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Last Updated:4/2/03
Speech by U.S. Ambassador to Colombia Anne Patterson, Bogotá, March 6, 2003
Palabras de la Embajadora Anne W. Patterson
ante el Centro de Estudios Colombianos

Hotel Tequendama
Bogotá, D.C.
jueves, 6 de marzo de 2003

Doctor Alfonso García Gutiérrez, Presidente del Centro de Estudios Colombianos; doctor Horacio Gómez Aristizábal, Vice-presidente; doctor Gilberto Caicedo Arcila, Secretario General; señor Luis Ortiz Monasterio, Embajador de México; señor Milton Echeverry, Ministro Consejero de la Embajada de Costa Rica; colegas del cuerpo diplomático; socios del Centro de Estudios Colombianos; amigos e invitados:

Es un gran placer estar aquí con tan distinguidos líderes colombianos. Les agradezco su invitación.

Me han pedido que hable hoy sobre temas de gran relevancia y en particular de gran importancia para nuestros dos países: el flagelo del terrorismo, el Plan Colombia, y la relación entre nuestros dos países. Al compartir con ustedes mis ideas sobre estos temas, es importante tener en cuenta que el contexto en que vivimos actualmente y en el cual enfrentamos la amenaza terrorista ha cambiado. Los grupos terroristas se desenvuelven con mayor destreza y se aprovechan de las ventajas tecnológicas con mayor eficiencia.

Aquí en Colombia la injusticia del terrorismo ha sido especialmente trágica. Los grupos terroristas, alimentados por los ingresos del narcotráfico, han perpetrado actos abominables contra personajes políticos y militares y contra la población civil. En el Club El Nogal, 400 libras de nitrato de amonio, petróleo y dinamita, asesinaron a 32 personas, incluyendo a seis menores, e hirieron a por lo menos 162 personas. El mes pasado en Neiva, otra poderosa bomba acabó con una casa que estaba allanando la Policía, matando a 16 personas e hiriendo a más de 40. Entre los muertos hubo nueve policías, siete civiles y tres menores. Estas trágicas pérdidas no se olvidarán.

Nuestra decisión y valor salen a relucir en los momentos más oscuros, al enfrentar tragedias indescriptibles. Eso lo vimos ante los horribles ataques del 11 de septiembre y también aquí en Colombia ante la tragedia del Club El Nogal. Colombianos de toda índole salieron a las calles de Bogotá vistiendo camisetas blancas, portando banderas y letreros. Con su presencia, su indignación y su decisión declararon claramente que no aceptarán esta violencia y que no se dejarán vencer por ella. En sus propias palabras: "Colombia llora pero no se rinde".

El pueblo colombiano es firme. Y con esa convicción ha rodeado al líder que cree que puede llevarlo hacia una nueva Colombia. El Presidente Uribe ha logrado bastante en la lucha contra los grupos terroristas.

A medida que unas fuerzas militares más eficientes las derrotan; que la erradicación les interrumpe sus fuentes de financiación; y que los colombianos irrestrictamente repudian sus acciones, ataques como el perpetrado contra el Club El Nogal son los esfuerzos desesperados que terroristas debilitados hacen por desestabilizar la democracia colombiana. También es posible que los terroristas traten de aumentar sus esfuerzos de extorsión y secuestro para que los colombianos atemorizados cedan.

Tenemos que reconocer el potencial de terrorismo y violencia a corto plazo. Pero, recordemos que no significa que estas organizaciones al margen de la ley tengan nuevo vigor y propósito. Al contrario, es una reacción a la presión ejercida por los esfuerzos que, entre nuestros dos países, cobran fuerza en el Plan Colombia.

Estamos listos para apoyarlos en esta lucha y sabemos que podemos contar con su apoyo también. Ningún país está solo en la lucha contra el terrorismo. En las palabras recientes del Presidente Uribe sobre Irak:


Un país que sufre el terrorismo, como Colombia, es plenamente consciente de que el terrorismo no se puede dejar avanzar en el mundo. No podemos ser indiferentes. Así como pedimos apoyo para luchar contra el terrorismo, no dejamos solos a nuestros aliados en esa lucha.
Agradecemos este apoyo.

Puedo asegurarles que el mismo compromiso que tenemos en la lucha contra el terrorismo en nuestro suelo nacional y en el Medio Oriente, lo tenemos para ayudar a nuestros aliados y amigos a mejorar sus capacidades contra el terrorismo. Desde hace tres años el Gobierno de Estados Unidos ha invertido US$1,7 millardos en asistencia al Plan Colombia. Al principio el enfoque principal era la lucha antinarcóticos. Aunque continúa siéndolo, la comprensión de que en Colombia el terrorismo y el narcotráfico son un mismo mal, ha llevado a nuestro Congreso a ampliar las autorizaciones para incluir la lucha contra el terrorismo. Esa decisión fue la correcta.

