y de profundo contenido popular.

Bolivariano, porque rescata la esencia del pensamiento, la vida y la obra de El Libertador. Porque asimila y hace propio su profundo sentido latinoamericanista que convoca a nuestros pueblos, no a las oligarquías, a unir esfuerzos por construir esa gran nación que pueda enfrentar los grandes retos del futuro en igualdad de condiciones a las potencias contemporáneas. Por su hondo amor a la independencia de nuestros pueblos frente a las potencias imperiales. Por su enorme visión de futuro. Por su comprensión de que solo un poder que surja del pueblo garantiza el futuro de nuestras naciones. Por su grandeza y genialidad en los campos de batalla, por su entrega a la causa de todos y por su total desprendimiento personal que le llevó a sacrificar salud, comodidades y lujos en aras del bien común. Porque la epopeya sintetizada en su vida, resume todas las tradiciones de nuestros ancestros y se proyecta, vigorosa, vigente y luminosa como un faro, en estos tormentosos tiempos que debemos superar.

Estamos proponiendo el resurgimiento de Colombia, bajo una nueva forma de existencia que corresponda a un nuevo contenido en cuanto a nuestra organización social:

Que conforme unas nuevas Fuerzas Armadas de corte Bolivariano, es decir concebidas para defender nuestra soberanía nacional y una fuerza pública, dependiente del poder civil, nacida del pueblo, concebida para su defensa y no para su castigo. Que constituya un poder jurisdiccional, soberano, eficaz, defensor de las mayorías y elegido en sus máximos organismos, democráticamente por los jueces, para evitar la manipulación politiquera como es de común ocurrencia en la actualidad.

Que estos pilares del Estado, definitivamente erradiquen de sus bases conceptuales la doctrina de la SEGURIDAD NACIONAL y se conformen a partir de preceptos universales democráticos enriquecidos con la tradición patriótica de nuestra propia historia que reivindiquen la función social del Estado.

Las prácticas del ejercicio político deben transformarse, cambiando lo que Gaitán llamó las ‘costumbres políticas’ o la pequeña mecánica política para dar paso al ejercicio de una democracia esencialmente directa, en donde las ejecuciones de los administradores de la cosa pública, correspondan estrictamente a la voluntad popular. Construir el Cuarto Poder o Poder Moral a partir del pueblo, para erradicar la corrupción y señalarle derroteros éticos ciertos a los administradores y a la misma sociedad. Hacer de la libertad de prensa una realidad que impida el monopolio y la manipulación. Revocarle el mandato a todos los politiqueros responsables del caos actual y sentar precedentes ejemplarizantes erradiquen la impunidad de las tropelías que se han ejercido desde el poder contra la nación entera. Todo ello en el marco de un reordenamiento territorial liquidador de los feudos medievales y que han hecho de Colombia una caricatura de República Señorial.

El Nuevo Movimiento Político trabajará porque el Estado, así concebido, juegue un papel de primer orden en materia económica, porque es enemigo de la doctrina que deja al libre mercado la determinación de los valores y los precios. Si hace siglos, en el amanecer del modo de producción capitalista ese juego pudo estimular el progreso, hoy en día, en el mundo de las transnacionales y de los oligopolios, esa práctica solo favorece a los poderosos, a los muy poderosos y lleva miseria a los demás mortales. Es por esto, que el Estado debe jugar un papel interventor que engrane la economía del país con la del resto del mundo, que la defienda, que la estimule en sus ramas estratégicas, que sea muy activo en el manejo de la moneda y que por sobre todo aliente todo aquello que sea producción, industria, transformación de naturaleza y materia prima en nuevos productos y que controle aquellos sectores económicos que solo viven del trabajo de los demás.

