Discurso
de Horacio Serpa en reunión con los negociadores de las FARC y
el gobierno Colombiano, 14 de febrero de 2002
Creo
que para que esta reunión sea provechosa debemos ser supremamente
claros y supremamente sinceros, es el aporte que pretendo darle al interés
de Colombia que es el de la convivencia, al interés de los colombianos
que es de la equidad social.
En primer término
quiero señalar que está ausente el Jefe de las Farc, el
señor Marulanda. Me parece que esa ausencia en nada contribuye
al propósito de darle credibilidad a la lucha por la paz, a los
esfuerzos por encontrar la convivencia nacional. Siempre que se invitó
antes a los actores de la cosa política a deliberar aquí
en Los Pozos estuvo presente el Jefe de las Farc. Esa circunstancia me
parece que hay que manifestarla y dejarla bien sentada. Otra cosa, que
seguro a ustedes les parece que es insustancial, pero en la cual se fija
mucho la gente; es que, cuando en el año 99, en el mes de enero,
comenzaron las conversaciones, lo que quedó grabado en el ánimo
y en la inteligencia de la gente fue la ausencia del señor Marulanda
y la presencia de los voceros de las Farc con ametralladoras. Esa es una
situación que se advierte también en esta mesa, no porque
yo piense que se van utilizar aquí las armas ni mucho menos, sino
porque le resta mucha credibilidad realmente, lo digo con la mayor franqueza.
Estar conversando sobre entendimiento sobre un propósito de paz
con unas personas que tienen sobre sus piernas los fusiles es una paradoja
que creo de mucha conveniencia dejar establecida.
Ahora, aquí
lo que hay que hacer es abandonar la retórica; además de
ser sinceros tenemos que ser supremamente realistas. El país está
confundido por el pacto de Caquetania, por el Pacto de San Francisco,
por la exposición de los Notables, etc. Lo que está sintiendo
el pueblo colombiano es que hay masacres, que hay muertos, que hay explosiones,
que se mueren los niños, en fin, que hay una tragedia terrible
en el campo de orden público unida a la tragedia social tan grande
que esta afectando la vida nacional.
Me parece que nos
corresponde abrirle el corazón a las circunstancias que tienen
que ver con el proceso. Yo quiero hacerlo, por el lado positivo, yo he
venido es con el propósito de cooperar para que mi Patria tenga
convivencia, para que mi Patria pueda restablecer unos parámetros
de concordia que se han perdido absolutamente y que, tal como están
las cosas, va a ser supremamente difícil recuperarlos. Yo quiero
reafirmar mis convicciones democráticas, mis convicciones a propósito
de los derechos humanos, de la lucha contra la desigualdad. Es más,
ahora que hablo del pacto de Caquetania yo sigo muy convencido de que
esos cuatro puntos a los que se refiere el Pacto de Caquetania son importantes
para sentar las bases que nos permitan sacar adelante un propósito
real de convivencia, de entendimiento, de paz.
Primero, Solución
Política del Conflicto: Yo sigo pensando que es la única
salida que tiene el país, la solución política negociada
del conflicto armado. Yo estoy en esa posición.
En segundo término,
yo estoy con las reformas sociales, yo pienso que en este país
hay muchas injusticias, muchas iniquidades. Ustedes en sus planteamientos
hacen unas aseveraciones en las que hay un gran contenido. El propósito
general de todos los colombianos tiene que ir dirigido a lograr ese objetivo.
A mi me parece, como
también quedó consignado en el pacto de Caquetania, que
el paramilitarismo es una expresión perversa, ilegal, armada que
está ocasionando muchísimo daño a la vida de los
colombianos y son un factor de preocupación y un factor adicional
de violencia. Es una situación contra la cual también tenemos
que estar los Demócratas de este país.
Y un cuarto elemento,
al cual no le han parado bolas las Farc, al cual yo me referido en todas
y en cada una de las reuniones del denominado Frente Común cuando
se convoca en la Presidencia de la República. Es el concurso de
la gente, es la participación popular, es la presencia de quienes
realmente están pagando el pato de esta guerra.