Ya estamos viendo resultados, en gran parte gracias al nuevo liderazgo dinámico, el cual el pueblo colombiano apoya porque confía en él. El Presidente Uribe ha cambiado el panorama político, económico y de seguridad en Colombia. Ha actuado con rapidez y energía para restablecer la seguridad y lograr las reformas estructurales para mejorar la economía casi paralizada por la inseguridad. Él ha luchado sin cuartel para lograr que Colombia apruebe su ambiciosa agenda, incluyendo las reformas fiscal y pensional.

Reconociendo que el peor desafío al desarrollo en Colombia es el clima de inseguridad, el Presidente Uribe y su Ministra de Defensa Martha Lucía Ramírez diseñaron una Estrategia de seguridad nacional. El objetivo de esa Estrategia es recuperar el territorio nacional y mantener la presencia del Estado. Esta Estrategia incluye la reestructuración de las fuerzas armadas y de la Policía. Hoy las fuerzas militares son más efectivas y profesionales que hace unos años. Pero las fuerzas militares todavía necesitan tornarse más ágiles y agresivas para poder entrar a las áreas que son el refugio de las organizaciones armadas al margen de la ley.

Felicitamos al Presidente Uribe y a su Ministra de Defensa por los logros. Confiamos en que sus esfuerzos recibirán amplio apoyo de todos los sectores de la sociedad colombiana. El Presidente Uribe ha tomado un camino pragmático hacia el fortalecimiento de la presencia del Estado en Colombia. Él y su Gobierno han reconocido que esos esfuerzos exigirán fondos adicionales. También han reconocido que Colombia no puede depender de fuentes externas de financiación y que el gobierno y el pueblo colombianos deben aceptar la carga de invertir en su propio futuro. Como resultado, el Gobierno de Colombia ha agregado un impuesto al 1% más próspero de la población para financiar un ambicioso y muy necesario programa de seguridad. Además, las reformas fiscal, laboral y pensional ya aprobadas por el Congreso, recaudarán casi otro US$1,5 millardos para programas sociales entre 2003 y 2004. De 2005 en adelante, recaudarán aproximadamente US$2 millardos para todos los programas, incluyendo la seguridad. Las medidas de austeridad que el Gobierno ha incluido en su proyecto de referendo reducirían los gastos gubernamentales un 1% del producto interno bruto anualmente hasta 2006.

Con estas iniciativas la Administración Uribe ha creado confianza tanto nacional como internacionalmente. Fueron colocados bonos colombianos por US$1 millardo en los mercados internacionales, y el mercado de valores aumentó su valor en un 50% en 2002. Las calificadoras de riesgo internacional han mantenido el grado de inversión de Colombia, reaccionando a la capacidad del Gobierno de lograr reformas económicas y estructurales así como el apoyo de las instituciones financieras internacionales.

Mi Gobierno respaldó los esfuerzos colombianos por lograr nuevos acuerdos con las instituciones financieras internacionales por la sólida administración financiera del Presidente Uribe. Como resultado, un nuevo acuerdo "stand-by" se firmó recientemente con el Fondo Monetario Internacional. Este acuerdo le proporcionará a Colombia US$2 millardos durante los próximos dos años. El Banco Mundial también aprobó, el 16 de enero de 2002, una nueva iniciativa de asistencia al país, por US$3,3 millardos. Esta estrategia se centrará en reformas estructurales, así como mayor desarrollo rural.

La nueva Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Narcóticos (ATPDEA), la cual es la ventaja comercial unilateral más generosa ofrecida hasta ahora por Estados Unidos, es otro voto de confianza. Los acuerdos ampliados por el ATPDEA probablemente generarán nuevas inversiones, mayores exportaciones y más de 250.000l empleos para el 2004. Las industrias de cueros y textiles, especialmente, están ampliando su capacidad productiva para aprovechar esta oportunidad única, la cual durará dos años, de entrar a los competitivos mercados estadounidenses. Colaboramos actualmente con el Gobierno colombiano para identificar nuevas oportunidades de venta para los bienes y servicios de Estados Unidos que apoyen esa expansión. O sea, que es un comercio de doble vía, donde todos ganan.

