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"Los Nuevos Dueños de Barranca"
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"Los
Nuevos Dueños de Barranca"
Reporte
del viaje de CIP a Barrancabermeja, Colombia, 6-8 de marzo del 2001
Por
Adam Isacson
Yolanda
Becerra, una mujer señorial y despreocupada de unos cincuenta
años es supremamente paciente con los gringos que llegan a
su oficina haciendo preguntas ingenuas. Poco se parece a un objetivo
militar. Sin embargo, los paramilitares que se apoderaron de
su ciudad hace unos meses, frecuentemente le recuerdan que la tienen
en la mira.
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El
Cristo Petrolero, cerca a la refineria en Barrancabermeja.
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La Señora
Becerra está a la cabeza de la Organización Femenina
Popular (OFP), un grupo que suministra comida, servicios de salud,
capacitación laboral y asistencia legal a través de
las Casas de la Mujer en los barrios de las clases trabajadoras de
Barrancabermeja, la ciudad principal en el Magdalena Medio de Colombia.
Se ve cansada, como si no hubiera dormido bien en mucho tiempo. Dudo
que lo haya logrado, pues la OFP ha sido víctima de una de
las campañas más brutales de los paramilitares en su
esfuerzo por deshacerse de lo que aun queda de una vibrante sociedad
civil.
A medida
que Washington se acerca más al largo y sangriento conflicto
de Colombia, Barranca nos ofrece un adelanto de la pesadilla que se
acerca. Aquí por primera vez, la guerra está entrando
en una miedosa etapa de guerra urbana, la cual puede surgir perfectamente
en cualquiera de las grandes ciudades de Colombia. Está siendo
encabezada por los paramilitares, cuyo poder los Estados Unidos no
puede darse el lujo de seguir ignorando. La única piedra que
les queda en el camino, son unos grupos independientes no violentos
de derechos humanos, y líderes comunales como la Señora
Becerra.
Una Ciudad
Sin Ley
La unión
de las palabras barranca y bermeja significa
barranco rojizo. No vi tales paisajes naturales durante
la visita de CIP del 6 al 8 de marzo. Lo que si se ve casi desde cualquier
sitio donde uno se pare, es la imponente refinería, con chimeneas
de más de 200 pies arrojando llamas y una gruesa humareda las
24 horas del día. El olor a azufre y los ruidos correspondientes
a una refinería, se pueden percibir desde una distancia de
una milla.
Hoy,
aproximadamente tres cuartos del combustible que se utiliza en Colombia
viene de Barrancabermeja. Esto hace que sea una ciudad estratégicamente
localizada. Agreguemos a esto su ubicación central cerca de
las principales carreteras, su puerto con salida al Atlántico,
la cercanía de minas de oro y otros minerales, así como
su localización a lo largo de las rutas para el tránsito
de drogas, y podremos entender por qué Barrancabermeja es un
lugar muy difícil de gobernar para un país que está
en guerra consigo mismo.
Barranca
era considerada una ciudad sin ley desde mucho antes que
la guerrilla y los paramilitares aparecieran en escena. En 1916, cuando
se perforaron los primeros pozos, era un pequeño puerto pesquero
sobre el Río Magdalena, cuya longitud es de 965 millas. El
petróleo convirtió a este sofocante caserío en
una próspera ciudad por décadas, atrayendo mucha gente
en busca de trabajo. Hasta los años 50, la mayor parte de la
población estaba compuesta por hombres que trabajaban en la
refinería, y la mayoría de las pocas mujeres eran prostitutas
traídas de todas partes del mundo.
La gente,
desterrada del campo por la violencia seguía llegando,atraídos
por las promesas de conseguir trabajo. Según el censo de 1938
la población creció de 15.400 a aproximadamente 300.000
hoy en día. Más del 80% de la ciudad era invasiones,
que más tarde se convertiría en los barrios de la clase
trabajadora al este del pueblo, lejos del río. Los nombres
de muchos de los barrios son simplemente fechas, 20 de enero, 25 de
agosto, etc., las cuales conmemoran los aniversarios de su invasión
inicial.
Como
cualquier ciudad industrial de rápido crecimiento, Barrancabermeja
ha sido hace mucho tiempo foco de activismo laboral, políticas
populistas radicales, corrupción y violencia. Los trabajadores
petroleros formaron un sindicato, que hoy en día sigue siendo
el más poderoso de todos. Se trata de la Unión Sindical
Obrera USO, que a través de los años ha perdido
docenas de sus líderes y militantes a la violencia, mucha propiciada
por el Estado. Las nuevas invasiones se organizaban para exigirle
al Gobierno servicios básicos, encontrando muchas veces una
dura respuesta. La represión, a su vez, alimentaba el desarrollo
de sofisticadas organizaciones de derechos humanos.
