ELN
declaration upon peace talks in Havana, January 30, 2002
PONENCIA
EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL DE COLOMBIA
Señores representantes
del:
ESTADO Y GOBIERNO
DE CUBA,
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA,
DISTINGUIDOS DELEGADOS DE LA ONU,
DEL GRUPO DE PAISES AMIGOS,
DEL GOBIERNO DE COLOMBIA,
DE LA COMISION FACILITADORA CIVIL
DELEGADOS Y DELEGADAS DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA A LA CUMBRE POR LA PAZ.
Saludamos con el
mayor entusiasmo y espíritu patriótico de colombianos a
todos los asistentes, hombres y mujeres, a este nuevo ENCUENTRO denominado
CUMBRE POR LA PAZ, fruto del acuerdo entre el gobierno y el Ejército
de Liberación Nacional de Colombia y facilitado por el gobierno
y el pueblo de Cuba.
Las expectativas
que se hizo el país con la propuesta de paz levantada por el ELN
fueron muchas, sobre todo por el peso que tiene en ella la participación
dinámica y activa de la sociedad en todo el curso del proceso.
Pese a los obstáculos y a las trabas logramos persistir y convencer,
hasta que el gobierno firmó acuerdos para que el proceso iniciara
en el área del Sur de Bolívar. Los mecanismos de verificación
y reglamentación también se establecieron, pero el gobierno
no tuvo la grandeza de defender lo acordado e iniciar este proceso que
el ELN traía desde el gobierno anterior. La zona prevista para
la paz se convirtió en zona de guerra, donde militares y paramilitares
midieron sus fuerzas para tratar de aniquilar la comandancia del ELN,
que en sana intención se había convocado en esa zona para
darle altura al proceso y porque el país necesitaba escuchar interlocutores
con autoridad y que le dieran credibilidad al esfuerzo que se hacía.
Al no existir voluntad
gubernamental para sacar adelante el proceso, valía la pena no
dejarlo morir para siempre, por eso propusimos continuar los esfuerzos,
sabiendo que en el tiempo restante sería muy poco lo que se pudiese
hacer. Esa es la razón de la existencia de una agenda de transición
y por lo tanto la limitación que hoy tiene este proceso de paz.
El ELN está
convencido que los actores que buscan la paz y se comprometen con ella
tenemos que entregar resultados tangibles al país y la sociedad
entera y por tanto no podemos continuar ofreciendo falsas expectativas
que más daño acumulará a nuestro futuro. Por eso
queremos señalar hoy que a los grandes males sólo les puede
salvar los grandes remedios.
La paz se ha convertido
en el tema inevitable y permanente en la política colombiana en
los últimos 20 años, cinco gobiernos consecutivos han pasado
y no le ha entregado al país una evaluación seria y profunda
del por qué no fue posible construir un camino hacia la paz.
Este gobierno ya
termina y no puede acontecer lo mismo que en los anteriores. El ELN considera
que no podemos esquivar la responsabilidad de hacer un balance objetivo
y desentrañar los por qué de los desatinos en las políticas
de paz. Si no lo asumimos de esta manera, la bandera de la paz marcha
hacia el desgaste inevitable. Hoy es más urgente la paz, pero tal
vez en otros momentos pasados pudo ser más fácil haberlo
intentado, pues en la actualidad las confianzas continúan deteriorándose
en la medida que los gobiernos no han logrado clarificarse cual es el
camino que está dispuestos a transitar.
Durante más
de 20 años se ha discutido que Colombia vive un conflicto social
y armado, cuyos orígenes y catalizadores son la injusticia social,
la ausencia de una democracia real, la violación sistemática
de los Derechos Humanos, la ausencia de mecanismos de participación
popular, la persecución a la oposición política y
la corrupción entre otros. Todas estas causas son producidas por
la acción estatal, y en eso es al estado y los gobiernos a quienes
les compete responder y no a la insurgencia.
