Statement
of President Pastrana, January 14, 2002
Colombianas
y colombianos:
Luego de tres años
de proceso, en octubre del año pasado, las Farc y el Gobierno nacional
reconocieron que no era viable continuar la negociación en medio
del conflicto y que, por lo tanto, debían lograrse acuerdos para
que las discusiones sobre la agenda temática se hicieran en un
ambiente de paz y no en medio de la guerra.
Tal reconocimiento
dio origen al llamado Acuerdo de San Francisco, que consiste en el compromiso
de las partes de discutir, de inmediato y con prioridad, el tema de la
tregua, con cese de fuego y hostilidades.
Esto es: no más
secuestros, no más ataques a las poblaciones, no más extorsiones,
no más pescas milagrosas, no mas destrucción
de la infraestructura nacional. En resumen, la exclusión de la
población civil del conflicto.
Para lograr todo
lo anterior es que hemos hecho este enorme esfuerzo de reactivar el proceso,
sin claudicar hasta el último momento.
Terminar la guerra
es el verdadero anhelo del país y de los colombianos. Ese es el
clamor que las Farc no habían querido escuchar y cuya solución
el Gobierno está exigiendo.
Infortunadamente,
como todos ustedes saben, durante los más de tres meses transcurridos
desde la firma del Acuerdo de San Francisco, las Farc se negaron a negociar
estos temas bajo el pretexto de que no tenían garantías
en la Zona de Distensión.
El gobierno reiteró
a las Farc que los controles a la zona no eran negociables.
Y que el reconocimiento
expreso de las Farc sobre la existencia de garantías en la Zona
de Distensión era indispensable para mantener el proceso de paz.
Le dije al país
que sólo una manifestación pública en ese sentido
podría detener el reloj.
En los últimos
días, el señor James Lemoyne, asesor especial del Secretario
de las Naciones Unidas, y posteriormente el grupo de países facilitadores
les solicitaron al Gobierno autorización para reunrise con las
Farc para realizar el último esfuerzo para salvar el proceso.
Gracias a esta gestión,
hoy puedo anunciar al país que la manifestación solicitada
se ha dado.
Y por tanto, el proceso
de paz continúa. Las Farc, finalmente, han reconocido ante el país
y ante la comunidad internacional la existencia de las garantías
en la zona y han aceptado entrar a negociar, de forma inmediata, los temas
planteados en el Acuerdo de San Francisco, comenzando por el cese del
fuego y de hostilidades y del secuestro.
Los controles de
la Zona de Distensión establecidos por el Gobierno nacional se
mantienen, tal como han venido funcionando desde el comienzo del proceso.
Pero esto no es suficiente.
El proceso sólo se justifica si produce resultados concretos, hechos
de paz tangibles.
Yo sé que
con la sola declaración del día de hoy, ustedes, los colombianos,
no van a recuperar la fe en la palabra y la voluntad de paz de las Farc.
De ellos depende,
con sus actos y responsabilidad, ganar la confianza del pueblo colombiano
en su palabra.
Lo logrado en el
día de hoy no es un triunfo de una parte sobre la otra ni lo reclamo
como tal. Este es el producto de la convicción de la inmensa mayoría
del pueblo colombiano y de la comunidad internacional de que el mejor
camino para acabar este conflicto que desangra a Colombia es el del diálogo
y la negociación, siempre y cuando produzca resultados concretos.
Por supuesto, el
país sabe que, si no se hubiera producido este acuerdo y hubiéramos
tenido que decretar el fin de la Zona de Distensión, lo hubiéramos
hecho sin que nos temblara el pulso para ello.
Nuestras Fuerzas
Armadas demostraron una vez más que estabanlistas para cumplir
su compromiso, y su disposición merece el reconocimiento de todos
los colombianos. Pero mientras haya una oportunidad para la paz, responsablemente,
vamos a tomarla.
El plazo de las 48
horas que estaba corriendo se ha detenido. Ahora tenemos hasta el 20 de
enero, la fecha en que vence la Zona de Distensión. Comienza a
correr el tiempo para llegar a acuerdos que le demuestren al país
que hay una verdadera voluntad de paz por parte de las Farc.
Desde la firma del
Acuerdo de San Francisco hasta el próximo vencimiento de la Zona
de Distensión teníamos más de 100 días.
Infortunadamente,
por causa de la guerrilla, ahora sólo nos quedan seis, pero vamos
a utilizarlos para lograr en ellos la definición de un cronograma
preciso para que en el menor tiempo posible lleguemos a acuerdos destinados
a disminuir la intensidad del conflicto y sacar a la población
civil del mismo, para que termine de una vez por todas el secuestro, la
extorsión y la destrucción de infraestructura.
Para ello he dado
instrucciones precisas al Alto Comisionado para la Paz de comenzar hoy
mismo las reuniones encaminadas a la suscripción de acuerdos que
excluyan a la población civil de los efectos de la violencia.
Queda menos de una
semana para definir si se prorroga o no la Zona de Distensión.
No hemos llegado aún a la meta. Ahora es un momento de definiciones,
como nunca antes en el proceso. Un momento para avanzar con hechos concretos
hacia la paz y la humanización del conflicto.
A todos mis compatriotas,
a las distintas fuerzas políticas y sociales, a la comunidad internacional,
que me expresaron su apoyo y rodearon al Gobierno en estos complejos momentos
de decisión, quiero expresarles mi más sincero agradecimiento.
Que no se equivoquen
las Farc: en estos días todos hemos podido presenciar lo que puede
un país unido por la paz. El país habló claro y como
nunca. Todos los colombianos, sin excepción, sin diferencias, rodeando
las instituciones y siendo solidarios con el Gobierno, hemos dejado claro
a los violentos hasta dónde estamos dispuestos a ir para recuperar
la paz a la que tenemos derecho.
Yo he interpretado
a un pueblo que anhela la paz y este pueblo ha dicho la última
palabra. El país habló. Con este espontáneo plebiscito
nacional a los violentos no les debe quedar duda alguna: Jamás
por las armas podrán entrar al corazón del pueblo.
Quiero hacer un expreso
reconocimiento a la tarea cumplida por el señor James Lemoyne,
por el grupo de países facilitadores, por el señor Nuncio
Apostólico y por monseñor Alberto Giraldo. Colombia agradece
su gestión desinteresada por la paz.
El 7 de diciembre
del año pasado propuse en una carta dirigida a Manuel Marulanda
que estableciéramos un acompañamiento internacional para
verificar y garantizar el cumplimiento de los acuerdos que se firmen y
para asegurar la continuidad del proceso. La gestión adelantada
por la comunidad internacional me permite reiterar una vez más
a las Farc la necesidad de establecer dicho acompañamiento.
Colombianas y colombianos:
Mi compromiso con
ustedes es el de seguir luchando para alcanzar la paz, pero no cualquier
paz, sino la que Colombia merece: una paz digna y justa.
Que Dios los bendiga.
Y que Dios me bendiga. Buenas noches.
As of January 15, 2002,
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