Fue,
por lo tanto, inevitable que esta mezcla, resultado de su localización
estratégica la
dificultad de gobernarla y las políticas izquierdistas de sus
habitantes atrajeran a los grupos guerrilleros de Colombia. A principios
de la década de los setenta, la ciudad era fortín del
Ejército de Liberación Nacional (ELN), cuyas milicias
urbanas dominaban los barrios pobres del este. Las más grandes
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) aparecieron a principios
de la década de los noventa, y un pequeño tercer grupo,
el Ejército Popular de Liberación, también ha
ejercido su influencia. Los visitantes pueden ver letreros pintados
por los diferentes grupos en todas las paredes a lo largo y ancho
de la ciudad, cosa muy rara en Bogotá o Medellín. Abandonados
por el Gobierno Central, la mayoría de los habitantes de los
barrios controlados por la guerrilla en Barranca, resolvieron tomar
la actitud de vivir y dejar vivir, dejando que los grupo
izquierdistas operaran abiertamente, pagándoles impuestos
cuando se los exigían y suministrándoles asistencia
cuando la pedían o eran obligados a suministrarla.
Pero
la guerrilla es solamente una anotación en la lista de los
grupos violentos de la ciudad. El Mayor Agustín Rodríguez,
un oficial de 34 años, Comandante del Puesto Portuario No.
61 de la Armada Colombiana, tenía una larga lista. El Mayor
Rodríguez - cuya unidad debe patrullar 300 millas del Río
Magdalena, es a mi saber la única fuerza de seguridad en esta
zona que recibe asistencia de los Estados Unidos nos comentó
sobre la continua presencia de los guerrilleros y los paramilitares;
los bandoleros que operan libremente; los narcotraficantes que trafican
con las drogas de todas partes y tienen cultivos de coca al otro lado
del río en el sur de Bolívar, principalmente en zonas
controladas por los paramilitares; el cartel del cobre que controla
los productos de las minas de la región; el cartel de la gasolina
que se roba hasta un cuarto de la producción de la refinería
mediante la perforación del gasoducto, llenando desde galones
hasta carro tanques. Algunos se refieren al gasoducto como la
flauta, debido al alarmante número de perforaciones que
le hacen. Gran parte del producto del cartel de la gasolina va a parar
a los campos de coca en el sur de Bolívar, donde se utiliza
para procesar las hojas, volviéndolas primero pasta de coca
y luego cocaína.
La
Rápida Conquista de los Paramilitares del Magdalena Medio
Garabateando
figurillas sobre un papel mientras hablaba (mis favoritas eran las
figuras de palitos que uso para representar a los guerrilleros y paramilitares),
el Mayor Rodríguez cándidamente acepta que los paramilitares
son, en este momento, el grupo armado más fuerte y el de mayor
crecimiento en Barranca y el Magdalena Medio. Las Autodefensas Unidas
de Colombia (AUC), un grupo de milicianos, anti-guerrilla, financiados
por el sector privado, tienen, como se dice, la sartén
por el mango en Barranca y sus alrededores. Comandadas por un
ex-miembro del cartel de las drogas, Carlos Castaño de 35 años,
las AUC controlan todos los centros y muchas de las áreas rurales
de todos los veintisiete municipios del Magdalena Medio.
La toma de las AUC ocurrió muy rápidamente. Aunque los
grupos derechistas han sido muy activos en la región desde
cuando se formó, en 1981 Muerte a Secuestradores (MAS), estos
grupos de asesinos le hicieron poco daño a la guerrilla durante
la década de los 80, prefiriendo más bien poner en su
mira a los líderes cívicos locales, particularmente
de las organizaciones laborales. Esto comenzó a cambiar a principios
de 1990, cuando los grupos locales de asesinos fueron integrados a
una red de inteligencia de la Armada Colombiana que asesinó
a más de 130 miembros de los sindicatos, reporteros, profesores,
defensores de derechos humanos y activistas en general. (Ver reporte
de 1996 de Human Rights Watch Las Redes Colombianas de Asesinos
en Internet www.hrw.org/reports/1996/killertoc.htm.)
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Vista
del centro de Barrancabermeja. El Rio Magdalena se ve en el
horizonte.