Les estaba comentando
qué poca atención se le presta en esta mesa de negociación
a la opinión pública, a la gente. No habrá nunca
un proceso de paz exitoso, sino cuenta con el apoyo ciudadano. Lo he reiterado
en las oportunidades en que he venido a hablar en esta mesa de negociación,
por invitación del Gobierno y de las Farc. Lo he comentado permanentemente
en las reuniones que hemos hechos del Frente Común, es un aspecto
sobre el cual han ocurrido las peores catástrofes, porque nadie
cree en el proceso.
Estaba empezando
a comentarles que el proceso no goza de la más mínima credibilidad
en el país, es una situación que merece un especialícimo
cuidado. Nadie, ningún sector de la comunidad, ni arriba, ni abajo
ni en el medio, nadie cree porque hablamos de paz permanentemente, pero
también permanentemente se hace violencia, se atropella a los ciudadanos,
se cometen los secuestros, se hacen asesinatos, en fin.
Entonces, hoy la
credibilidad del proceso es francamente cero. Se han desaprovechado las
oportunidades a partir de las cuales se generan unas sinergias, unas esperanzas,
que duran escasamente 24 horas y que luego se tornan en frustración.
Primero, lo que pasó
entre el 14 y el 20 de enero, allí hubo unos planteamientos; se
dijo que se iba a acoger el comentario de los Notables que había
la mejor intención, inmediatamente siguieron las pescas milagrosas,
siguieron las bombas, los secuestros, la arrogancia por parte de las Farc
y se vino abajo el ánimo de los colombianos; volvió a subir
el ánimo con ocasión del día 20, en esas 48 horas
tan tensionantes que ocurrieron, y, finalmente, hubo un acuerdo que muchos
en el país creímos, yo lo creí sinceramente. Yo dije:
Es la primera vez que se asumen comportamientos de gran importancia para
buscar la paz.
Primero, se acepta
la presencia de la comunidad internacional, se tiene un valor muy bien
entendido en esta clase de situaciones. En segundo lugar se va a hablar
de secuestro, se ha establecido un cronograma, se va a mirar como se disminuye
el conflicto y se señaló la fecha del 7 de abril para ver
la forma de señalar cómo es que se hace el cese de hostilidades,
el cese del fuego, etc. Y el país quedó aliviado en el entendido
de que a partir de esa fecha iba a cambiar la situación en el país
y la situación en el proceso de paz.
Pero no cambió
nada. Al contrario, en cambio de disminuirse la violencia, que es lo perverso
de este proceso, así ha sido a lo largo de estos tres años,
la violencia aumentó, los voceros de las Farc salieron a decir
que no habían hecho ningún pacto de cese al fuego. Eso es
cierto, pero aquí hay 44 millones de colombianos que tienen sentimientos,
que tienen intereses, que están sin empleo, que desean vivamente
encontrar un espacio para sacar adelante sus propios reconocimientos su
propio estatus de vida. Esos 44 millones de colombianos pensaron que se
iba a presentar una diferencia sustancial, definida en la disminución
del conflicto. Eso no ocurrió. Entonces la gente se enervó,
la gente está supremamente indignada y con razón una porción
de esta gente está, además, intimidada. Las circunstancias
las estamos viendo en las encuestas de opinión: más del
50% de los colombianos están pidiendo la guerra total, nadie cree
en las bondades de este proceso. Lo que tenemos ad portas es una verdadera,
una catástrofe enorme para este país. Por eso vine yo a
esta reunión: para decir que lo que se avecina es supremamente
traumático. Yo lo hago sobre la base de que evidentemente en esta
mesa se habla, por sobre todo, del interés de los colombianos.
Y es la circunstancia
a la que quiero referirme. En el mes de septiembre del año pasado
quise venir aquí a la zona del Caguán a expresar unas opiniones,
venir en paz, venir desde luego con unos argumentos con unas exposiciones
con el propósito de colaborar de ser constructivo. Desde luego,
con el fin de hacer unas críticas, porque se trata de eso. Ustedes
también están haciendo unas críticas y ahora pretendo
hacer una reflexión sobre ese particular. No se me dejó
llegar en una actitud que yo califiqué de torpeza de las Farc y
yo quiero repetirlo aquí, porque fue la forma de, en un ambiente
en donde se dice que estamos todos luchando por la democracia, cerrarle
la opinión a un sector de la comunidad colombiana que quería
hacer conocer, desde entonces, las fragilidades del proceso.
