Editorial
AUC, 5 de febrero de 2000
EDITORIAL. Febrero
5 de 2000
Por: Carlos Castaño.
DE SAN VICENTE
DEL CAGUAN AL MUNDO CAPITALISTA.
El comienzo de los
debates sobre el primer punto de la agenda temática relacionado
con la economía, sirvió para que de entrada los negociadores
de las Farc le exigieran al gobierno cofinanciar con los dineros del herario
público, un viaje por los países de Europa con el fin de
conocer, y esa fue su justificación, los avanzados modelos de desarrollo
económico de esas naciones.
En principio resulta
comprensible que quienes se han dedicado durante 40 años a desatar
desde el monte, una guerra de expoliación y terrorismo contra el
pueblo, desconozcan los avances progresistas de la cultura política
Europea e ignoren, en la era de las telecomunicaciones y el Internet,
los procesos civilizadores de construcción democrática que
le permitieron a esos países alcanzar los altos niveles de desarrollo
económico y social que presentan hoy.
Sin duda alguna que
los delegados de las Farc a su regreso, tendrán que aceptar que
sobre las ruinas en que han dejado un país devastado por el genocidio,
el secuestro y los atentados contra el aparato productivo; es improbable
la adopción de un modelo de desarrollo del tipo Europeo, mientras
persista el temible fuego del accionar de su maquinaria de guerra contra
toda la nación. Ningún proyecto de desarrollo socio-económico,
por ambicioso que sea, ofrece posibilidades futuras de equidad y justicia
social si las guerrillas continúan hostiles a adoptar una visión
pragmática y progresista de la historia. La prevalencia de la guerra
es incompatible con cualquier esfuerzo creativo de construcción
de sociedad.
Llama la atención
que la guerrilla de las Farc, quienes justifican su lucha armada en la
reacción contra los modelos de lo que ellos denominan explotación
capitalista, acudan ahora a visitar complacidos las florecientes economías
de los países nórdicos y occidentales y a recoger experiencias
de la moderna socialdemocracia Europea, tan ajena al uso de la violencia
de las armas para acceder al poder del Estado. Ojalá que éstos
apacibles escenarios contribuyan a una reflexión serena sobre la
grandeza futura de los destinos de Colombia tan cruelmente castigada por
la intolerancia y la insolidaridad, y a asumir una actitud sincera y patriótica
de cortar amarras con las utopías marxistas y su legado de violencia
y destrucción.
Cual podrá
ser la impresión de los Raules, Joaquines, Ivanes, Simones... en
un país como Suecia que, sin violencia ni guerras fratricidas,
logró conducir a sus habitantes hacia el más alto nivel
de calidad de vida, a través de la puesta en marcha de una audaz
política de capitalismo social concertado. Acaso no comprenderán
que en Colombia la agudización de las situaciones de marginación,
miseria y postración de la economía son fundamentalmente
consecuencias de la guerra y no causa de la misma. Deben aceptar que después
de varias décadas de inútil confrontación civil armada,
es posible alcanzar la paz y el bienestar social por los caminos de un
proceso de concertación con todas las fuerzas vivas de la nación,
tal como ocurrió en Suecia donde existen amplios espacios de participación
social en el capital.
No puede ser de buen recibo para la opinión Europea que mientras
los delegados de las Farc se pasean impunes e inmunes por sus países;
aquí en Colombia centenares de hogares humildes fueron presa, en
los últimos días, del alevoso ataque guerrillero a varias
poblaciones, entre las cuales figuró el Municipio de Puerto Asís
en el Putumayo sacudido por el fuego terrorista de un carro-bomba cargado
con cien kilos de explosivos que dejó, en su pavorosa estampida,
un apreciable saldo de víctimas inocentes y una enorme estela de
destrucción y ruina. No podrá ignorar cualquier desprevenido
observador Europeo que la suerte infame de nuestra nación, está
ligada a las ejecutorias criminales de los guerrilleros diplomáticos
que por estos días visitan sus países.
No obstante lo anterior, consideramos que la presencia de los delegados
de las Farc en los países de la cultura democrática Europea,
constituye no sólo una buena oportunidad de reflexión y
análisis para los dirigentes guerrilleros alejados temporalmente
de sus escenarios de guerra, sino, además, una excelente ocasión
para que la opinión de la comunidad internacional conozca a quienes
por largos años han sido artífices de los dolores y desgracias
de nuestra gran nación .