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En 1993,
los paras hicieron la transición de ser un grupo
que cumplía su misión y desaparecía, a ser una
fuerza de ocupación, estableciendo su permanencia en el Magdalena
Medio en el pueblo de Puerto Boyacá. De ahí en adelante,
las recién formadas AUC ganaron terreno rápidamente
a través de una estrategia conocida como drenar el mar
para matar los pescados una brutal campaña de
masacres, desapariciones y el desplazamiento forzado de la población
civil. Las áreas controladas por los paramilitares se regaron
por el mapa del Magdalena Medio como pólvora. El terror de
los paramilitares en el campo llevó oleadas de refugiados a
Barrancabermeja, congestionando aun más las zonas orientales
de la ciudad e incrementando la tasa de desempleo aproximadamente
al 50% a principios del 2001. Para finales de la década de
los 90, las AUC habían debilitado de tal manera al ELN que
los paramilitares controlaban hasta el sitio de su fundación
en las montañas de San Lucas al sur del Departamento de Bolívar.
Los grupos
de derechos humanos colombianos e internacionales han documentado
detenidamente el apoyo militar y la tolerancia que facilitó
la toma del Magdalena Medio. La relación incluyó la
red de inteligencia a principios de la década de los 90; el
intercambio de información, armas y municiones; la falta de
respuesta a los ataques y masacres de los paramilitares; así
como hacerse los de la vista gorda ante la presencia abierta
de las AUC. La relación aun sigue hoy en día. Durante
nuestra visita, CIP obtuvo numerosas quejas sobre las actividades
en la región alrededor de Barranca, incluyendo el hecho que
hay varios retenes paramilitares a 100 metros de la base del Batallón
45 al otro lado del río en Yondó; requisas paramilitares
a 200 metros de la Estación de Policía en Puerto Wilches,
el pueblo siguiente río abajo; y un retén paramilitar
de 8 a.m. a 4 p.m. en el río, en el sitio conocido como La
Rompira, unos pocos minutos al norte de Barranca, donde los paramilitares
secuestraron y desaparecieron a 18 personas en el 2000. (La Armada
nos informó que los paramilitares no tienen retenes sobre el
río; sin embargo, recientemente vieron varios paramilitares
huyendo de un sitio donde se había reportado un retén.)
Mayo
1998: Los Paramilitares Entran a Barrancabermeja
A finales
de la década de los 90, Barrancabermeja era el único
centro del Magdalena Medio sin presencia paramilitar permanente. Es
más, la ciudad era una de las pocas interrupciones de una cadena
continua de control paramilitar que se extendía a través
del norte de Colombia desde Panamá por el oeste hasta Venezuela
en el este.
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El
ejercito colombiano ha instalado un circo en el lugar donde
ocurrió el masacre de mayo del 1998.
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La primera
gran incursión paramilitar se llevó a cabo el 16 de
mayo de 1998. En una noche de terror, los paramilitares pasaron a
través de varios de los barrios controlados por ELN, asesinando
a once personas y llevándose a veinticinco, las cuales también
fueron asesinadas. La masacre de 1998 señaló la transición
de asesinatos selectivos a acciones militares de máxima escala
dentro de los límites de la ciudad de Barrancabermeja. Muchos
residentes consideran la masacre de mayo de 1998 como el momento divisorio
en el control de la ciudad; un activista de derechos humanos dijo
que la historia de Barranca se podía dividir en dos períodos
antes de 1998 y después de 1998. (Ver reporte de 1999
de Amnistía Internacional, Barrancabermeja: Una Ciudad
Sitiada en Internet http://www.amnesty.org/ailib/aipub/1999/AMR/22303699.htm.)
Después
de mayo del 1998, la presencia en Barranca de las AUC se incrementó
lentamente, a medida que las masacres y todo tipo de ataques se volvían
cosa de todos los días. Sin embargo, durante algún tiempo,
los paramilitares se concentraron en otras zonas de Colombia (tales
como el sur del Departamento de Bolívar y la región
del Catatumbo cerca de Venezuela, donde se efectuaban masacres casi
a diario durante 1999). Aunque sus incursiones eran más frecuentes,
a las AUC todavía les hacia falta una presencia permanente
en Barrancabermeja para que se pudieran considerar como una verdadera
fuerza de ocupación.
El
Ultimo Empujón Paramilitar Hacia Barrancabermeja
En abril
del 2000 un enviado de Carlos Castaño de veinti-tantos años,
de nombre Julián, habló por la radio anunciando
su presencia en Barranca, así como la determinación
de las AUC de tomarse la ciudad. A este anuncio le siguió una
escalada terrorista como pocas; el mediador regional del Gobierno
para los Derechos Humanos reportó 539 asesinatos en el 2000
25 veces más que la cifra de asesinatos de Nueva York.