Vamos para la guerra
total, vamos para la guerra total. Ustedes dirán y lo dicen permanentemente,
"claro, es culpa de la oligarquía, eso es culpa de la injusticia,
eso es culpa de la explotación, eso es culpa del Partido Liberal,
eso es culpa del Partido Conservador, eso es culpa de todos los gobiernos,
eso es culpa de los candidatos presidenciales ".
Pero, yo pienso que
hay que examinar más detenidamente el discurso, porque ya la gente
no está comiendo cuento. Es cierto que hay falencias enormes en
nuestra sociedad, yo estoy de acuerdo en eso, es cierto que hay muchos
responsables de esta enorme situación que estamos sufriendo. Yo
desde la primera vez que vine para contestarle una argumentación
bastante fuerte de Raúl Reyes, dije que habría el momento
de hacer los debates históricos sobre ese particular y los liberales
y los demócratas estamos en disposición de hacerlo. Ese
es un aspecto en el cual tenemos que trabajar todos los colombianos, de
cualquier condición política, en el propósito de
encontrar unas instancias que nos permitan a todos vivir en convivencia,
pero hay que asumir también, por parte de ustedes, un comportamiento
que haga viable una situación de esta naturaleza.
Ustedes se refieren
aquí al paramilitarismo del Estado. Saben que es público,
lo he reiterado mil veces, ha sido mi comportamiento siempre, yo no estoy
con el paramilitarismo, yo estoy contra el paramilitarismo. Repito que
el paramilitarismo me parece una expresión perversa que para nada
lucha por la dmocracia del pueblo colombiano.
Les estaba haciendo
referencia a las propuestas de las Farc para la disminución de
intensidad del conflicto y al argumentar, a propósito de la necesidad
de una doctrina de seguridad democrática. Hacía referencias
al fenómeno del paramilitarismo y al rechazarlo decía, lo
dije también en esta misma mesa hace un año, que muchas
personas propician el paramilitarismo en el país, lo financian,
lo estimulan, lo aplauden, consideran que es un remedio efectivo para
acabar con las actividades que viene cumpliendo la guerrilla en Colombia.
Decía también que ustedes, la guerrilla, auspician el paramilitarismo
no hay duda, sobre eso no se pueden seguir engañando. En primer
término uno ve que el paramilitarismo es una fuerza que ha tomado
un vigor extraordinario por todas estas circunstancias, además
porque se financian también con el narcotráfico; cada asesinato,
cada secuestro, cada extorsión que comete las Farc, que comete
el Eln, que comete cualquier agrupación guerrillera o aún
la delincuencia común incrementa el paramilitarismo. Ese puede
ser un pretexto o una forma de actuar de algunos, pero lo cierto es que
mucha gente acude a incrementar esa expresión del paramilitarismo,
a financiarlo y a dar lugar a que sigan creciendo las fuerzas de Castaño
y las otras fuerzas paramilitares sobre la base de la actividad que cumple
la guerrilla.
Ustedes anotan aquí
una frase que voy a leer textualmente:
"El paramilitarismo
provoca asesinatos selectivos, masacres, desplazamientos forzados, desalojos,
expropiación y repoblación con bandas de paramilitares de
tierras rurales y urbanas de los desalojados, amenazas contra los dirigentes
de organizaciones populares, desapariciones, sobornos, exilios, narcotráfico,
inmovilidad de las fuerzas sociales que propugnan por cambios democráticos
y terror generalizado".
Eso es cierto, eso
lo hace el paramilitarismo, pero ustedes hacen exactamente lo mismo, ustedes
también hacen masacres, provocan desplazamientos, asesinatos selectivos,
desalojos, expropiaciones, exilios, narcotráfico. Eso es cierto.
Las Farc se alimentan
económicamente de la actividad de vigilancia que cumplen en algunas
zonas del país sobre los cultivos ilícitos y aún
hay afirmaciones de que han avanzado en otros estadios de la actividad
del narcotráfico. Entonces, esa circunstancia tiene que autoanalizarse
porque el país la está estudiando, el país la está
analizando, por eso el rechazo del país a este proceso y a las
pretensiones de lograr la paz, por eso cada vez que algún colombiano
habla de paz, cada vez uno mismo habla de paz la gente lo rechaza y en
eso hay un sentimiento que tiene muy claras explicaciones, que yo no me
atrevo a calificar de desmedidas. Eso es cierto.