Claro está que según el ATPDEA, cada país debe cumplir ciertos requisitos para poder recibir los beneficios. Entre los requisitos están: el respeto por la inversión estadounidense; la protección de las normas mundiales de los derechos de propiedad intelectual; el respeto por las normas de la Organización Mundial de Comercio; el respeto por las resoluciones y derechos laborales de la Organización Internacional del Trabajo; y el progreso hacia un Tratado de Libre Comercio de las Américas. Esta legislación exige al Gobierno estadounidense evaluar anualmente si cada país ha cumplido con estos requisitos.

Ya hemos visto que las empresas estadounidenses están listas para invertir. La inversión de Estados Unidos en la economía colombiana va desde las industrias de extracción hasta la alta tecnología; desde los servicios financieros hasta los productos farmacéuticos. Esta fuerte presencia de larga data indica que las empresas estadounidenses están invirtiendo estratégicamente en Colombia a pesar del clima de inseguridad. Confío en que esto continuará.

El Gobierno de Estados Unidos confía en el fuerte liderazgo del Presidente Uribe. Bajo su liderazgo ya han ocurrido importantes cambios en Colombia. Queremos que nuestra ayuda refuerce estos cambios.

Este año el Gobierno espera enviarles a ciertos municipios sin presencia del Estado, 33 de las 64 nuevas unidades móviles. Éstas son escuadrones especiales de avanzada, de 150 carabineros. Estas unidades establecerán una base e iniciarán el proceso de mantener la seguridad en áreas rurales. La meta del Gobierno colombiano es mantener unidades de 46 efectivos en cada base posteriormente. Además el Gobierno espera tener 75 estaciones de policía fortalecidas. Para contribuir a este esfuerzo, Estados Unidos está proporcionando capacitación, armas, municiones y equipos de protección para los policías.

Estados Unidos participará en estos esfuerzos. La autorización de una partida suplementaria antiterrorismo en el año fiscal 2002, proporcionó asistencia y capacitación antisecuestro así como US$6 millones para iniciar un programa de protección de la infraestructura económica. Nuestro presupuesto para el año fiscal 2003, incluye aproximadamente US$533 millones que se han dedicado al sostenimiento de una amplia gama de programas ya iniciados en Colombia. Además incluye otros US$90 millones para apoyar el programa de protección de la infraestructura económica. Esto incluye entrenamiento militar completo para las unidades avaladas de las fuerzas militares colombianas, dándoles mayor capacidad de proteger la infraestructura que produce ingresos, como por ejemplo el oleoducto Caño-Limón. Por ejemplo, los ataques al oleoducto Caño-Limón lo mantuvieron cerrado durante siete meses en 2001. Eso representó una pérdida de más de US$500 millones en ingresos para el Gobierno colombiano, o sea, el 0,5% del producto interno bruto. El Gobierno de Colombia, con las compañías petroleras, inició una estrategia para aumentar la seguridad del oleoducto, a la cual estamos contribuyendo.

Las cifras ya cuentan una historia de éxitos. En 2002 se redujeron los ataques al oleoducto en casi tres cuartas partes; los arrestos aumentaron en forma significativa, y el oleoducto generó US$990 millones en ingresos para Colombia. Este programa también ayudará a mejorar el clima de seguridad en Arauca así como la confianza en el sector petrolero. Actualmente nuevas empresas petroleras están pensando entrar a Colombia, y las firmas establecidas están comenzando nuevos proyectos de exploración anteriormente considerados demasiado peligrosos. Estos resultados positivos subrayan el hecho de que el Gobierno de Estados Unidos no está proporcionando asistencia a una sola compañía sino a un gobierno y a una nación que lucha por restablecer el orden y la seguridad.

El Gobierno colombiano también está mejorando tremendamente su capacidad ofensiva y de proyección de fuerzas, así como su capacidad de desarrollar y de usar datos de inteligencia. Estos esfuerzos ya están dando resultado, como lo demuestra la toma de la Comuna 13 en Medellín el año pasado. La información proporcionada por los residentes le permitió a las fuerzas armadas montar la operación y definir blancos específicos donde se escondían los insurgentes, respetando las normas de derechos humanos. Además, estamos ayudando al Gobierno colombiano en sus esfuerzos por llevar a los líderes narcoterroristas ante la justicia.

Nuestra política de control de cultivos de coca, con sus enfoques combinados de interdicción y erradicación aérea, ha llevado a grandes logros. Los cultivos de coca en Colombia se redujeron un 15% en 2002. Entre 2000 y 2001 la reducción había sido del 11,3%. La concentración de la producción de coca en el sur de Colombia ha sufrido bastante gracias al liderazgo y la decisión del Presidente Uribe. En 2002 se erradicaron más de 130.000 hectáreas y la brigada antinarcóticos destruyó más de 25 laboratorios de clorhidrato de cocaína y 1.500 laboratorios de base de coca. Además, los campesinos están abandonando estas áreas, convencidos al fin de que sus cultivos no alcanzarán a llegar al mercado. El flujo y la pureza de la cocaína que llega a Estados Unidos también se han reducido.