Ochenta y siete por ciento fueron víctimas de los paramilitares.
|
Carlos
Castaño
|
A finales
de diciembre del 2000, la ofensiva comenzó en serio. Comenzando
por los barrios centro-orientales de Miraflores y Simón Bolívar,
más de 1,000 paramilitares se desplegaron hacia el lado oriental
de Barrancabermeja, y esta vez se quedaron. Se apoderaron barrio por
barrio, logrando el control de la ciudad en aproximadamente dos meses.
Cuando los miembros de la oficina de CIP efectuaron su visita a principios
de marzo, solamente una y media de las siete comunas de la ciudad
básicamente el centro y el área alrededor de
la refinería no estaban bajo el dominio de las AUC.
Un rumor que se oía con frecuencia era que el propio Carlos
Castaño había efectuado una breve visita a finales de
diciembre al territorio que antes pertenecía al ELN, cumpliendo
con sus alardes que se tomaría un tinto allí
antes del 1 de enero del 2001.
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Barranca
y sus comunas: Desde principios de marzo los paramilitares se
habian tomado todas las comunas menos la comuna 2 y parte de
la 1.
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La ofensiva
paramilitar comenzó inmediatamente después de una serie
de reuniones del Gobierno Colombiano con el ELN en Cuba. Durante estas
conversaciones, el Gobierno mostró sus intenciones de negociar
el retiro temporal de las Fuerzas de Seguridad de dos municipios al
otro lado del río. Estos dos municipios, San Pablo y Cantagallo
en el Departamento de Bolívar habían pasado a control
de los paramilitares durante los dos años previos. Aunque la
decisión tomada por el Gobierno no encontró apoyo
una zona similar desmilitarizada entregada a las FARC ha sido presa
de numerosos abusos, con poco progreso después de dos años
de diálogos los paramilitares apoyaron las protestas
contra la decisión (a veces a la fuerza), incluyendo las protestas
a mediados de febrero cuando los 13,000 participantes bloquearon las
vías principales durante varios días.
Hasta
el momento, según un líder de derechos humanos, el régimen
de los nuevos dueños de Barranca ha sido excesivamente
cruel. Según el Cuerpo Técnico Investigativo (CTI) de
la Fiscalía, las AUC han asesinado a 145 personas en Barranca
durante los primeros cuarenta y cinco días del 2001. De estos,
la Señora Becerra de la OFP calcula que el 15% han sido mujeres.
Fuera
de las masacres, los paramilitares mantienen el control por medio
de una cuidadosa supervisión de todas las actividades que se
llevan a cabo en los barrios recientemente conquistados. Los residentes
del Barrio Kennedy, el cual estaba siendo utilizado como Centro de
Operaciones de las AUC durante la visita de CIP a principios de marzo,
tienen obligación de dejar sus puertas abiertas para que los
paramilitares puedan entrar y salir cuando crean necesario. Los paramilitares
están obligando a algunas familias a abandonar sus viviendas
para utilizarlas como campamentos y vivienda. (En el Barrio Kennedy
en febrero le dieron media hora de preaviso a unas familias). Los
paramilitares han cortado las líneas telefónicas a varios
barrios y paran a todo el mundo en las calles para interrogarlos sobre
su destino y sus negocios. Mucha gente no ha abandonado el barrio
en meses. Debido a las altas temperaturas en Barranca, hasta 100 grados
F, la gente está acostumbrada a sentarse afuera y salir a caminar
en la noche; sin embargo, en los barrios controlados por los paramilitares,
la gente, asustada, se mantiene adentro.
Varios
líderes locales de derechos humanos nos informaron que los
paramilitares están activamente reclutando jovencitos de 17
a 19 años, muchos de ellos veteranos de las milicias del ELN.
Les ofrecen un salario, un mes por adelantado, una bicicleta y posiblemente
un teléfono celular. El trabajo de éstos nuevo reclutas
es el de limpiar los barrios de los defensores de la guerrilla.
Aunque estos jóvenes hayan estado en las milicias antes,
ahora hasta sus propias familias les tienen miedo, nos informó
un líder de la comunidad. Cuando ya éstos jovencitos
no le son útiles a los paramilitares, los matan porque saben
demasiado. Es una práctica conocida como borrar la información.
Como
respuesta a innumerables llamadas de asistencia, el Gobierno ha militarizado
partes de la ciudad. Soldados, fuertemente armados nos vigilaban desde
las esquinas y vimos tanquetas parqueadas a la entrada de varios de
los barrios más conflictivos. En enero, Bogotá se comprometió
a enviar 1.000 miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército
para mantener el orden, aunque el alcalde, el Obispo y las organizaciones
no gubernamentales protestaron, indicando que esto simplemente incrementaría
la violencia. Hasta la fecha, no han llegado sino 80. El 12 de enero
marcó la llegada a la ciudad de los llamado Robocops
una fuerza élite, fácilmente reconocible por
sus uniformes negros, sus gafas de sol de última moda y una
gran cantidad de armamento. Los Robocops y las otras medidas
tomadas han cambiado mucho la situación; es más, entre
el 12 de enero y principios de marzo, el número de muertos
debido a la actual ofensiva paramilitar se triplicó y las AUC
se apoderaron de más de tres de las siete comunas en la ciudad.
