Statement
by Attorney-General John Ashcroft on indictment of Colombian paramilitaries,
September 24, 2002
Hoy el Departamento
de Justicia está presentando acusación de cargos por tráfico
de más de 17 toneladas de cocaína a Estados Unidos y Europa,
desde 1997, contra líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC). Las AUC son un grupo de paramilitares colombianos y figuran en
la lista de Organizaciones Terroristas Internacionales del Departamento
de Estado.
En la acusación
se formulan cinco cargos por narcotráfico contra el cabecilla de
las AUC, Carlos Castaño y otros dos miembros. Se incluyen los nombres
del comandante militar, Salvatore Mancuso, y de Juan Carlos Sierra Ramírez.
Estados Unidos ha solicitado a la República de Colombia la extradición
de los tres acusados. Colombia es uno de nuestros más cercanos
aliados internacionales en la ejecución de la ley. Los acusados
enfrentarán sentencias hasta de cadena perpetua si son hallados
culpables de todos los cargos.
El 16 de septiembre
el periódico The Washington Post informó que Carlos Castaño
había dicho que "iría y se sometería a la justicia
de Estados Unidos" si Estados Unidos le formulaba acusación.
Le hacemos un llamado a Carlos Castaño para que cumpla su palabra
y se someta a las autoridades estadounidenses.
La acusación
contra estos jefes de las AUC señala, una vez más, la convergencia
de dos de las prioridades del Departamento de Estado: la prevención
del terrorismo y la reducción del uso de drogas ilícitas.
Los cargos se formulan después de la acusación hecha en
marzo a algunos de los miembros de las FARC, un grupo guerrillero que
también figura en la lista de Organizaciones Terroristas Internacionales
del Departamento de Estado. La acusación de hoy formula cargos
contra los cabecillas de las AUC no por su lucha antiguerrillera contra
las FARC que proclaman es su objetivo, sino por ser delincuentes, violentos
narcotraficantes que envenenan a nuestros ciudadanos y son una amenaza
para nuestra seguridad nacional.
Según la acusación,
Carlos Castaño dirigió las actividades de producción
y distribución de cocaína en regiones de Colombia controladas
por las AUC, incluyendo la protección de los laboratorios de procesamiento
de coca, el establecimiento de controles de calidad y de precios para
la cocaína, así como la organización y protección
de los embarques de cocaína, tanto dentro como fuera de Colombia.
Castaño y los demás acusados, usaban la violencia, la fuerza
y la intimidación para mantener la autoridad sobre las actividades
del tráfico de cocaína. Por ejemplo, la acusación
afirma que Castaño se valía del secuestro y las amenazas,
y que Salvatore Mancuso fue el causante del brutal asesinato de otro narcotraficante
colombiano en represalia por no haber pagado una deuda relacionada con
la droga.
Quiero agradecer
al director de la DEA, Asa Hutchinson, a Michael Chertoff, jefe de la
división criminal del Departamento de Justicia, y a John Varrone,
comisionado auxiliar para Investigaciones del Servicio de Aduana de Estados
Unidos. Todos ellos están aquí conmigo hoy, y les agradezco
su excelente liderazgo. La acusación de hoy es la culminación
de dos años y medio de investigación dirigida por la Administración
para Control de Drogas, en cooperación con la Sección de
Narcóticos y Drogas Peligrosas del Departamento de Estado.
Quiero hacerle un
reconocimiento al Servicio de Aduanas y al Servicio de Guardacostas de
Estados Unidos por su colaboración. También quiero agradecer
a nuestros compañeros de ejecución de la ley extranjeros,
entre ellos los Carabineros de Chile, la Guardia Civil de España,
la Policía Judicial de Portugal, el Servicio de Guardacostas de
los Países Bajos y otras agencias en Martinica.
En particular, en
nuestros esfuerzos para llevar a los narcotraficantes ante la justicia,
la cooperación de las autoridades colombianas ha sido de valor
incalculable. Desde 1997, ha habido más de 50 extradiciones de
nacionales colombianos hacia Estados Unidos. Quiero, sobre todo, agradecer
a los oficiales de la Policía Nacional de Colombia por sus incansables
esfuerzos en esta investigación. El apoyo diario de la Policía
Nacional para nuestros agentes y fiscales fue esencial para el éxito
de este caso y de otros contra los narcotraficantes que amenazan a nuestro
Hemisferio. Permítanme también un momento para reconocer
el liderazgo y el compromiso del presidente colombiano, Alvaro Uribe,
por proceder enérgicamente contra los narcotraficantes y terroristas
dondequiera que ellos se encuentren.
Los hombres acusados
son responsables de la venta de una de las drogas más peligrosas
y adictivas: la cocaína. La cocaína, incluyendo el crac,
es la droga más frecuentemente mencionada en 14 de las 20 ciudades
de la Red de Advertencia sobre Abuso de Drogas. Además, el 50%
de los casos relacionados con drogas que fueron atendidos en urgencias
hospitalarias entre 1999 y 2000, fueron causados por la cocaína.
Hoy vemos más
claro que nunca la interdependencia que existe entre el terrorismo que
amenaza a los estadounidenses y las drogas que amenazan el potencial estadounidense.
Como la acusación de hoy nos recuerda, la anarquía que produce
terrorismo también es tierra fértil para el narcotráfico
que mantiene al terrorismo. Rendirse a cualquiera de estas amenazas es
rendirse a ambas.
El Departamento de
Justicia esta comprometido a triunfar en la lucha contra el abuso de las
drogas y el terrorismo, y a proteger la libertad y la dignidad humana
que tanto el abuso de las drogas como el terrorismo tratan de destruir.
Gracias.
Washington, D.C.
24 de septiembre de 2002
As of October 2, 2002,
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