Resolución
del Parlamento Europeo sobre el Plan Colombia y el apoyo al proceso de
paz en Colombia, 1 de febrero de 2001
12.
Plan Colombia B5-0087/2001
Resolución
del Parlamento Europeo sobre el Plan Colombia y el apoyo al proceso de
paz en Colombia
El Parlamento Europeo,
- Vistas sus resoluciones anteriores sobre Colombia, - Vistas las conclusiones
del Consejo de Asuntos Generales de 9 de octubre de 2000, - Vista la declaración
de la Presidencia de la Unión Europea de 25 de octubre de 2000,
A. Considerando que,
a pesar de los esfuerzos concertados de diálogo con la guerrilla
y del proceso de negociaciones de paz, las partes no han logrado hasta
hoy poner fin a un conflicto de más de tres décadas de duración,
B. Recordando que,
en septiembre 1999, la administración Clinton y el Presidente Pastrana
se comprometieron a poner en práctica conjuntamente un "plan
para la paz, la prosperidad y el fortalecimiento del Estado", conocido
como Plan Colombia,
C. Considerando que
el Plan Colombia no ha sido el producto de un proceso de concertación
entre los distintos actores sociales y que la aceptación de la
estrategia para la paz por parte de todas las instituciones del país
sería muy bien acogida y que debe comprender no sólo acciones
para combatir la producción y el tráfico de drogas sino
también una estrategia para la recuperación social y económica,
el fortalecimiento de las instituciones y el desarrollo social, todo lo
cual es necesario apoyar,
D. Considerando que
uno de los objetivos del Plan Colombia es erradicar el narcotráfico
y la expansión de los cultivos ilegales mediante una estrategia
que da prioridad a las fumigaciones aéreas y a la utilización
de agentes biológicos, métodos que provocan el desplazamiento
forzoso de familias y comunidades y afectan gravemente a la rica biodiversidad
colombiana,
E. Considerando la
Declaración del Grupo consultivo y de Apoyo al proceso de Paz en
Colombia (Madrid, 7 de julio de 2000), en la que los participantes manifestaron
su pleno apoyo político al proceso de paz emprendido, y la declaración
de la Unión Europea en la que se pide que el Gobierno colombiano
incremente sus esfuerzos para desmantelar los grupos paramilitares,
F. Considerando la
Declaración del Consejo de Asuntos Generales de 9 de octubre de
2000 por la que la Unión Europea reafirma su apoyo a los esfuerzos
de paz emprendidos y su voluntad de acompañar activamente el proceso
de negociaciones que, en el marco de una consulta de la sociedad civil
y con el acuerdo de todas las partes, deberá conducir a una paz
fundada sobre el respeto de los derechos humanos, el derecho humanitario
y las libertades fundamentales,
G. Considerando que el problema del narcotráfico y de los delitos
con él relacionados requiere un enfoque global basado en los principios
de responsabilidad compartida y de cooperación internacional entre
los países productores y consumidores de drogas, especialmente
con vistas a incrementar la represión del blanqueo de capitales
procedentes del narcotráfico,
H. Considerando la
concertación establecida en la reunión celebrada en Costa
Rica a mediados de octubre pasado y el diálogo cada vez mayor entre
la sociedad civil y los grupos armados; considerando asimismo la reunión
del Grupo de Apoyo al proceso de Paz (Bogotá, 24 y 25 de octubre
de 2000) a la que asistieron representantes de la Comisión y la
Presidencia de la Unión Europea,
I. Considerando que
durante la celebración de las conversaciones de paz se han incrementado
los actos de violencia y terrorismo así como los asesinatos, secuestros
y matanzas dirigidos, en particular, contra la población civil,
y habida cuenta de la impunidad de que disfrutan los autores materiales
de estos crímenes y, sobre todo, quienes dan las órdenes
de cometerlos,
J. Considerando la
reciente visita de la Sra. Mary Robinson a Colombia y el énfasis
que ésta puso en la inadecuación de las medidas represivas
tomadas contra los grupos paramilitares y la impunidad en general; recordando
que no solamente decenas de miles de colombianos, sino también
ciudadanos europeos, como el cooperante español Iñigo Eguiluz,