En procesos de paz
anteriores esta temática fue abordada, y los gobiernos pudieron
haber realizado acciones para superar tamañas dolencias de la sociedad,
pero su actitud y práctica fue totalmente contrarias, se pensó
que la desmovilización y el desarme de la insurgencia eran suficientes.
El fondo del problema está aquí, pues el estado tiene todos
los recursos para cambiar la dolorosa realidad de los colombianos, tiene
los instrumentos legales, jurídicos y constitucionales, cuenta
con los medios de comunicación suficientes para construir una conciencia
colectiva que apoye los cambios y un parlamento que puede discutir los
problemas para generar soluciones.
Señalamos
que este es el fondo del problema, pues esa es la razón de lucha
del movimiento guerrillero colombiano, que coincide con otros sectores
que luchan sin armas en Colombia y que son asesinados por que no tienen
la capacidad para defenderse. Por lo tanto señalamos que es necesario
precisar si en el estado existe esa conciencia y se está dispuesto
a trabajar por cambiar esta realidad del país. De no existir esta
voluntad y decisión prácticamente los caminos de la paz
estarían cerrados.
En la actualidad
se continúa creyendo que hay conflicto porque existe la guerrilla,
y por eso se intentan soluciones equivocadas, desde las que consideran
que derrotándola militarmente el problema se resuelve, hasta quienes
consideran que debilitándola militarmente se puede llevarla a la
mesa de negociación para conseguir su claudicación. Estas
posturas han continuado agravando aún más el panorama.
Una evaluación
seria de los procesos de paz requiere esclarecer este primer interrogante:
¿Está dispuesto el estado a asumir los cambios que la sociedad
necesita en los aspectos señalados anteriormente? Sin una respuesta
positiva a este interrogante no hay un camino explícito para intentar
la paz por la vía política. Si la respuesta es positiva
no deben existir temores para plantearnos también los interrogantes
que harían viable su materialización, como por ejemplo:
1. ¿Existe
la voluntad de parte del estado para discutir con la sociedad y la insurgencia
los problemas del país para buscar y formular soluciones que cuenten
con la opinión de las mayorías?
2. ¿Hay la
decisión en el estado para acordar soluciones que durante décadas
los gobiernos han esquivado?
3. ¿Existe
la voluntad estatal para crear los instrumentos que viabilicen las transformaciones
que se acuerden? Por ejemplo una Asamblea Nacional Constituyente que no
se quede en el papel y que sea real su aplicación.
4. ¿Será
posible que se entienda que la crisis que padece la sociedad hace parte
de la crisis del estado y que él mismo esté abierto a considerar
que debe ser replanteado?
5. ¿Habrá
espacio para que existan otras formas de gobernar, donde la insurgencia
o la izquierda puedan ser gobierno, o en los inicios de una solución
negociada sea posible conformar un gobierno de transición integrado
por las partes que negocian y sectores de la sociedad?
No responder con
claridad estos interrogantes básicos es continuar en la superficialidad
de los procesos anteriores y medrando en la mediocridad de discusiones
eminentemente secundarias, o haciendo realidad la consigna de que los
diálogos son simplemente parte de una táctica para ganar
tiempo mientras se consigue derrotar militarmente al adversario.
En este orden de
ideas es que entendemos el transcurrir de los procesos de paz incluido
el actual. La práctica nos ha enseñado que mientras el ELN
se esfuerza por demostrar con hechos su voluntad de paz el gobierno cada
día se hace más esquivo y errático. Se entregaron
más de 100 prisioneros sin ninguna contraprestación y el
gobierno no movió ni un dedo. Se hizo una tregua navideña,
en el diciembre recientemente pasado, y el gobierno y sus fuerzas armadas
lanzaron sendos operativos militares en estrecha cooperación con
los paramilitares contra las áreas del ELN tratando de constreñir
sus territorios, masacrando sin compasión a la población
indefensa, desalojando miles de personas que nada tiene que ver en la
confrontación militar y llegando al extremo de usar, en el Oriente
de Antioquia, la guerra bacteriológica contra combatientes guerrilleros
y pobladores de la región. (1) Como puede acercarse la guerra hacia
la paz, cuando el ELN actúa de manera coherente hacia la paz y
en cambio el gobierno impulsa medidas de guerra.
