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Last Updated:2/22/01
Editorial AUC, 5 de febrero de 2000

EDITORIAL. Febrero 5 de 2000

Por: Carlos Castaño.

DE SAN VICENTE DEL CAGUAN AL MUNDO CAPITALISTA.

El comienzo de los debates sobre el primer punto de la agenda temática relacionado con la economía, sirvió para que de entrada los negociadores de las Farc le exigieran al gobierno cofinanciar con los dineros del herario público, un viaje por los países de Europa con el fin de conocer, y esa fue su justificación, los avanzados modelos de desarrollo económico de esas naciones.

En principio resulta comprensible que quienes se han dedicado durante 40 años a desatar desde el monte, una guerra de expoliación y terrorismo contra el pueblo, desconozcan los avances progresistas de la cultura política Europea e ignoren, en la era de las telecomunicaciones y el Internet, los procesos civilizadores de construcción democrática que le permitieron a esos países alcanzar los altos niveles de desarrollo económico y social que presentan hoy.

Sin duda alguna que los delegados de las Farc a su regreso, tendrán que aceptar que sobre las ruinas en que han dejado un país devastado por el genocidio, el secuestro y los atentados contra el aparato productivo; es improbable la adopción de un modelo de desarrollo del tipo Europeo, mientras persista el temible fuego del accionar de su maquinaria de guerra contra toda la nación. Ningún proyecto de desarrollo socio-económico, por ambicioso que sea, ofrece posibilidades futuras de equidad y justicia social si las guerrillas continúan hostiles a adoptar una visión pragmática y progresista de la historia. La prevalencia de la guerra es incompatible con cualquier esfuerzo creativo de construcción de sociedad.

Llama la atención que la guerrilla de las Farc, quienes justifican su lucha armada en la reacción contra los modelos de lo que ellos denominan explotación capitalista, acudan ahora a visitar complacidos las florecientes economías de los países nórdicos y occidentales y a recoger experiencias de la moderna socialdemocracia Europea, tan ajena al uso de la violencia de las armas para acceder al poder del Estado. Ojalá que éstos apacibles escenarios contribuyan a una reflexión serena sobre la grandeza futura de los destinos de Colombia tan cruelmente castigada por la intolerancia y la insolidaridad, y a asumir una actitud sincera y patriótica de cortar amarras con las utopías marxistas y su legado de violencia y destrucción.

Cual podrá ser la impresión de los Raules, Joaquines, Ivanes, Simones... en un país como Suecia que, sin violencia ni guerras fratricidas, logró conducir a sus habitantes hacia el más alto nivel de calidad de vida, a través de la puesta en marcha de una audaz política de capitalismo social concertado. Acaso no comprenderán que en Colombia la agudización de las situaciones de marginación, miseria y postración de la economía son fundamentalmente consecuencias de la guerra y no causa de la misma. Deben aceptar que después de varias décadas de inútil confrontación civil armada, es posible alcanzar la paz y el bienestar social por los caminos de un proceso de concertación con todas las fuerzas vivas de la nación, tal como ocurrió en Suecia donde existen amplios espacios de participación social en el capital.


No puede ser de buen recibo para la opinión Europea que mientras los delegados de las Farc se pasean impunes e inmunes por sus países; aquí en Colombia centenares de hogares humildes fueron presa, en los últimos días, del alevoso ataque guerrillero a varias poblaciones, entre las cuales figuró el Municipio de Puerto Asís en el Putumayo sacudido por el fuego terrorista de un carro-bomba cargado con cien kilos de explosivos que dejó, en su pavorosa estampida, un apreciable saldo de víctimas inocentes y una enorme estela de destrucción y ruina. No podrá ignorar cualquier desprevenido observador Europeo que la suerte infame de nuestra nación, está ligada a las ejecutorias criminales de los guerrilleros diplomáticos que por estos días visitan sus países.


No obstante lo anterior, consideramos que la presencia de los delegados de las Farc en los países de la cultura democrática Europea, constituye no sólo una buena oportunidad de reflexión y análisis para los dirigentes guerrilleros alejados temporalmente de sus escenarios de guerra, sino, además, una excelente ocasión para que la opinión de la comunidad internacional conozca a quienes por largos años han sido artífices de los dolores y desgracias de nuestra gran nación .

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