el belga Daniel Gillard, el italiano Giacomo Turra, la suiza Hildegard
Feldmann y muchos otros, han sido víctimas de crímenes que
han quedado impunes,
1. Reitera su firme
apoyo al proceso de paz iniciado por el Presidente Pastrana e insta a
las partes a perseverar en su esfuerzo a pesar de todas las dificultades;
pide a las FARC que vuelvan a la mesa de diálogo y que prosigan
las negociaciones de paz;
2. Opina que la situación
y el conflicto actuales en Colombia no son sólo de carácter
armado, sino que también tienen una dimensión social y política
cuyo trasfondo es la exclusión económica, política,
cultural y social;
3. Considera que
un mayor grado de militarización de la lucha contra la droga acarrea
el riesgo de una escalada del conflicto en la región, y que las
soluciones militares no pueden conducir a una paz duradera;
4. Advierte que el
Plan Colombia contiene aspectos que son contrarios a las estrategias de
cooperación y proyectos ya comprometidos por la Unión Europea,
y que ponen en peligro sus programas de cooperación; expresa en
particular su preocupación por la situación actual en la
región del Putumayo;
5. Considera que
la Unión Europea debe apoyar aquellos aspectos del proceso de paz
que propugnan el fortalecimiento institucional, el desarrollo alternativo,
la ayuda humanitaria y el desarrollo social, por ser los más acordes
con su estrategia de cooperación;
6. Estima que el
movimiento social, golpeado muy duramente por la represión, las
ONG y las colectividades locales deben desempeñar un papel activo
en el proceso de paz en curso; se felicita por que la función que
desempeñan se haya confirmado especialmente en la reunión
de Costa Rica y entiende que dicha función debe coordinarse con
los esfuerzos que se hagan en la mesa de negociaciones;
7. Considera que
el país no podrá alcanzar una paz duradera a no ser que
se introduzcan profundos cambios en el modelo de distribución de
la riqueza, ya que el origen de muchos de los problemas que se dan en
Colombia radica en el hecho de que los campesinos no poseen la tierra;
8. Señala
la importancia de estimular un verdadero proceso de reforma agraria, para
el cual se utilicen, en particular, las tierras confiscadas a los barones
de la droga y que proporcione alternativas económicas a los campesinos,
e insta por ello al Gobierno colombiano a aplicar políticas de
reforma ambiciosas tendentes a frenar la creciente concentración
de tierras y a mejorar las condiciones sociales;
9. Insiste en que
la intervención de la Unión Europea siga una estrategia
propia, no militarista, que conjugue neutralidad, transparencia, participación
de la sociedad civil y compromisos de los participantes en la mesa de
negociación;
10. Se felicita por
las conclusiones del Consejo de 9 de octubre de 2000, en las que se anuncia
la aplicación de un "programa europeo sustancial de apoyo
socioeconómico institucional al proceso de paz en Colombia, encaminado
a promover y salvaguardar el respeto de los derechos humanos, el derecho
humanitario y las libertades fundamentales, a mejorar las condiciones
de vida de la población local, a fomentar los cultivos de sustitución
y la protección de la biodiversidad, y a acompañar la ejecución
de reformas estructurales en los ámbitos que alimentan el conflicto
armado";
11. Manifiesta su
máxima indignación por las masacres masivas de campesinos
cometidas recientemente por grupos paramilitares en las regiones del Magdalena,
Magdalena Medio, Cauca y Putumayo, así como por las amenazas a
campesinos de la zona de Tumaco, entre otras; opina que la obtención
de resultados significativos en la lucha contra la impunidad y contra
los grupos armados que violan los derechos humanos y el Derecho internacional
humanitario constituye una condición previa para la credibilidad
del Estado de Derecho; anima al Gobierno colombiano a proseguir su combate
contra los grupos paramilitares y a continuar sus esfuerzos para fortalecer
las bases del Estado de Derecho y aplicar, en su totalidad e inmediatamente,
las recomendaciones de las Naciones Unidas sobre derechos humanos;