La paz no puede entenderse
como el negocio en el que yo gano y afecto al contrario, tampoco es el
camino en el que yo no me comprometo y no arriesgo por la patria. Por
eso la tregua unilateral deja enseñanzas muy grandes, pues de no
ser pactada por las dos partes y acordadas las responsabilidades de cada
una, y con los mecanismos de verificación respectivos, no deja
de ser sino una ventaja para quien queda con las manos libres y no se
compromete a responder con la misma altura y dignidad de quien hace un
gesto para la tranquilidad de los colombianos. No creíamos que
nuestros hechos eran un juego para el gobierno y los militares.
La historia de la
humanidad es muy prolija en ejemplos donde señala que las distancia
entre la guerra y la paz siempre es posible acortarlas, y donde la vía
política para resolver las contradicciones es la menos costosa
para las sociedades. Pero cuando es la perfidia la que media entre la
guerra y la paz, los conflictos tenderán siempre a agravarse. Esta
es la tendencia actual del conflicto colombiano. No hace mucho tiempo
que las fuerzas armadas gubernamentales se desprestigiaron al extremo
con las torturas y desapariciones forzadas de dirigentes populares, pero
la reflexión de dicho desprestigio no sirvió para rectificar
el mal, sino para organizar mejor la brutalidad contra el pueblo y crearon
las bandas paramilitares, y de esa manera pretenden lavarse las manos
y salvar responsabilidades, pero lo único que diferencia a militares
y paramilitares es el brazalete distintivo que usan, pues cada uno se
coloca el brazalete de las AUC cuando realizan las masacres, o ambas se
colocan los distintivos del ejército cuando combaten con la guerrilla,
y cuando no pueden camuflarse con los distintivos no se inmutan por lo
que la demás gente pueda ver.
Hoy militares y paramilitares
desarrollan una atroz guerra de extermino contra la población pobre
y desarmada, preguntamos ¿Qué opción tienen estas
gentes que están siendo exterminadas? ¿Dejarse matar? ¿Organizarse
militarmente para librar una guerra contra los ejércitos de los
ricos y los mismos ricos? ¿Quieren acaso que el pueblo se lance
en una guerra despiadada contra sus victimarios? Si esa es la alternativa
quedará abierta la puerta a una guerra civil que no tendrá
retorno. Pareciera que la clase gobernante no tuviese conciencia de la
gravedad de lo que está aconteciendo.
La seriedad de la
participación de la comunidad internacional ha sido destacada,
y es quizá por ella que este proceso no ha muerto, y por eso nos
atrevemos a formularle una propuesta, que confiamos sea recibida de manera
positiva. Hemos señalado en múltiples oportunidades y en
infinidad de escenarios que existe una sola estrategia militar, donde
los paramilitares obedecen a una política de estado, pero no se
nos ha creído, y el estado tampoco ha sido serio para asumir su
responsabilidad en la gestación y fortalecimiento del paramilitarismo.
En gracia a la discusión aceptamos que no se nos crea, pero proponemos
que se conforme una comisión internacional para que vaya a todos
los escenarios donde se libran los combates para que vean con sus propios
ojos como actúan de la mano militares y paramilitares, estamos
dispuestos a llevar a dicha comisión a las veredas, corregimientos,
cabeceras municipales y ciudades para mostrarles como conviven juntos
y que son una misma cosa, y desde luego a entregarles toda la información
para que la verifiquen sobre el terreno. Si se quiere salvar a Colombia
hay que tener el valor de enfrentar los verdaderos problemas.
