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Last Updated:1/3/03
Testimonio de Paul Simons, Secretario de Estado Adjunto (E) para Asuntos de Narcóticos y Ejecución de la Ley, Ante la Comisión de Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes de EE.UU., 12 de diciembre de 2002

Paul E. Simons
Secretario de Estado Adjunto (E) para Asuntos de Narcóticos y Ejecución de la Ley
Ante la Comisión de Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes de EE.UU.


Sr. Presidente y miembros de la Comisión, gracias por esta oportunidad para reunirme con ustedes hoy y hablar sobre la estrategia estadounidense de la heroína en Colombia.

Los programas antinarcóticos de Estados Unidos con Colombia representan una respuesta a uno de los desafíos más importantes que enfrentamos hoy. Los temas planteados por la producción colombiana y la importación estadounidense de drogas ilícitas tienen un efecto directo sobre el bienestar de los ciudadanos de Estados Unidos, la supervivencia de una Colombia democrática, y la estabilidad de la región andina al relacionarse con la lucha contra la amenaza dual de la industria del narcotráfico y el terrorismo. Los grupos terroristas colombianos no cuentan con el respaldo popular; derivan su fortaleza de una terrible alianza entre el terror y la industria ilegal de las drogas. Sus arcas se encuentran llenas en gran medida por usuarios de heroína y cocaína de Estados Unidos y Europa.

Para Colombia, el enfrentamiento de los peligros entrelazados del contranarcótico y el terrorismo respaldado por las drogas, es un elemento vital en la gran iniciativa del Presidente Uribe para fortalecer el imperio de la ley, construir una economía más sana y estable, e inculcar mayor respeto por los derechos humanos.


Heroína

Reconocemos el considerable apoyo que el Congreso le ha dado a la Administración en la lucha contra el flagelo de las drogas. Algunos miembros del Congreso han expresado su preocupación porque las políticas y los programas antinarcóticos de Estados Unidos en Colombia no reconocen los peligros ni tampoco dedican los recursos suficientes para atacar la producción de heroína y los cultivos de la amapola de opio.

De hecho, reconocemos el creciente crecimiento e impacto que tiene la heroína colombiana en Estados Unidos. Las cifras del Gobierno de Estados Unidos sobre los cultivos documentan un alarmante incremento en los cultivos de la amapola de opio en Colombia durante los últimos años: aumentando casi un 62%, de 4.050 hectáreas en 1998 a aproximadamente 6.540 hectáreas en el 2001.

Mientras el cálculo del cultivo de la amapola para 2001 y el potencial de las 4,3 toneladas métricas que representa, da cuenta de sólo el 4% de la posible producción mundial de heroína, ello se traduce en el 22% y el 33% de las 13 a 18 toneladas métricas aproximadas de heroína que se consumen anualmente en Estados Unidos.

La lucha contra la heroína y otras drogas es una campaña coordinada y multifacética que incluye la interceptación, la erradicación y el desarrollo alternativo, así como la ejecución de la ley.


Interceptación

Nuestra ayuda financiera y técnica a Colombia en los últimos años bajo el Plan Colombia, está incrementando las capacidades de Colombia para interceptar la heroína en sus fases de producción y distribución. Durante el año fiscal 2002, le presupuestamos directamente a la Policía Nacional US$26 millones en recursos proporcionados por la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL por su sigla en inglés) para la interceptación y se financiaron más de US$84 millones en programas generales de la Policía Nacional (aviación y construcción) que incluían apoyo a la interceptación. Una porción notable de los US$104 millones en recursos provenientes de la INL durante el año fiscal 2002, dedicados a respaldar los programas antinarcóticos militares colombianos, se empleó en la interceptación (especialmente la financiación de la Brigada Móvil Antinarcóticos y las operaciones marítimas y fluviales) y el respaldo de los esfuerzos de interceptación. La INL también respalda el proyecto de interceptación aeroportuaria de la DEA (para incrementar la detección y captura de drogas y traficantes que usan transporte aéreo) con US$1.5 millones en recursos del año fiscal 2002 y US$1,75 millones sugeridos para la financiación del año fiscal 2003. Además, en el año fiscal 2002, dedicamos US$46.5 millones para fomentar el imperio de la ley y respaldar las instituciones democráticas.

Al reflexionar sobre el valor de las actividades de interceptación, Colombia ha decomisado más de 670 kilos de heroína y morfina en 2002, (comparado con los 796 kilos en 2001); porcentaje significativo de la producción total posible.


Erradicación aérea

No hemos ignorado los cultivos de amapola. De hecho, nos encontramos en la segunda fase, la más agresiva del programa de aspersión de este año, empleando cuatro aeronaves T-65 en el suroccidente del país. Hasta la fecha en 2002, se han erradicado 3.263 hectáreas de amapola, y se espera alcanzar la meta de 5.000 hectáreas de amapola para finales del año. Este es un incremento significativo sobre las 1.846 hectáreas erradicadas el año pasado.