12. Considera que
la Unión Europea debe comprometerse de forma más decidida
en la protección y financiación de aquellas organizaciones
(especialmente las organizaciones de familiares de víctimas) que
luchan por el esclarecimiento y contra la impunidad de los crímenes
contra la humanidad y por la preservación de la memoria de las
víctimas de dichos crímenes;
13. Acoge con satisfacción
la propuesta de los Comisarios Patten y Nielson de conceder un apoyo sustancial
a los esfuerzos de paz en Colombia, propuesta que se eleva a 105 millones
de euros para el período 2000-2006, e insiste en que, para dar
credibilidad a la intervención de la Unión, las primeras
acciones para contribuir al proceso de paz deben iniciarse lo antes posible
y tener como objetivo fomentar el respeto de los derechos humanos, las
leyes humanitarias y las libertades fundamentales y mejorar las condiciones
de vida de la población local, a través de organizaciones
de la sociedad civil y de movimientos sociales, y teniendo particularmente
en cuenta el desplazamiento forzoso de una parte de la población
rural, en su gran mayoría mujeres y niños;
14. Acoge con satisfacción
la decisión del Consejo de Ministros de verificar cada seis meses
la situación del proceso de paz, el avance en la ejecución
de los programas y el cumplimiento de los compromisos y obligaciones contraídos
por el Gobierno colombiano y por los grupos participantes en las negociaciones
para el fortalecimiento de la paz; pide al Consejo y a la Comisión
que tengan puntualmente informado al respecto al Parlamento;
15. Expresa su convencimiento
de que, en materia de lucha contra los cultivos ilegales, se debe dar
preferencia a las soluciones negociadas y concertadas, la reforma agraria
y los cultivos de sustitución, así como a las acciones penales
contra los traficantes y los blanqueadores de capitales, en detrimento
de las campañas de fumigación; opina, en este sentido, que
la Unión Europea debe hacer lo necesario para que se abandone la
utilización masiva de herbicidas químicos y se impida la
introducción de agentes biológicos como el Fusarium oxysporum,
dados los riesgos que su uso entraña tanto para la salud humana
como para el medio ambiente;
16. Destaca la importancia
de reforzar la cooperación y concertación regionales sobre
la base del principio de la corresponsabilidad internacional, ya que la
experiencia adquirida en la lucha contra los cultivos ilegales demuestra
que con atacar el problema en un solo país lo único que
se consigue es traspasarlo a los países limítrofes;
17. Insiste en la
necesidad de intensificar la cooperación interregional en materia
de control y represión del tráfico de estupefacientes, así
como en la lucha contra el blanqueo de capitales; señala, en este
sentido, que la Unión Europea debería apoyar la solicitud
de Colombia de firmar la Convención de Estrasburgo;
18. Pide al Gobierno
venezolano que coopere con el Gobierno de Colombia a fin de establecer
conjuntamente los mecanismos que permitan resolver los problemas fronterizos
ligados a la lucha contra la producción y tráfico de drogas;
19. Insta al Gobierno
colombiano a que, siguiendo el modelo de las mesas de negociaciones con
las FARC, instaure un espacio de diálogo con los demás grupos
de la guerrilla, a fin de promover los principios de neutralidad y transparencia,
y así obtener el apoyo de los diferentes actores armados a los
programas y proyectos previstos;
20. Insta a todos
los grupos armados a que suscriban un acuerdo humanitario por el que se
comprometan a acabar con los secuestros, a liberar a los rehenes que mantienen
en su poder, a dejar de cometer actos terroristas, reclutar a menores
de edad y atentar contra la población civil, y a concluir un acuerdo
serio de alto el fuego;
21. Reitera su apoyo
a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos y a su iniciativa en favor de la conclusión de un acuerdo
humanitario en Colombia;
22. Encarga a su
Presidenta que transmita la presente resolución al Consejo, a la
Comisión y a los Gobiernos de Colombia, de Venezuela y de los países
mediadores.