La presencia,
aunque esporádica, de la Policía en los barrios calientes
no ha sido ningún obstáculo para los paramilitares.
El Presidente de CIP, Robert White, y yo vimos a muchos de ellos operando
abiertamente en los barrios del este durante un recorrido organizado
por la Organización Femenina Popular. Aunque al ver nuestro
bus, rápidamente se retiraban los brazaletes con la sigla AUC,
cualquier gringo desprevenido los identifica fácilmente con
sus camisas polo, slacks y dos teléfonos celulares a la cintura
parados en las esquinas de las calles, donde las viviendas están
hechas de retazos de madera y zinc corrugado. Los jóvenes en
motoneta y bicicleta que nos seguían sobre todo el individuo
que no nos quitaba la mirada mientras daba vueltas y vueltas alrededor
del bus eran inconfundibles. Era claro quienes eran los
nuevos dueños de Barranca.
Buscando
Explicaciones
Cómo
le preguntamos a todo el mundo lo pudieron hacer tan rápidamente?
Cómo hicieron los paramilitares para apoderarse en poco más
de dos meses de un fortín perteneciente a la guerrilla?
La respuesta
que obtuvimos la mayoría de las veces, no nos sorprendió,
dada la reciente historia del Magdalena Medio. Los paramilitares se
apoderaron de Barrancabermeja tan rápidamente gracias a la
complicidad y cooperación de las Fuerzas de Seguridad colombianas.
La invasión de las AUC comenzó el 23 de diciembre, coincidiendo
con una operación militar conocida como Operación
Feliz Navidad. Con el fin de garantizar unas fiestas en paz,
las unidades militares y de la Policía hicieron presencia temporal
en la ciudad. Al mismo tiempo, cientos de paramilitares se esparcieron
dentro de los barrios claves. Cuando las fuerzas de seguridad se retiraron,
los paramilitares se quedaron y comenzaron las masacres.
Aunque
el miedo ha silenciado a los testigos de la colaboración que
existe entre los militares y paramilitares, CIP obtuvo numerosos recuentos
de esta complicidad. Algunos de estos son: operaciones militares y
paramilitares separadas pero a la vista los unos de los otros; oficiales
de policía compartiendo teléfonos celulares con los
paramilitares y transportándolos en sus mini tanquetas, así
como el aviso a los paramilitares de allanamientos a sus bases de
operaciones en los barrios del este. Supimos de un caso donde un policía
vio a unos paramilitares entrar a una casa y en vez de detenerlos,
les dijo que se fueran porque esto nos puede causar problemas
en Bogotá. Nos informaron de un allanamiento el 29 de
enero durante el cual fueron detenidos 14 paramilitares; inexplicablemente,
once fueron liberados el día siguiente.
Aunque
la colaboración de las Fuerzas de Seguridad ayudó a
que los paramilitares tomaran el control, la guerrilla que controlaba
los barrios obreros de Barranca, claramente contribuyó a su
propia derrota. Bien sea por amenazas o por las promesas de mejores
salarios, muchos miembros de las milicias urbanas del ELN cambiaron
de partido. Estos nuevos miembros de las AUC trajeron consigo las
listas de sus anteriores contactos guerrilleros (junto con los nombres
de cualquier persona que medio sospecharan de apoyar a la guerrilla),
las cuales sirvieron como base para el comienzo de las masacres paramilitares.
El Comandante
Militar de la región, el jefe de la Quinta Brigada, General
Martín Orlando Carreño, le echa toda la culpa a la guerrilla
por la invasión de la ciudad. Todo es culpa de la guerrilla.
Ellos empujaron al pueblo a los brazos de los paramilitares.
(El General
Carreño cuyo antecesor fue retirado por permitir que
los paramilitares llevaran a cabo sus masacres en el Catatumbo
es un oficial políticamente astuto con posibilidad de llegar
a ser el Comandante de las Fuerzas Armadas. Además, se graduó
de la Escuela de las Américas en 1990, después de un
curso de un año).
Ciertamente,
muchos de los habitantes probablemente agradezcan la relativa paz
que se vive al estar bajo el mando de un solo grupo. César,
el conductor de un taxi en que me subí, no es la excepción.