¿Qué
esperamos de esta cumbre por la paz? Es nuestro deseo que examinemos los
interrogantes esenciales que planteamos, y que desentrañemos la
posibilidad real de un camino de paz. Junto a lo anterior queremos presentarles
a Uds. Y al país las siguientes propuestas:
1. A los candidatos
presidenciales que tienen una voluntad sincera de paz les proponemos trabajar
por un diseño de una política de estado para la paz y que
discutamos la manera para que el próximo gobierno facilite los
escenarios necesarios para el diálogo pactados con el actual gobierno
y a los cuales se negó cumplir.
2. Proponemos que
el congreso en pleno reciba una delegación de dos miembros de la
Dirección Nacional del ELN (los Comandantes Francisco Galán
y Felipe Torres), para que adelante un debate sobre el proceso de paz
con ELN, que este debate formule alternativas que pueda desarrollarlas
el próximo parlamento. Es necesario que el actual parlamento legisle
para la paz, en ese sentido que haga una tregua legislativa y suspenda
el curso de los proyectos legislativos que afectan el interés social
como el proyecto de transferencias, la reforma laboral y la reforma pensional
entre otros, mientras se permite democratizar la discusión y donde
se tenga en cuenta la opinión de los afectados.
3. Se amerita generar
un clima de paz, donde la población más desprotegida pueda
tener un alivio a su existencia, por eso proponemos que el gobierno actual
y el venidero se comprometan, mientras cursan los diálogos, a reducir
los traumatismos que genera la aplicación de la política
neoliberal.
4. Le proponemos
al gobierno y parlamento de los Estados Unidos que actúen en la
misma dirección que lo hace el conjunto de la comunidad internacional
que nos ha acompañado en este proceso de paz, y que en vez de agenciar
e incrementar la guerra, fortalezca las iniciativas de paz. Sería
una contribución a ella si los dineros y recursos del llamado Plan
Colombia se destinasen a resolver los graves problemas sociales que sustentan
el conflicto colombiano.
5. Por la importancia
que tiene para Colombia y el mundo el fenómeno del narcotráfico,
le proponemos al gobierno y parlamento estadounidense realizar un foro
internacional para intercambiar opiniones sobre el tema, que ayude a construir
políticas que superen las tradicionales medidas represivas, que
en vez de resolver el problema lo agrava cada día más. Invitamos
a que no se le tenga miedo a la idea de legalizar la cocaína, considerando
que este es un problema de salud pública y no de guerra; que es
un asunto de responsabilidad compartida tanto para los países productores
como consumidores y que la razón de sus extraordinarias utilidades
se debe que es un negocio clandestino.
6. La generalización
de la guerra y la agudización del conflicto inevitablemente afecta
el ritmo de desarrollo económico y su futuro se encuentra seriamente
comprometido, por tanto proponemos a los gremios económicos que
también hagan suyos los interrogantes que hemos formulado. El camino
de la paz es más atractivo y saludable para todos, en ese sentido
al país hay que decirle hasta donde los empresarios están
de acuerdo en democratizar la economía, que sería el verdadero
puntal para la paz, o si por el contrario están por la vía
de seguir agenciando la violencia militar y paramilitar.
7. Para el ELN, al
igual que para todos los colombianos la paz es una sola, por eso proponemos
trabajar para que los procesos de paz confluyan en uno solo.
8. Mientras la paz
llega no podemos permanecer indolentes al drama que viven los millones
de desplazados que deja este conflicto, por eso proponemos constituir
de manera urgente una comisión, con el apoyo de la comunidad internacional
para construir soluciones justas para quienes padecen el abandono, la
persecución y la marginación.
Para terminar queremos
invitar a que nos acompañen al desarrollo de los Foros Temáticos
acordados en la Agenda de Transición, esa será una excelente
oportunidad para que el país conozca las propuestas que desde la
sociedad, el Estado y el ELN, venimos desarrollando, en función
de lo que puede ser la construcción de políticas de manera
participativa y donde las conclusiones de dichos Foros y las Recomendaciones
que de allí salgan sirvan de guías e iniciativas para el
futuro escenario más amplio y democrático de la Convención
Nacional.
Comando Central
EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL
ELN - COLOMBIA
Enero de 2002
As of February 6, 2002,
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