En las palabras de John Walters, director de la Oficina de Política Nacional del Control de Drogas:


El tráfico de cocaína es una industria criminal que debemos volver improductiva y destruirla atacando sus vulnerabilidades. Con el Gobierno de Colombia estamos logrando el objetivo de eliminar el tráfico de cocaína, por medio de lo cual defendemos el imperio de la ley y la democracia.
Debemos este éxito a la combinación de fuerte liderazgo político, a la excelente colaboración con el Gobierno de Colombia, y a los recursos que finalmente tenemos para atacar a todos los elementos del narcotráfico simultáneamente. El éxito de nuestro esfuerzo conjunto antinarcóticos es clave para interrumpir las fuentes de financiación de las tres principales organizaciones narcoterroristas que operan en Colombia. Aun así, los esfuerzos antinarcóticos y antiterrorismo no son lo único en la inversión y apoyo de Estados Unidos al Plan Colombia. Nuestro objetivo es ayudar a fortalecer las instituciones gubernamentales y su presencia por todo el país, promoviendo el desarrollo social y económico. Aproximadamente un tercio del apoyo financiero al Plan Colombia va al desarrollo alternativo, la asistencia a los desplazados, la promoción del respeto por los derechos humanos, y la gobernabilidad local.

El compromiso de Estados Unidos con Colombia es evidente. El Presidente Bush apoya al Presidente Uribe y su visión para el futuro del país. El lunes pasado los dos presidentes hablaron por teléfono. Durante esa conversación el Presidente Bush le prometió su sólido apoyo al Presidente Uribe. Estados Unidos se ha comprometido y ayudará a Colombia por el camino hacia la prosperidad.

Pero estoy segura de que ustedes se preguntan si tal apoyo puede continuar indefinidamente, dados los compromisos de Estados Unidos en Afganistán y posiblemente en Irak. Indudablemente Irak exigirá nuestra atención. Como explicó el Presidente Bush en su discurso, debemos comprender los desafíos de nuestra época y conocer los planes macabros y la decepción del régimen iraquí. Tenemos razón en presumir lo peor, y tenemos el deber de prevenir que eso suceda. Estados Unidos no pidió este desafío, pero debemos aceptarlo. En ese contexto, continuaremos apoyando el Plan Colombia, pero es probable que la situación en esos países desvíe los niveles más altos de atención y apoyo financiero del Plan Colombia. Pero nuestro apoyo es sólido como quedó demostrado en el fuerte cabildeo de Estados Unidos a favor de Colombia ante las instituciones financieras internacionales.

En realidad, no podemos esperar niveles de financiación de más de US$500 millones anuales por muchos años más. Para garantizar que el Congreso de Estados Unidos mantenga los altos niveles de financiación, es esencial que se demuestre que Colombia está utilizando eficientemente los recursos financieros, técnicos y humanos que estamos proporcionando al Plan Colombia, y que tal asistencia está logrando resultados positivos.

Creo que podemos lograr solucionar el problema de la inseguridad, reduciéndolo a un desafío para las fuerzas de ejecución de la ley, que, aunque grave, ya no amenace la estabilidad del Estado. Además, creo que podemos lograrlo en unos pocos años, mientras todavía haya financiación. Esto no significa, de ninguna manera, que Estados Unidos perderá interés en Colombia, a medida que los terroristas vayan desapareciendo.

Colombia es un socio importante. A medida que Colombia se recupere, la relación se centrará más en los tradicionales vínculos económicos, culturales y políticos que nos unen. Al fin y al cabo, la naturaleza actual del apoyo estadounidense no fue diseñada para ser una característica permanente de nuestra política, sino una inversión en una lucha a largo plazo.

La iniciativa está en manos colombianas, así como el éxito de esta formidable misión. Cuando eso se haya logrado, tengo confianza en que el desarrollo y el crecimiento económico de Colombia van a ser impresionantes. Confío en que esto conllevará un enorme aumento del comercio entre Colombia y Estados Unidos, en el marco de paz y prosperidad que Colombia seguramente va a disfrutar.

Gracias.

Bogotá, D.C.
6 de marzo de 2003

As of April 2, 2003, this document was also available online at http://bogota.usembassy.gov/wwwsa042.shtml
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