Una noche me acompañó hasta la ribera del río
cerca del hotel. Los pescadores estaban cargando sus canoas para salir
a pescar; así mismo, varias personas estaban sacando arena
del río y cerniéndola para utilizarla en construcción.
Una vez estuvimos fuera de su alcance, César dejó de
hablar sobre la pesca y comentó: No estoy de acuerdo
con los paramilitares y no quiero nada que ver con ellos, pero ELN
estaba abusando de la gente en los barrios. Por lo menos las cosas
se han calmado ahora que los paramilitares están a cargo.
Es una calma artificial. El General Carreño anotó que
en muchas partes a los paramilitares se les está yendo la mano,
maltratando a la población local y logrando no el apoyo que
requieren, sino que les tengan miedo.
Una
Pronta Escalada?
Las perspectivas
son aún peores. Según supimos, las FARC y el ELN se
están aliando para llevar a cabo una contraofensiva, incrementando
aun más la violencia urbana. En vez de responder directamente
contra el Plan Colombia en el sur del Departamento del Putumayo, muchos
creen que las FARC se está centrando en otras zonas de conflicto,
tal como el Magdalena Medio. Esta movida le dará a las FARC
la oportunidad de llenar el vacío dejado por el ELN, que claramente
va en descenso. Durante nuestra visita oímos reportes sobre
tiroteos y guerra casa-a-casa en las calles de los barrios nororientales
de Barranca, entre paramilitares y la alianza de los grupos guerrilleros.
Mientras
tanto, al otro lado del río, el Ejército Colombiano
estaba montando una rara ofensiva. Según el General Carreño,
la misión de la Operación Bolívar
era lograr el control gubernamental y eliminar los cultivos de coca
de la zona en donde se podrían llevar a cabo las negociaciones
de paz con el ELN. Durante las primeras cuatro semanas de ésta
operación, diez aviones Tubro Thrush suministrados por los
Estados Unidos fumigaron con glifosato 3.600 hectáreas (aproximadamente
9.000 acres) de coca. (Estos fueron los mismos aviones que se utilizaron
entre diciembre y febrero para la primera fase de la ofensiva del
Plan Colombia, en el Departamento del Putumayo). Los detalles
acerca de los resultados de la operación han sido superficiales,
aunque las autoridades indican que los más afectados por las
operaciones militares y las fumigaciones han sido los paramilitares.
Varias veces oímos hablar de una incursión llevada a
cabo en enero contra una base paramilitar en San Blas en el Departamento
de Bolívar aunque, obviamente, los paramilitares habían
sido advertidos de antemano y habían abandonado el lugar mucho
antes. El ELN, que el 9 de marzo rompió todo contacto con el
Gobierno Colombiano en protesta por la Operación Bolívar,
aparentemente piensa que son ellos y no los paramilitares, el objetivo
principal de esta ofensiva.
Los
Perseguidos Líderes Comunitarios de Barranca
Increíblemente,
a pesar de la creciente violencia y las negras perspectivas, Barrancabermeja
aun tiene una sociedad cívica vibrante y sin pelos en
la lengua. A pesar de haber sufrido años de represiones
y asesinatos selectivos, lo que queda de los sindicatos y movimientos
populares de Barranca, siguen movilizándose y continúan
desafiantes.
La mayoría
de las asociaciones de los barrios, grupos de mujeres y grupos de
derechos humanos nunca tuvieron muy buenas relaciones con el ELN.
La Organización Femenina Popular (OFP) nos comentó que
cuando protestaban por maltrato, por lo general la guerrilla no se
metía con ellas. El ELN no nos quería, pero nunca
bloquearon nuestro trabajo, nos explicó una de las líderes
del grupo.
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El
Presidente de CIP, Robert White, con Matilde Vargas de la OFP
(de pie)
|
Las cosas
son mucho peores ahora. En este momento, los grupos cívicos
son tal vez las únicas personas no controladas por la AUC en
los barrios nororientales. Al declararlos como objetivos militares,
los paramilitares están llevando a cabo una campaña
de amenazas e intimidación continua contra las pocas organizaciones
que aun se les oponen.
Toda
la junta directiva del Comité Regional de Derechos Humanos
(CREDHOS, el cual ha perdido muchos miembros, víctimas de asesinatos
selectivos) ha sido amenazada durante los últimos meses: desde
septiembre tres se han ido de Barranca y dos han sobrevivido intentos
de asesinato.
La Asociación
de Familiares de los Desaparecidos (ASFADDES), la cual incluye muchas
familias de víctimas y testigos de la masacre de mayo de 1998,
se vio obligada a cerrar sus oficinas en Barrancabermeja el 28 de
febrero del 2001. La USO, el sindicato de los trabajadores petroleros
ha reducido bastante sus actividades políticas en los últimos
meses.