Un Estado que entienda como una responsabilidad y un deber, sus obligaciones sociales con todos los habitantes del país, claro en la idea que solo una nación con equidad podrá sentar las bases para ser grande y pujante. Y que la salud, la vivienda, la educación y agua potable, son responsabilidades básicas de cualquier Estado que aspire al progreso colectivo y que en el caso colombiano son posibles si sumamos los recursos que se embolsillan los corruptos, las inversiones oficiales en la guerra y las escandalosas ganacias que acumulan las transnacionales en la explotación de nuestros recursos petrolíferos.

Estamos proponiendo la conformación de un nuevo Estado, que luche contra el imperio norteamericano por la defensa de nuestra biodiversidad y contra sus pretensiones de registrar las patentes de nuestras enormes riquezas en este campo. Que enfrente con decisión la conservación del equilibrio ecológico como una responsabilidad histórica con nuestros hijos, nietos y con las nuevas generaciones.

Que luche por la condonación de la impagable deuda externa, cuyas amortizaciones e intereses asfixian nuestras posibilidades de progreso, que zafe a Colombia de las garras de los pactos comerciales que nos impone el gran imperio y defienda sin esguinces la soberanía sobre nuestros recursos naturales.

Que ejecute una política agraria contra el latifundio y los remanentes coloniales existentes en algunos sectores de nuestros campos. Es decir, estamos obligados a realizar en materia agraria, las tareas que esta burguesía de traganíquel, no ejecutó, y que históricamente le correspondían como si aconteció hace muchos años en los países que marchan adelante en su desarrollo.

El Nuevo Estado debe integrar a todos los sectores de la nación, respetando las tradiciones y las particularidades. Estimulará a las comunidades indígenas en sus derechos por la conservación y desarrollo de sus patrimonios, al igual que a las comunidades negras.

El Nuevo Estado, en resumen, debe proporcionarle a Colombia una nueva dimensión nacida de sus riquezas y de la capacidad humana que poseemos.

La lucha del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, se sustenta entonces, en los 10 puntos contenidos en la Plataforma para un Nuevo Gobierno de Reconciliación y Reconstrucción Nacional concebidos como un todo integral e indisoluble. Que reconcilie a la familia colombiana y la unifique en torno al propósito nacional de reconstruirla sobre nuevas bases.

La ejecución de la Plataforma, presupone la existencia de un nuevo gobierno libre vínculos con quienes ya fracasaron en la administración del país y por el contrario, conducida por las fuerzas garantes de su aplicación bajo los criterios del bien común.

El rostro semioculto de El Libertador Simón Bolívar que hace parte de la presidencia de este acto y que descubre su noble y profunda mirada, significa que el nuevo Movimiento Político tendrá un funcionamiento clandestino. La amplitud de los objetivos a conquistar no ocultan los peligros que se ciernen sobre su existencia. No repetiremos la experiencia de la Unión Patriótica en donde la heroicidad de sus integrantes y la generosidad que caracterizó su compromiso, fueron brutalmente abatidas por las Fuerzas Armadas Oficiales en traje de civil, hasta prácticamente hacerla desaparecer.

Así que todos y cada uno de los integrantes del Nuevo Movimiento, tendrá una actividad dentro del sector social donde viva, trabaje o estudie, sin que sea de público conocimiento su pertenencia política. Como todos los bolivarianos, deberá hacer esfuerzos por colocarse al frente de las luchas por las reivindicaciones del pueblo y solo compartirá su secreto con los pocos compañeros que le sean asignados para trabajar. Nadie más será conocedor de su pertenencia bolivariana.

Difícil? Seguramente sí, pero todos debemos recordar que son los enemigos del pueblo quienes han impuesto las condiciones. Si las circunstancias políticas cambian positivamente por la acción popular o el proceso de diálogos avanza significativamente o si crecemos hasta ser mayoría actuante y combativa, analizaremos la conveniencia de nuevas formas de trabajo y de organización.