Ustedes hablan aquí
en este capítulo de la reducción del gasto militar, ¿Quién
va a hablar en estos momentos de la reducción del gasto militar?
Frente a esta embestida de violencia tan tremenda que están haciendo
las Farc, entonces uno tiene que ponerle sindéresis a la lucha
por la paz, yo pienso que esa es una circunstancia evidente.
Antonio Losada hablaba
de los derechos humanos, cierto. Aquí se violan los derechos humanos
y es una vergüenza. Aquí hay una catástrofe humanitaria
tremenda en este país, es cierto, aquí hay que descriminalizar
la protesta social. Es cierto, a la Unión Patriótica la
desmantelaron a balazos también en una actitud y en un comportamiento
de desenfreno y de maledicencia y de criminalidad absoluta y eso pues
no puede volver a ocurrir en este país. Pero ustedes también
lesionan los derechos humanos, esa es una circunstancia evidente, es una
circunstancia cierta, es una situación que es palpable, que se
conoce en el país, que ya la conocen en el nivel de lo internacional.
Hablaba Simón
Trinidad de los desastres del neoliberalismo. Estoy de acuerdo, hay que
sepultar el neoliberalismo, hay que aplicar unas teorías que tengan
un fundamento social. El mercado como parámetro para establecer
las relaciones económicas y sociales en Colombia es un absurdo,
nosotros somos un país en donde el Estado tiene que cumplir una
tarea fundamental y se ha desmantelado el campo, y se ha venido abajo
la economía, y se ha propiciado el desempleo, y hay la quiebra
de la pequeña y de la mediana industria y tenemos una economía
en recesión.
Pero convengan ustedes
en que la violencia es causa propiciatoria también de esta situación.
Mientras no se pueda invertir en Colombia, nuestra economía va
a estar en una muy mala situación, mientras sigan los secuestros
contra los empresarios, mientras se sigan destruyendo los bienes públicos,
destruir las torres de energía, que le ha costado sangre, sudor
y lágrimas al país y al pueblo para construirlas, destruir
el puente del Alcaraván, etc. Eso es una cosa increíble,
pretender atentar contra el acueducto de la ciudad de Bogotá, para
dejar sin agua a 7 millones de colombianos o hacer lo que hizo la guerrilla
del Eln, según la afirmación de los medios de comunicación,
con el acueducto de Pailitas, pues eso es una desgracia supremamente grande.
Por supuesto que el Estado tiene que cumplir una actividad de protección
de los derechos, de asegurarle la vida a todos los colombianos. El Estado
no puede permitir que nadie en sus filas atente contra el interés
de ningún colombiano. Sobre ese particular hay mucho por hacer,
y en ese aspecto sus afirmaciones tienen un importante valor, pero hay
que examinar también las circunstancias que tienen que ver con
los temas a los que estoy haciendo referencia.
La suspensión
de la extradición de nacionales es un tema que, seguramente, va
volver a debatirse en el país, pero no hay que olvidar que ésta
es una circunstancia que esta atada al asunto del narcotráfico.
El narcotráfico está devastando a Colombia. El narcotráfico
es una actividad perversa que está lesionando enormemente la vida
colombiana y como se trata de decir la verdad, lo cierto es que este conflicto
que tenemos no sería tan grande ni tan fuerte. Seguramente, ya
se habría podido superar sobre bases mucho más altruistas
sino fuera porque las fuerzas que están alzadas en armas contra
el Estado o que están asumiendo un comportamiento ilegal se están
financiando también con actividades del narcotráfico. Eso
es evidente, eso es cierto, eso hay que analizarlo, aquí lo que
se necesita es que todos pongamos las cartas sobre la mesa. El establecimiento
también, los políticos también, tenemos muchísimo
que corregir, yo pienso que hay que hacerlo, pero es una actitud que corresponde
hacer a todos.
La corrupción.