Las agencias
gubernamentales y las organizaciones internacionales también
han sido víctimas de la agresión de los paramilitares.
La Red Colombiana de Solidaridad Social, que provee asistencia a las
personas desplazadas y la Oficina del Mediador de los Derechos Humanos
admiten que es casi imposible trabajar en los barrios nororientales
de Barrancabermeja. El 1 de marzo, los paramilitares detuvieron durante
horas a una misión humanitaria internacional, robándoles
todos los suministros que estaban repartiendo en una comunidad de
desplazados en el sur del Departamento de Bolívar. La misión,
la cual incluía representantes del Alto Comisionado para Refugiados
de las Naciones Unidas, el Programa Mundial de Alimentos, el Mediador
del Gobierno para Derechos Humanos, la Red de Solidaridad Social y
la organización no gubernamental, Paz y Desarrollo para el
Magdalena Medio, fue detenida durante ocho horas en un sitio a solo
quince minutos de la base del Batallón 45 del Ejército.
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Los
paramilitares han solicitado las llaves de la casa de la mujer
en la parte sureste de Barrancabermeja
|
La mayoría
de los defensores de derechos humanos de Barrancabermeja se movilizan
para todos lados hoy en día en compañía de voluntarios
extranjeros que utilizan camisetas de las Brigadas de Paz Internacionales
(PBI). Esta es una organización sin fines de lucro que suministra
acompañantes a activistas amenazados en varios
países. El PBI tiene un largo y exitoso record de proteger
las voces disidentes en situaciones muy amenazantes. Varios líderes
cívicos en Barranca aseguran que los observadores canadienses,
europeos y americanos del PBI hacen posible que ellos puedan llevar
a cabo su trabajo durante la actual embestida de los paramilitares.
Sin su compañía, no podría visitar los
barrios donde trabajamos, nos dijo uno de ellos. Otra voluntaria
admitió que los voluntarios del PBI la acompañaban hasta
al baño cuando se encuentra en los barrios afectados, porque
uno nunca sabe cuando pueden venir por uno.
Aun así,
PBI se esta viendo abocado a un gran reto. El 8 de febrero, dos paramilitares
volvieron a la casa de la mujer en el suroriente de Barranca,
exigiendo las llaves. Le quitaron e teléfono celular y el pasaporte
a un observador sueco de las Brigadas de Paz quien estaba acompañando
a los empleados de la casa y declararon tanto a la directora de la
casa como al voluntario del PBI objetivos militares.
Tal vez
acobardados por la protesta internacional que desataron, los paramilitares
aparentemente cambiaron su estrategia a finales de febrero, dirigiendo
sus amenazas contra las bases sociales del OFB en vez de contra sus
directivas. Tratando de acabar con el apoyo que tiene el grupo, los
derechistas están regando la palabra que todas las personas
que participen en actividades patrocinadas por la OFP serán
blanco de sus ataques. Parece que la estrategia esta funcionando.
La Señora Becerra me contó que el 24 de noviembre del
2000 la OFP había celebrado una marcha que atrajo unos 10,000
participantes. Ahora, debido a las amenazas contra las mujeres de
los barrios, duda que pudiera reunir siquiera mil.
Algunos
de los más conocidos defensores de derechos humanos en
Barrancabermeja
Organización
Femenina Popular OFP
La
OFP, una organización de apoyo a la mujer trabajadora,
fue fundada por la Iglesia Católica en 1972. Se separó
de la Iglesia en 1988 y en 1995 expandió su trabajo a
otras zonas del Magdalena Medio. LA OFP ofrece muchos servicios
a las mujeres de la región: ayuda económica (cooperativas,
entrenamiento); educación (becas, publicaciones y materiales
de enseñanza); servicios de salud; actividades juveniles
(talleres de música y danza); asistencia a las personas
desplazadas y asistencia legal para las víctimas de violaciones
de derechos humanos.
Asociación
de Familiares de los Desaparecidos ASFADDES)
ASFADDES
es una red de apoyo para aquellos cuyos familiares han sido
desaparecidos forzosamente (más de 4,600 personas han
sido desaparecidas en Colombia desde 1982). ASFADDES
ofrece asistencia legal, documentación, compañía,
educación y asistencia económica. Lucha por obtener
un veredicto contra los culpables y compensación para
las familias de las víctimas. La asociación tiene
oficinas en Bogotá. Bucaramanga, Popayán, Neiva
y Medellín. Debido a las continuas amenazas de los paramilitares,
ASFADDES cerró sus oficina en Barrancabermeja el 28 de
febrero del 2001.
