Comisión
Colombiana de Juristas: Preocupaciones y compromisos en difícil reunión
con ONG, 13 de junio de 2003
EL PRESIDENTE
URIBE REVELA SU INCLINACIÓN A DESCONOCER COMPROMISOS INTERNACIONALES
BÁSICOS EN DERECHOS HUMANOS
La primera
reunión entre las organizaciones de derechos humanos, las iniciativas
de paz y el Presidente Álvaro Uribe Vélez para discutir
los planteamientos del Gobierno en materia de derechos humanos y de
paz, realizada el 11 de junio de 2003, dejó como resultado compromisos
del Gobierno en algunos temas y preocupación de las organizaciones
en muchos otros. Entre las principales preocupaciones merecen señalarse
la reiterada convicción del Presidente de que no hay diferencias
entre combatientes y no combatientes, la reafirmación de que
se encuentra dispuesto a denunciar tratados internacionales de derechos
humanos y el desconocimiento de compromisos internacionales asumidos
por su propio Gobierno en la Comisión de Derechos Humanos de
Naciones Unidas.
La justificación
del Presidente para que no exista el principio de distinción
es que, a su juicio, los grupos guerrilleros no son combatientes porque
son terroristas. Esa actitud es contraria al derecho internacional humanitario
desde cualquier punto de vista. El Protocolo II adicional a los Convenios
de Ginebra señala que éste se aplica a situaciones de
conflicto interno "entre las fuerzas armadas y las fuerzas armadas
disidentes o grupos armados organizados" . El Protocolo I define
que "los miembros de las fuerzas armadas de una parte en conflicto
son combatientes" . Con su postura, el Presidente niega la calidad
de combatientes a quienes sí lo son y convierte en combatientes
a quienes no lo son, es decir, a los civiles. Esa es una enorme puerta
de regreso a la barbarie, pues significa la erosión de los cimientos
básicos del derecho humanitario.
El Presidente
intentó desmentir que estuviera dispuesto a denunciar los tratados
internacionales de derechos humanos, afirmación que había
hecho una semana antes en la Corte Constitucional. Sin embargo, al preguntarle
sobre la posible denuncia de los convenios de la OIT, afirmó
que esos sí estaba dispuesto a denunciarlos, si el pueblo así
se lo pedía a través del referendo. Con esta afirmación
el Presidente desconoce que los convenios de la OIT son tratados de
derechos humanos. Ante tal confusión, las ONG le propusieron
al Presidente que si existe de su parte una voluntad sincera de no denunciar
los tratados de derechos humanos, así lo debería manifestar
públicamente.
Otros anuncios
hechos por el Presidente de la República muestran su intención
de desconocer o incumplir compromisos internacionales adquiridos por
el Estado. Cuando las ONG le preguntaron por qué había
presentado un proyecto de reforma constitucional para otorgarles facultades
de policía judicial a las fuerzas militares, contrariando la
Declaración sobre Colombia adoptada por la Presidenta de la Comisión
de Derechos Humanos de Naciones Unidas del 25 de abril de este año,
su respuesta fue que esa declaración se había aprobado
sin su consentimiento. Con esa actitud, el Presidente desconoce no solamente
las reiteradas recomendaciones de autorizados órganos y expertos
de las Naciones Unidades y del sistema interamericano en esa materia,
sino también los compromisos internacionales que su propio Gobierno
ha adquirido. La Declaración de la Presidenta de la Comisión
fue negociada cuidadosamente con el Gobierno colombiano, al igual que
lo han sido todas las Declaraciones de la Comisión de Derechos
Humanos adoptadas sobre Colombia cada año, desde 1995. Si fuera
cierto que el Presidente de Colombia no fue consultado al respecto y
no dio su aprobación a esa Declaración, eso revelaría
una desorganización inaceptable en el manejo de las relaciones
internacionales por parte del Estado colombiano. Si no es cierto, revelaría
una preocupante falta de seriedad de este Gobierno, lo que conduciría
a una pérdida de credibilidad y a una desconfianza de la comunidad
internacional en relación con la palabra del Estado colombiano.
En cualquier caso, es una excusa impresentable.
Quizá
por su desconocimiento de los tratados y de las recomendaciones internacionales
el Presidente insistió en continuar impulsando el proyecto de
reforma constitucional para dar atribuciones de policía judicial
a las fuerzas militares y que puede ser aprobado en cuarto debate en
la Plenaria del Senado prevista para el 16 de junio de 2003. Tal vez
por ese mismo desconocimiento de las obligaciones internacionales, manifestó
que él prefiere que ese tipo de atribuciones sean de carácter
permanente.
En medio
de estas preocupaciones, en la reunión con las ONG el Presidente
se comprometió a:
Solicitar
al Vicepresidente y a su Programa presidencial de derechos humanos
y derecho internacional humanitario que examine los archivos de inteligencia
con la fuerza pública para verificar que no haya registros
indebidos, especialmente, en relación con defensores y defensoras
de derechos humanos.
Reiterar
lo dispuesto en la directiva presidencial 007 de 1999 para avalar
así la labor de los defensores de derechos humanos, con la
posibilidad de estudiar la adopción de una nueva directiva
que prevea mecanismos para su efectivo cumplimiento.
Reglamentar
el mecanismo de búsqueda urgente contemplado en la ley 589
de 2000 sobre desaparición forzada, con el fin de garantizar
su funcionamiento efectivo.
Considerar
la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
para autorizar la actuación de un mecanismo internacional de
visitas a los centros de detención.
Permitir
que las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos revisen
con el director de la oficina jurídica de la Presidencia los
decretos de indulto que el Gobierno ha expedido en virtud del decreto
128 de 2003, con el fin de verificar que no se esté favoreciendo
la impunidad de delitos atroces.
Convocar al Consejo Nacional para la Atención Integral a la
Población Desplazada previsto en la ley 387 de 1997.
Solicitar
al Vicepresidente, al director del Programa presidencial de derechos
humanos y derecho internacional humanitario y al Consejero de Paz
la elaboración de un memorando con los puntos que debería
tener una política de derechos humanos del Gobierno, con la
salvedad manifiesta de que hay diferencias con las organizaciones
no gubernamentales de derechos humanos.
Las ONG
manifestaron al Presidente que, a pesar de las contradicciones profundas
que existen entre las principales políticas del Gobierno y las
recomendaciones internacionales en materia de derechos humanos, están
dispuestas a participar en los espacios de interlocución que
el Gobierno adopte y mantenga entre las organizaciones no gubernamentales
y los altos funcionarios del Estado colombiano, con el propósito
de contribuir a la superación de la grave crisis de derechos
humanos y de derecho humanitario que agobia a Colombia.
Comisión Colombiana de Juristas
Bogotá, 13 de junio de 2003