Nos damos cuenta de que las cifras de erradicación en 2001 son bastante inferiores a las 8.843 hectáreas erradicadas en 2000. Sin embargo, en 2001, los programas de aspersión se vieron afectados por varias limitaciones: insuficiencia de aeronaves; inadecuado número de aeronaves de seguridad; falta de pilotos; diversas interrupciones en el flujo de capital y las malas condiciones climatológicas. Igualmente, la erradicación de la amapola necesita más recursos por hectárea y el riesgo es mayor (debido al terreno, las misiones operacionales y el clima). A la luz de todo lo anterior, la prioridad de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos era atacar la coca.

Igualmente, me complace informarles que con el respaldo del Congreso y con considerable esfuerzo y trabajo, en especial durante este último año, se incrementó en forma significativa la capacidad base del programa de aspersión. Contamos con una flotilla de aeronaves capaz de realizar serios programas de erradicación, tanto de los cultivos de coca como de amapola.

Cabe añadir la adición en 2002 de tres Air-Tractor AT-802 a nuestra flotilla y la próxima entrega de cinco AT-802 adicionales durante la primera mitad de 2003. Estas aeronaves, con gran capacidad de carga, cuentan con un eficiente desplazamiento para la aspersión de la coca o la amapola. Inicialmente, planeamos emplear los Air-Tractor en la aspersión de la coca, liberando así a los T-65. Planeamos dedicar nuestra flota de los T-65 principalmente para la aspersión de amapola en 2003.

Nuestro inventario actual incluye (tanto para los programas de coca como de amapola):


10 OV-10 Bronco
4 T-65 Turbo Thrush
3 AT-802 Air-Tractor
2 T-65 adicionales para febrero (reparados y de vuelta al servicio)
5 AT-802 adicionales (en enero, febrero, mayo y junio)
Igualmente importante, contamos con suficientes helicópteros de reconocimiento y seguridad para dar apoyo a las misiones de aspersión así como para el uso en interceptación y apoyo aéreo. Hasta este año, no se contaba con suficientes bienes en el país (en especial capaces de operar en las áreas montañosas donde se cultiva la amapola) para un programa amplio de erradicación.

Actualmente contamos con nueve pilotos entrenados en los Air-Tractor. Este entrenamiento incluye vuelo de montaña intensivo, lo que significa que estos versátiles pilotos pueden erradicar coca o amapola. Seis pilotos adicionales se están entrenando en Nuevo México y se graduarán en febrero. Otro piloto quedará entrenado para el 30 de abril. Todo esto significa que nuestro contingente completo de 16 pilotos para AT-802, calificados para áreas montañosas, estará entrenado y listo a tiempo para el envío de las aeronaves AT-802 adicionales a Colombia.

Con estas mejoras, planeamos alcanzar la meta de erradicación de 5.000 hectáreas de amapola para 2002; un incremento del 170% sobre 2001. Para 2003, el objetivo es erradicar el remanente de la amapola colombiana (hasta 10.000 hectáreas) así como el de la coca colombiana (hasta 20.000 hectáreas). Para alcanzar estas metas, será esencial obtener una completa financiación de nuestra solicitud para el año fiscal 2003 para Colombia.

Como lo señala correctamente en su testimonio la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca (ONDCP por su sigla en inglés), enfocarse en los cultivos de la amapola es una propuesta compleja y costosa, y es importante resaltar las dificultades que enfrentamos en la erradicación de la amapola. La amapola crece en campos recónditos y dispersos ubicados en montañas escarpadas y cubiertas por espesas nubes, defendidos por grupos de las FARC o paramilitares. El reconocimiento y la aspersión de los cultivos de amapola son actividades de alto riesgo, como se comprobó en el trágico accidente (por mal tiempo) de un helicóptero de la Policía Nacional el 23 de octubre. Cuatro personas murieron a bordo de esta misión de reconocimiento de rutina. Las aeronaves de erradicación también se han visto atacadas desde tierra, incluyendo tres el mismo día a finales de noviembre. Por los mismos factores (campos pequeños y recónditos, ubicaciones dispersas, terreno montañosos, mal tiempo y áreas de cultivo lejos de zonas cocaleras) la erradicación de amapola requiere aproximadamente tres veces el gasto de recursos por hectárea que la erradicación de coca.

Para garantizar que el beneficio obtenido por estas erradicaciones sea permanente, la USAID continúa creando programas de desarrollo alternativo del Plan Colombia en las áreas de cultivos de amapola. Estos programas se enfocan en cuatro actividades principales: el fortalecimiento de las instituciones privadas, públicas, nacionales y regionales; la expansión de una infraestructura rural; el incremento de oportunidades económicas lícitas y el mejoramiento del manejo de los recursos naturales. Desde que la USAID inició su programa en 1999, ha firmado acuerdos con asociaciones campesinas en áreas de cultivos de amapola, dando como resultado el cultivo de 2.124 hectáreas de cultivos lícitos y beneficiando a 3.357 familias. La USAID apoya programas alternos para la generación de ingresos como: el cultivo de café gourmet; frutas y hortalizas de clima frío; ganadería para producción lechera y cárnica, así como el desarrollo de infraestructura en departamentos predominantemente amapoleros. La USAID continuará con sus programas de desarrollo alternativo en áreas amapoleras, y planea establecer 765 hectáreas adicionales de cultivos lícitos y ayudar a 2.350 familias adicionales en el año venidero.


