Letter
from writers and other noted Colombians, January 11, 2002
El
peligro de una ruptura de las negociaciones ha despertado un verdadero plebiscito
nacional e internacional a favor de la paz y de la rectificación
del proceso, y no el entusiasmo bélico que esperaban quienes quieren
hacer la guerra total pero con los hijos ajenos. Esto revela que más
allá de las manipulaciones de la información, y de la dificultad
de comprender todo lo que pasa, hay un país vigilante que anhela
la superación de un orden de injusticias y privilegios, y la llegada
de una paz justa e incluyente.
La rectificación exige, por parte del establecimiento, como lo
ha dicho el diario El Tiempo, asumir por fin cambios que hagan al
país más justo y democrático, y emprender
reformas hace tiempo esperadas. Pero también la guerrilla
debe responder ante esta oportunidad única en la historia de Colombia
para cambiar nuestro destino como nación.
Muchos partidarios
de la negociación creemos que el no haber aclarado el crimen de
los indigenistas norteamericanos; el persistir en el ataque a pequeñas
poblaciones, donde las víctimas no son los grandes poderes que
saquean al país sino humildes policías y soldados tan pertenecientes
al pueblo como las guerrillas y los paramilitares; el secuestro; el emitir
la llamada ley 002 que impone gravosas contribuciones a sectores medios
ahogados por la crisis; el haber separado el proceso en una mesa de negociación
y otra temática, cuando es evidente que lo uno es lo otro; y el
no haber hecho caso inmediato a las recomendaciones del documento de los
Notables, son cosas que no han permitido que la guerrilla sea reconocida
como un factor serio de transformación del país, y como
alternativa de una sociedad verdaderamente humana.
La rectificación
exige confianza entre las partes y cambios reales de actitud. Es el momento
de negociar, y de su patriotismo depende que se abran por fin los horizontes
de Colombia. Señores guerrilleros: crean en la política.
Hay un país dispuesto a escucharlos, las armas no pueden ser los
únicos argumentos, también ustedes pueden formar parte de
la grandeza futura de Colombia.
Que el establecimiento
colombiano comprenda su deber de ser patriótico, de aceptar las
reformas democráticas, de hacer las inversiones que reclaman millones
de colombianos despojados de todo.
Que las guerrillas
asuman su responsabilidad en un proceso verdadero de transformación
y de reconciliación.
Los guerreristas
han sido rechazados, ahora respóndanle ustedes al país del
dolor y de la esperanza.
Firman: William Ospina,
Guillermo González Uribe, Mario Florez, Darío Barberena
, Juan Manuel Ospina, María Elvira Bonilla.
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