Carta
de Manuel Marulanda de las FARC, 29 de enero de 2000
Carta Abierta
al Señor Presidente de la República
Doctor
Andrés Pastrana Arango.
Señores:
Alto Comisionado para la Paz, negociadores del gobierno y de las FARC-EP.,
temáticos, personalidades de la vida política, industriales,
iglesias, gobernadores, alcaldes, invitados internacionales, sindicalistas,
campesinos y Colombia en general: Reciban un efusivo saludo bolivariano
acompañando de un fuerte apretón de manos y por que el encuentro
de hoy, en los Pozos, sirva como señal de lo que podemos hacer
todos unidos, para encontrar la paz y el bienestar social, cuando hay
voluntad política en la parte oficial; en el entendido que estamos
inaugurando las instalaciones oficiales que servirán de oficinas
especiales para los negociadores y temáticos y así, dar
comienzo en próximos días, al debate sobre los 12 Puntos
de la Agenda Común, en los cuales hay gran expectativa de los colombianos
y la comunidad internacional, interesados en ayudar con sus aportes a
erradicar de raíz los males que han originado el conflicto social
y armado, declarado el 27 de mayo de 1964, por el Estado al pueblo, en
cabeza de los 48 hombres marquetalianos. Siendo hoy lo prioritario para
analizar en la mesa, la búsqueda de la solución inmediata
a la problemática del desempleo en ciudades y campos, en ruina
unos y otros, producido por la quiebra de más de 20 mil empresas,
en diversas ramas de la producción nacional, por la competencia
desleal, producto de la Política Neoliberal de anteriores gobiernos,
la que tendrá que ser modificada por el señor Presidente
Andrés Pastrana, a través de la mesa de negociaciones, para
volver a restablecer las empresas con nuevos criterios en la producción
económica, con desarrollo sostenido, mercadeo planificado nacional
e internacional, garantizando el bienestar social. Los propietarios de
las empresas beneficiadas, en contraprestación deberán comprometerse
a generar empleo con garantías sociales, estabilidad laboral, y
el consumo interno con precios justos y salarios dignos, en las diversas
profesiones, para poder sobrevivir al hambre. En este empeño las
FARC-EP estaremos presentes hasta lograr la solución a corto y
largo plazo para terminar con el desempleo en sus diversas manifestaciones
exigiendo del Estado y los industriales, grandes inversiones en nuevos
frentes de trabajo; en el entendido que es mas rentable invertir para
la paz, que en la guerra como política de Estado, para defender
sus privilegios de clase y someter a los trabajadores a salarios de hambre
y explotación. El Estado y los industriales deberán invertir
en lo inmediato en la solución de los graves problemas sociales:
la salud, la vivienda, la educación, los servicios públicos
etc., para evitar movimientos sociales que por falta de atención
oficial, generen confrontación entre la fuerza pública y
la población civil, víctima de las injusticias sociales;
y para completar el cuadro, después los dirigentes son asesinados
por el paramilitarismo expresión de la Política Oficial
del Estado. La opinión pública y los medios de comunicación
han sido testigos de permanentes visitas de altos funcionarios norteamericanos
a Colombia y de Colombianos encabeza del señor Presidente Andrés
Pastrana, a Estados Unidos, para gestionar una donación de 1.600
millones de dólares, cuya cuantía todavía no sabemos
cómo va ha ser distribuida en los ministerios para "El Plan
Colombia", por no tener información y claridad sobre el particular.
El pueblo con su malicia indígena habla, que la mayor parte va
ha ser invertida en la guerra y de ser así, las FARC-EP nos manifestamos
en desacuerdo con esta ayuda de los Estados Unidos; porque ante todo se
requiere de la ayuda para la inversión social y la paz, y no para
incrementar mas la confrontación con el beneplácito de unos
pocos, directos beneficiarios de la guerra. Por eso estamos haciendo lo
posible y hasta lo imposible, buscando salidas políticas para acabar
con el conflicto social y armado, por medio de las negociaciones en la
mesa. El paramilitarismo de Estado ha sido y sigue siendo uno de los grandes
obstáculos para lograr la paz y la reconciliación nacional,
por los permanentes asesinatos indiscriminados de la población
civil, sindicándola de ser amiga o simpatizante de la guerrilla;
por lo cual exigimos del gobierno nacional, garantías para proteger
la ciudadanía víctima de este flagelo, en cumplimiento del
compromiso adquirido por el Presidente con el Comandante de las FARC-EP,
Manuel Marulanda Vélez, de combatir el paramilitarismo con los
instrumentos del Estado, para poder sentarnos a hablar en medio de la
confrontación armada entre las dos fuerzas: Estado e Insurgencia,
en los 5 municipios despejados de Fuerza Pública. No es posible
que transcurrido mas de un año, el paramilitarismo siga el baño
de sangre contra la población indefensa, sin que el Estado haya
mostrado resultados concretos; antes por el contrario, la actitud asumida
recientemente por el Señor Presidente, cuando veto la Ley que tipificaba
como delitos el genocidio político, la desaparición forzada,
el desplazamiento forzado y la tortura, argumentando "vicios de fondo"
e "inconveniencia para el país", muestra que no es cierto
que el señor Pastrana quiera al igual que sus antecesores Gaviria
y Samper, poner fin a este aberrante y criminal comportamiento de la Fuerza
Publica. Situación que no podrá continuar indefinidamente
para bien de Colombia.