Pero así, estamos protegiendo la actividad, existencia y desarrollo del Nuevo Movimiento y de todos y cada uno de sus integrantes. Por esta misma razón, en principio, será la dirección de las FARC-Ejército del Pueblo, quien se apersone de su conducción. El pueblo colombiano conoce de nuestra rectitud, nuestro compromiso, combatividad y de nuestro pensamiento y podrá confiar en la voluntad que nos acompaña para contribuirle a la causa popular con esta tarea.

Será el pueblo, en su sabiduría, quien con su lucha saldrá adelante en esta labor de Quijotes que nos hemos trazado, para acortar los días difíciles y trágicos que vivimos, y acercarnos a los umbrales de la nueva patria. Hace 35 años éramos tan solo un puñado de colombianos agredidos por una horda adiestrada y asesorada por los militares gringos: hoy vivimos la alegría y el orgullo de integrar la realidad del Ejército del Pueblo, llamado a ser continuador de la inconclusa obra Bolivariana.

En esta jornada popular a que asistimos recordamos a nuestro inolvidable comandante Jacobo Arenas, que contribuyó decisivamente en la señalización de la ruta que transitamos, así como a todos nuestros compañeros y gentes del pueblo que han caído aportando su grano de arena en la búsqueda de mejores y dignos horizontes para Colombia.

Porque en Colombia las mayorías aún nos indignamos ante las injusticias y tenemos la decisión de no permanecer indiferentes, invitamos a los inconformes; a los trabajadores que forjan el progreso económico y social, víctimas de los bajos salarios, los atropellos y la explotación; a los campesinos, eternos olvidados con cuya sangre se han regado todos los surcos y bosques de nuestra nación; a los desempleados y a los trabajadores de la llamada economía informal; a los estudiantes; a los nuevos profesionales y técnicos que ingresan en el incierto mercado del trabajo; a las mujeres, verdadero ejemplo y aliento en la lucha de los pueblos por la convivencia y la igualdad; a los intelectuales y artistas pues su creatividad y altiva presencia debe volver a ser luz en las jornadas populares; a los periodistas independientes; a los militares patriotas cansados de ser verdugos de sus propios hermanos; a los desplazados por la violencia latifundista, militar y paramilitar que llenan los tugurios de las ciudades o andan errantes; a los habitantes de los barrios marginales y de las comunas; a los danmificados del sistema UPAC y prestatarios de la antigua Caja Agraria víctimas del robo oficial, a los sacerdotes sensibles ante la cruel arrogancia de los poderosos; a los creyentes de todas las religiones porque la libertad de cultos es premisa del respeto por el prójimo; a los indígenas de todas las comunidades pues solo un gobierno de mayorías será garante de sus culturas, de sus milenarias tierras y de su organización; a los negros para alcanzar plenos e iguales derechos; a los luchadores por el respeto a los Derechos Humanos, defensores de Presos Políticos y familiares de desaparecidos; e invitamos especialmente a la juventud, convocamos su histórica rebeldía contra la injusticia, su generosidad con los débiles, su irreverencia creadora porque solo con audacia e imaginación colectiva seremos capaces de abrir los nuevos caminos de la Patria Amable en la que queremos vivir y dejar como herencia a nuestros hijos.

A todos los invitamos a organizar esta nueva herramienta de lucha llamada MOVIMIENTO BOLIVARIANO POR LA NUEVA COLOMBIA para cimentar futuro sobre nuestros históricos valores patrios, para juntar esfuerzos y esperanzas y concluir lo que el Libertador Simón Bolívar empezó y está por terminar: la integración latinoamericana, la independencia nacional y la justicia social.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo colocan al servicio de esta tarea sus armas y combatientes, su influencia, su esfuerzo, experiencia y compromiso irreductible con las luchas populares, por crear una opción política distinta a los partidos tradicionales, capaz de contribuir con eficacia en la conducción del país hacia destinos de igualdad y de soberanía nacional!

VIVA LA NUEVA COLOMBIA !

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