Sí, hay corrupción. Hay que luchar contra los corruptos
y hay que encarcelarlos y hay que asumir un comportamiento serio y fuerte
contra los políticos de cualquier partido, contra quienes desde
la empresa privada también hacen corrupción, contra quienes
se quedan con los dineros del Estado, pero ustedes también se quedan
con dineros del Estado. Yo he escuchado a muchos alcaldes y a muchos concejales
de este país que me hablan de las convocatorias que les hacen o
los paramilitares o las Farc o el Eln para que distraigan parte de su
presupuesto en el sostenimiento de las actividades subversivas. Eso también
es corrupción. Ese es un comportamiento que también lesiona
el interés de los colombianos. Porque, cuando un político
se roba una plata se deja de hacer una escuela, pues también cuando
las Farc se queda con una plata del Estado, se deja de hacer otra escuela
y esa es una situación que hay que analizar.
Ustedes comentan
circunstancias relacionadas con el Plan Colombia y claro ahí hay
mucho para trabajar. Yo siempre he sostenido que se necesita el componente
de lo social, pero vuelvo a manifestarles lo que les comenté antes,
lo que tiene que ver con la cuestión militar y el comportamiento
de la fuerza pública está relacionado directamente con la
intensidad del conflicto, con las estrategias que en el campo de la guerra
se vienen cumpliendo por parte de quienes están en contra de lo
institucional. Es que lo perverso de esta guerra es que en la medida en
que una de las partes que esta interviniendo en ella se hace más
fuerte y la otra tiene que conseguir más dinero para comprar más
armamento y, en fin, ésta es una situación de nunca acabar
como no sea cuando se acabe el país. ¿Eso es lo que queremos,
que se acabe el país? Yo pienso que no, yo pienso que todos los
colombianos queremos es que Colombia sea una Patria en la cual podamos
vivir mejor.
Ustedes plantean
con mucha razón por ejemplo lo de los medios de comunicación.
Yo también tengo severas observaciones sobre los medios de comunicación.
Yo no estoy de acuerdo con que los medios de comunicación queden
en manos de dos grandes grupos económicos. A mí me parece
que esa es una situación que lesiona la expresión democrática.
Ahí hay mucho por hacer como lo que tiene que ver con la parte
económica y con la parte social que ustedes plantean. Incluso,
cuando hablan del subsidio para los desempleados, estoy de acuerdo. Ahí
hay una situación absolutamente deplorable. El Estado tiene que
asumir un comportamiento. Yo comparto la inquietud del seguro de desempleo,
pero bastante del planteamiento que se hace en materia de la solución.
También hay que decir otra gran verdad: la mejor medida contra
el desempleo es hacer la paz. Ahora que viene la guerra atroz, que viene
la guerra sin cuartel, que viene la guerra total ¿Qué es
lo que va a pasar? Que se va a desmantelar totalmente la economía,
que se va a dejar de producir, que no va a llegar una sola inversión
extranjera, que los capitalistas extranjeros se van a ir, ¿Quiénes
pagan el pato? Los pobres, la clase media porque van a perder sus empleos.
La sola circunstancia del anuncio de tregua, de que la guerrilla colombiana
va a suspender las actividades bélicas, que no habrá asaltos,
que no van a suceder secuestros, que no habrá extorsiones, todo
lo que se acaba de mencionar, eso le da un oxígeno enorme a nuestra
economía, eso es lo que propicia el mejor de los subsidios para
los desempleados, que es la oportunidad para trabajar.
¿Por qué
yo digo esto? Porque quiero sencillamente decir que hay fragilidades por
fuera de lo que se esta discutiendo en esta mesa. Si yo reitero, hay muchísimas
fragilidades y hay pésimos comportamientos en los partidos y en
la política y hay iniquidad y hay privilegios y hay falta de solidaridad
y hay sectores supremamente egoístas en este país. Todo
eso tiene que mejorarse para encontrar la paz, yo lo entiendo, pero tenemos
que empezar por alguna parte. No podemos seguir en este círculo
vicioso de que hay guerrilla porque hay iniquidad, pero hay iniquidad
y se acrecienta porque hay guerrilla, entonces rompámoslo buscando
una posibilidad de entendimiento, buscando unas perspectivas de avenimiento
nacional que eviten esta guerra atroz. Yo si quiero hacer un llamado muy
grande a todos los que están en esta mesa, al Gobierno también,
porque aquí ha habido un genocidio social del cual hay que fijar
unas responsabilidades al Gobierno del Presidente Pastrana, porque aunque
durante su gobierno no se creó la pobreza, ni la desigualdad, según
sus propios informes de la semana anterior, esto se ha acrecentado por
no sé cuantas veces.