Mayor apoyo colombiano

Por último, desearía tratar lo que es quizás el elemento más positivo de nuestra política de drogas y programas en Colombia. Como saben, en agosto, el Presidente Uribe asumió la presidencia, trayendo consigo una visión audaz de cómo resolver los problemas que agobian a Colombia, junto con una voluntad política y el respaldo público para lograrlo. En los primeros cuatro meses de su administración, ya ha empezado a obrar con determinación y decisión:


Aún antes de asumir el poder, Uribe reconoció la necesidad de un plan claro y viable para lograr sus objetivos ambiciosos, y se dedicó a la labor de crear una Estrategia Nacional de Seguridad. Aunque aún no ha sido publicada oficialmente, y como se lo hemos informado al Congreso, el borrador de la Estrategia Nacional de Seguridad incluye garantías para mejorar los recursos de seguridad, emprender una campaña global antinarcóticos, mejorar la protección de los derechos humanos, continuar con la financiación de los programas sociales y humanitarios, y realizar un esfuerzo determinante para cortar del todo los lazos militares con los paramilitares. El Presidente Uribe le escribió al Presidente Bush informándole que Colombia emprende el compromiso de la Estrategia de Seguridad para garantizar la efectividad de los esfuerzos conjuntos con Estados Unidos, y alcanzar metas comunes en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

En repetidas ocasiones, el Presidente Uribe ha hecho énfasis público sobre su compromiso personal por una guerra total contra la industria colombiana de la droga, en todos los frentes. Trabaja estrechamente con la Misión Diplomática de Estados Unidos en Colombia para ampliar el programa de erradicación, mejorar las capacidades de las fuerzas antinarcóticos, mejorar la efectividad y el cubrimiento de la interceptación y mejorar los programas de desarrollo alternativo. Su Administración ya ha dado asistencia directa en áreas específicas, incluyendo la aceleración de la adquisición y el empleo de nuevas aeronaves y helicópteros de erradicación. Esto permitió al programa de erradicación realizar una de las campañas de aspersión más intensas y efectivas en el segundo semestre de 2002; una fuerte iniciativa que es el primer esfuerzo continuo de erradicación aérea a gran escala en Colombia. En la actualidad, esta campaña está atacando la coca en los departamentos de Putumayo y Caquetá (erradicando desde el 1° de diciembre más de 65.500 hectáreas) y (a partir del 1° de noviembre en esta campaña) la amapola en los departamentos de Cauca y Nariño (erradicando más de 1.500 hectáreas desde el 1° de diciembre en esta campaña).

El Presidente Uribe también reconoció que otro elemento fundamental para la solución de los problemas de Colombia es la necesidad de restablecer la seguridad en todo el sector rural del país, donde la tradicional falta de presencia del gobierno central le ha permitido a las FARC, a los grupos paramilitares y a las organizaciones de narcotraficantes tener vía libre para hacer de las suyas. La nueva administración ha empezado a ejecutar planes para restablecer, en forma sistemática, la presencia del Estado y de los organismos de seguridad en todo el país. Este esfuerzo tiene un impacto directo y a largo plazo sobre nuestra estrategia antinarcóticos. Es el primer paso hacia una cultura de derecho más desarrollada en los sectores marginados donde se cultivan la coca y la amapola; una cultura diseñada para desalentar la participación en las actividades ilícitas. Además, la seguridad y la estabilidad públicas son necesarias para crear una economía autosuficiente y desarrollada que proporcione alternativas viables y lícitas a los cultivos ilícitos, perm,itiéndole a la gente medios de vida.
Creemos que el compromiso de la Administración Uribe representa una oportunidad única para nuestros dos países de lograr un progreso serio, importante y permanente en nuestra lucha contra la droga, y por ende, el terrorismo respaldado por las ganancias de la droga . Durante los cuatro meses que el Presidente Uribe ha estado en el poder, hemos visto una cooperación sin precedentes y el mayor apoyo a nuestros programas y políticas antinarcóticos. Igualmente nos damos cuenta de que el Presidente Uribe, en su compromiso resuelto, está tomando un gran riesgo político y personal.

Estados Unidos debe cumplir con sus compromisos en su lucha contra la heroína y la cocaína en Colombia. Conocemos al enemigo y sabemos lo que tenemos que hacer. Contamos con elementos en el país para llevar a cabo la labor, y en Colombia contamos con un liderazgo efectivo y fuerte dispuesto a cumplir su parte. Para lograr nuestros objetivos, será esencial obtener la financiación total de nuestra solicitud de presupuesto del año fiscal 2003 para la Iniciativa Andina Antinarcóticos (US$731 millones).

Washington, D.C.
12 de diciembre de 2002

As of January 3, 2003, this document was also available online at http://usembassy.state.gov/posts/co1/wwwsps01.shtml

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