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Last Updated:1/12/02
Letter from writers and other noted Colombians, January 11, 2002

El peligro de una ruptura de las negociaciones ha despertado un verdadero plebiscito nacional e internacional a favor de la paz y de la rectificación del proceso, y no el entusiasmo bélico que esperaban quienes quieren hacer la guerra total pero con los hijos ajenos. Esto revela que más allá de las manipulaciones de la información, y de la dificultad de comprender todo lo que pasa, hay un país vigilante que anhela la superación de un orden de injusticias y privilegios, y la llegada de una paz justa e incluyente.


La rectificación exige, por parte del establecimiento, como lo ha dicho el diario El Tiempo, asumir por fin “cambios que hagan al país más justo y democrático”, y “ emprender reformas hace tiempo esperadas”. Pero también la guerrilla debe responder ante esta oportunidad única en la historia de Colombia para cambiar nuestro destino como nación.

Muchos partidarios de la negociación creemos que el no haber aclarado el crimen de los indigenistas norteamericanos; el persistir en el ataque a pequeñas poblaciones, donde las víctimas no son los grandes poderes que saquean al país sino humildes policías y soldados tan pertenecientes al pueblo como las guerrillas y los paramilitares; el secuestro; el emitir la llamada ley 002 que impone gravosas contribuciones a sectores medios ahogados por la crisis; el haber separado el proceso en una mesa de negociación y otra temática, cuando es evidente que lo uno es lo otro; y el no haber hecho caso inmediato a las recomendaciones del documento de los Notables, son cosas que no han permitido que la guerrilla sea reconocida como un factor serio de transformación del país, y como alternativa de una sociedad verdaderamente humana.

La rectificación exige confianza entre las partes y cambios reales de actitud. Es el momento de negociar, y de su patriotismo depende que se abran por fin los horizontes de Colombia. Señores guerrilleros: crean en la política. Hay un país dispuesto a escucharlos, las armas no pueden ser los únicos argumentos, también ustedes pueden formar parte de la grandeza futura de Colombia.

Que el establecimiento colombiano comprenda su deber de ser patriótico, de aceptar las reformas democráticas, de hacer las inversiones que reclaman millones de colombianos despojados de todo.

Que las guerrillas asuman su responsabilidad en un proceso verdadero de transformación y de reconciliación.

Los guerreristas han sido rechazados, ahora respóndanle ustedes al país del dolor y de la esperanza.

Firman: William Ospina, Guillermo González Uribe, Mario Florez, Darío Barberena , Juan Manuel Ospina, María Elvira Bonilla.

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As of January 12, 2002, this document is also available online at http://eltiempo.terra.com.co/12-01-2002/prip155848.html

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