En este aspecto creemos conveniente
que el Señor Presidente de la República, tal como lo señalo
en su discurso de posesión, deberá liderar personalmente
el Proceso de Paz como fundamento filosófico, para evitar malas
interpretaciones e inconvenientes en sus lineamientos políticos,
por parte de algunas personas y autoridades, como es el caso concreto
de los generales Fernando Tapias y Jorge Mora Rangel, cuyas apreciaciones
no expresan la realidad objetiva del país, cuando formulan críticas
y cuestionamientos incausa justificada, contra el proceso paz, emprendido
entre el gobierno y las FARC-EP, cuando los resultados están a
la vista de Colombia y el mundo ahora lo importante es que sobre la mesa
tenemos "La Agenda Común", para analizarla y discutirla
por ambas partes, sobre la base de tener en cuenta los intereses del conjunto
de colombianos, para lograr la Nueva Colombia, con justicia social y soberanía,
con la compresión de la comunidad internacional, para que logremos
el objetivo final: La Paz.
La propuesta de las FARC-EP
a los tres poderes para convertir a Cartagena del Chaira (Caquetá),
en un municipio piloto para la erradicación de la coca, por medios
pacíficos, extensivo a otros municipios al cabo de 5 años
del experimento, con inversión social, con la ayuda de la comunidad
internacional. Hasta el momento no hemos recibido respuesta favorable.
En cambio, el gobierno nacional, con la asesoría y ayuda de Estados
Unidos, sigue fraguando planes de fumigación y la aplicación
de métodos violentos para la erradicación de la coca, sin
inversión social, utilizando la Fuerza Pública; para lo
que invertirán 1.600 millones de dólares, con consecuencias
imprevisibles, prolongando mas las dificultades económicas, tanto
de los campesinos cultivadores de coca como medio de subsistencia, como
de la población colombiana en general.
La concepción política
y estratégica del gobierno en cabeza de los generales para combatir
la guerrilla, con el sofisma de la coca, no es acertada. Al igual que
el análisis por los expertos nacionales y extranjeros sobre el
tema, porque nosotros no dependemos de este elemento. Nosotros podemos
ser atacados por la Fuerza Pública cuando el señor Presidente
lo estime conveniente, por ser una organización alzada en armas
contra el Estado, pero es injusto que lo traten de hacer con la participación
de Estados Unidos, utilizando el calumnioso pretexto, que tenemos vínculos
con el narcotráfico.
La propuesta de las FARC-EP
a los tres poderes para que en sus sesiones ordinarias discutieran y aprobaran
una Ley de Canje, para lograr la liberación de soldados y policías
por guerrilleros presos, no encontró mayor receptividad. En esta
dirección los poderes fueron incapaces de encontrar salidas justas
y adecuadas y esgrimieron argumentos sin validez, de acuerdo con la situación
de confrontación que estamos viviendo hace mas 35 años.
Con argumentos como estos:
que la Ley de Canje permitiría a la insurgencia el Status de Beligerancia
en el campo internacional, sin analizar, que de hecho el conflicto esta
internacionalizado y que el enfrentamiento existe entre dos fuerzas y
por tal motivo, somos atendidos por gobiernos, parlamentos, personalidades
de la vida política y económica de algunos países;
dicen, que nos permitiría comprar armas en el exterior, sin darse
cuenta que sin el Status de Beligerancia las hemos comprado hasta hoy;
que nos permitiría quedarnos con un municipio o parte de un departamento,
cuando nuestro proyecto político-militar, es para gobernar a toda
Colombia, produciendo cambios en las estructuras del Estado y ampliar
la democracia; que los generales no estarían dispuestos a darles
cuartel a los guerrilleros capturados en combate para después canjearlos,
cuando siempre lo han hecho; que las leyes colombianas no contemplan la
figura del Canje, como si las leyes fueran inmodificables y eternas; que
todas sus deliberaciones tienen que ser para la paz, cuando tenemos un
país sumido en guerra; que los guerrilleros están clasificados
en tres categorías por la justicia ordinaria, como: secuestradores,
terroristas y delincuentes comunes, porque desapareció de la constitución
colombiana el delito político en los gobiernos de Gaviria y Samper,
y por ello, no son presos políticos o prisioneros de guerra, sino
tratados como delincuentes comunes; afirman, que las leyes internacionales
impiden liberar terroristas, cuando todo esto son hechos conexos con la
rebelión. Para terminar diciendo que soldados y policías
deberán quedarse olvidados en el cuarto de san alejo y los guerrilleros
en la cárcel de manera indefinida. Desconociendo que la confrontación
política y armada, es una forma de rebelión popular por
el cambio.
.
Por el Secretariado Nacional
de las FARC-EP
Manuel Marulanda Vélez.
Montañas de Colombia,
enero 29 del 2000