Entonces hay que
asumir unas actitudes, hay que asumir unos comportamientos y la posibilidad
es ahora. Esto ya no se puede aplazar más, siempre hemos dicho
hay que hacer un esfuerzo adicional, pues ahora si hay que jugarse los
restos, todos, yo no me vengo a exculpar, yo sé que mi partido
también tiene que hacer rectificaciones, yo sé que la clase
política tiene que hacer enormes rectificaciones y la clase empresarial
y este gobierno y los anteriores gobiernos, tampoco quiero decir que este
es el único gobierno responsable, es que hemos venido acumulando
una serie de factores que imponen una rectificación general y hay
la oportunidad.
Aquí se ha
hablado del 7 de abril. Nadie piensa en el 7 de abril, tal vez los que
estamos en esta mesa no más, pero podemos conseguir que el país
examine cuál es la perspectiva de la guerra. Ustedes son las personas
que desde luego sé que no le tienen miedo a la guerra, están
en la guerra, pero yo me pregunto, yo hago cavilaciones. Las Farc, o quienes
están en la guerra, tienen una manera muy particular de ver la
guerra, ustedes están aquí en la inmensidad de la selva,
tienen que confrontar a los paramilitares y al ejército, y muchos
de los que están militando en las filas pierden la vida y lo mismo
pasa en el ejército. Pero hay un sector que es el más vulnerable
de todos, que es la gente, la gente siente también los rigores
de la guerra. Este rechazo tremendo al proceso, éste rechazo a
los que estamos de alguna manera vinculados a la solución política
del conflicto se debe a que la gente esta sintiendo en su estómago
y en su bolsillo los avatares de la guerra y eso que la guerra total multiplica
por no sé cuántos números esta desgracia que tenemos
ahora. La gente está desesperada, la gente está atemorizada,
la gente piensa, equivocadamente, que es el momento de definir al costo
que fuere una situación, y el costo es la destrucción de
Colombia.
Estoy supremamente
convencido de que ésta sí es la última oportunidad,
la oportunidad de aprovechar la presencia de los países amigos,
es importante aprovechar la presencia de la iglesia, es importante aprovechar
la presencia de las Naciones Unidas, hay muchos sectores de Colombia que
aún están pensando en la paz, pero esos sectores se pueden
también perder en el proceso y hay que trabajar entonces en la
reducción del conflicto. A mí me parece que hay que asumir
unos comportamientos a título de un acuerdo humanitario, que hay
que suspender los secuestros. Eso no se puede mantener así.
¿Qué
pasa con la gente que esta secuestrada? Ahí hay unos militares
y unos policías, ahí están unos parlamentarios, unos
ex gobernadores, hay una cantidad enorme de empresarios. Hay que asumir
una actitud y un comportamiento que le brinde un respaldo a la ciudadanía,
porque todo el mundo le perdió el respeto a este proceso y empieza
a entronizarse el tema de la "Guerra Total".
Yo pienso que lo
que todos tenemos que hacer, pero las Farc también tiene que hacerlo,
es asumir un cambio de actitud. De lo contrario, este proceso no va a
ninguna parte. Yo pienso que las Farc tiene una obligación muy
importante y señalarle al país, poder convencer al país
de que sí quieren evidentemente la paz. La gente no cree, uno tampoco
cree ya, yo pienso que hay que tener entonces una actitud diferente, un
esfuerzo desesperado por lograr eso. Y en segundo lugar, el gobierno tiene
que conquistar otra vez el país para los propósitos de la
reconciliación, para los propósitos de la solución
política. Yo soy de las personas que quiere estar en ese contingente,
que quiere estar al lado de esa lucha. Yo sigo pensando en las bondades
de la solución política, pero no en este proceso, que no
ofrece ninguna solución, que no ofrece ningún resultado,
esto tiene que recibir ya una inyección de confianza que sólo
se consigue con ese cambio de actitud al cual yo hago referencia, al cual
hizo referencia también el Gobierno. No se pueden seguir tomando
las poblaciones, no es posible que se siga un proceso de paz, sin empezar
la negociación. Este proceso de paz lleva tres años y no
ha empezado a negociar absolutamente nada, entonces eso hay que examinarlo
detenidamente.
Y hay otra situación
que la digo ya para terminar y es que aquí se esta jugando la continuidad
del proceso. Si de verdad estamos casados con la solución política
tenemos que propugnar por la continuidad del proceso. Aquí están
conmigo muy importantes aspirantes a la Presidencia de la República,
hay otros que no están aquí, cada quien tiene una opinión
particular. Yo respeto todas. Hay unas que me dan miedo, porque es la
invitación a la guerra, a la guerra total, a la guerra desastrosa.
Yo me voy a oponer resueltamente, a cualquier costo, a ese comportamiento
porque es una agresión notable contra los intereses del país.
Yo aspiro a la Presidencia
de la República y yo, siendo Presidente de la República,
a este proceso así como está no le daría continuidad.
Lo digo con toda franqueza. Me la he jugado con el proceso, costos políticos
enormes. No importa, pienso en el país. Pero me parece absolutamente
inconveniente meter al nuevo Gobierno en este proceso "escachalandrado",
en este proceso que no tiene ninguna perspectiva, pero hay la oportunidad.
Yo voy a esperar
el 7 de abril al lado de la gente, de los que creen en mí en las
calles para asumir un comportamiento. Pero digo así como está
este proceso no sirve ni puede tener continuidad. Yo pienso que se necesita
ese cambio de actitud.
Ahora, yo voy a gobernar
con una doctrina de seguridad democrática, de fuerza democrática.
Cuando yo hablo de la solución política del conflicto no
renuncio a que el Estado tenga que confrontarlos a ustedes y que tenga
que confrontar a los paramilitares. Eso corresponde no solamente al cumplimiento
de un deber, sino a lo que está señalado en la propia Constitución
Nacional. Pero si yo recibo un proceso de paz con perspectivas de futuro,
yo me la juego al lado de la solución política del conflicto
y yo soy capaz de convencer al país de la importancia de respaldarlo
y de seguir contando con el apoyo de la iglesia católica colombiana
y de convencer a las otras iglesias para que se metan también en
este proceso y de convencer a la comunidad internacional y a los Estados
Unidos y de buscar que los empresarios también se casen con un
proceso que ofrezcan perspectivas.
A mí me parece
que eso vale la pena, que eso justifica realmente una acción del
Gobierno.
Ahora, si eso no
ocurre yo lo dije desde el otro día en el Puente de Boyacá,
yo sé que como es una situación de esta naturaleza. Nunca
voy a abandonar la lucha por lo social, con ustedes o sin ustedes yo voy
a hacer la lucha por lo social. Si la guerrilla no quiere vincularse a
un procedimiento de paz, el país tiene que seguir, el país
no se puede hundir. Ustedes van a tener en mí a un adversario que
va a utilizar la fuerza pública para combatirlos hasta derrotarlos,
porque ese es el cumplimiento del deber. Yo no quiero un holocausto en
este país, yo lo que quiero es tener la oportunidad de evitar la
guerra total, voy a luchar fuertemente contra eso, voy a luchar también
fuertemente contra el paramilitarismo, voy a luchar contra el narcotráfico,
voy a ver de qué manera corregimos las actuaciones que hasta el
momento son unas falencias que pesan grandemente sobre lo que se denomina
el establecimiento, pero yo si quiero pedirles a ustedes, a las Farc y
al gobierno, miren queda poco tiempo, no metamos al país en el
holocausto de la guerra, eso no le sirve a nadie. Ustedes en las Farc
tienen que entender cuál es el sentimiento de la gente, ustedes
tienen que haberlo percibido, no sigan poniéndose en contra de
la realidad de Colombia, después la Colombia destruida, la Colombia
marginada, el holocausto de Colombia no va servir para nadie.
Esas son las circunstancias
que yo quería anotar.
As of March 12, 2002,
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