Corporación
Regional Para la Defensa de los Derechos Humanos (CREDHOS)
Fundada
en 1988, CREDHOS tiene 25 funcionarios y 500 miembros activistas
que trabajan por la defensa de los derechos humanos de los residentes
de Barrancabermeja y del Magdalena Medio. CREDHOS lleva a cabo
proyectos educacionales sobre los derechos humanos a todo lo
largo de la ciudad, recibe e investiga denuncias de abusos contra
los derechos humanos y presta asistencia legal y técnica
a las víctimas de dichas violaciones.
Programa
Para el Desarrollo y Paz en el Magdalena Medio (PDPMM)
Fue
fundada en 1995 por el Centro de Investigación y Educación
Pública (CINEP) en conjunto con la Diósesis de
Barrancabermeja. Este es un programa a gran escala, muy importante,
que lleva a cabo proyectos de desarrollo y resolución
de conflictos en algunos de los lugares más problemáticos
del Magdalena Medio.
Peace
Brigades International (PBI)
Desde
1994, ha mantenido un programa en Colombia para proteger a los
defensores de los derechos humanos y a las comunidades de personas
desplazadas. Con una metodología no-violenta, los trabajadores
de las Brigadas de Paz acompañan físicamente a
las personas y organizaciones, efectúan visitas periódicas
a las zonas de conflicto y se reunen regularmente con las autoridades
locales, así como con las organizaciones no-gubernamentales.
Actualmente, los voluntarios de PBI proceden de 12 paises de
Norte América y Europa. La organización opera
en Bogotá, el Magdalena Medio, Medellín y en la
región del Urabá en el noroeste colombiano. En
el Magdalena Medio, los voluntrios del PBI acompañan
a los funcionarios de OFP, CREDHOS y ASFADDES.
(Fuente:
Gobierno Colombiano, Defensoría del Pueblo, Resolución
Defensorial No. 007 (Bogotá: Marzo 6, 2001).
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Durante
nuestra visita, era obvio que los paramilitares no habían desistido
completamente de su intimidación contra las líderes
del OFP. El 7 de marzo, miembros de las AUC entraron a una casa
de la mujer en el nororiente de Barranca y destruyeron toda
la literatura promoviendo un evento de la OFP en conmemoración
del Día Internacional de la Mujer (marzo 8). Más tarde,
ese mismo día, mientras asistía a una reunión
para la preparación del evento del 8 de marzo, la Señora
Becerra recibió una llamada a su celular de un extraño,
informándole que se preparara para lo que venía.
Protegiendo
a los Defensores de los Derechos Humanos
Qué
se puede hacer para proteger a los apaleados grupos de derechos humanos
en estas terribles circunstancias? Le preguntamos al nuevo alcalde
de la ciudad, Julio César Ardila, anteriormente el personero
municipal, cuya campaña de escasos fondos derrotó a
la poderosa maquinaria del Partido Liberal, por medio de la colocación
del logotipo de su campaña una carita sonriente
por toda la ciudad. El Alcalde insistía que la permanente presencia
militar a lo largo de la ciudad obligaría a los paramilitares
a retirarse, retornando nuevamente la seguridad para los líderes
comunitarios. La gente no le tiene confianza a las Fuerzas de
Seguridad porque vienen solo por un tiempo y luego se van. Nunca se
quedan. El General Carreño estuvo de acuerdo con esta
crítica, echándole la culpa a la escasez de recursos.
Agregó que uno de sus principales objetivos es incrementar
de manera permanente el despliegue militar de la región.
Al preguntarles
sobre esta propuesta a los grupos de derechos humanos y a los líderes
comunitarios, todos estuvieron en desacuerdo. Algunos se reían
a carcajadas. Dado el historial de colaboración entre militares
y paramilitares, que continúa aun hoy en día, una mayor
militarización de Barranca garantizaría su exterminación,
más que su protección. Ellos no ven al Estado como su
protector.
Los grupos
cívicos piensan que únicamente con el apoyo de la comunidad
internacional pueden cumplir con su trabajo en medio de la actual
ofensiva paramilitar. Están solicitando, específicamente,
dos tipos de ayuda a los extranjeros.
Primero,
sostienen que la presión internacional puede lograr una gran
diferencia. Declaraciones expresando preocupación, comunicados,
respuestas a solicitudes de acción urgente y mensajes del Gobierno
de Estados Unidos (incluyendo los miembros del Congreso) cualquier
indicación que la comunidad internacional está atenta
tiene gran efecto y se siente en todo Barrancabermeja.
Segundo,
los grupos de derechos humanos en la ciudad están pidiendo,
lo que ellos llaman acompañamiento físico
la presencia física de aliados internacionales a su
lado en los eventos que celebran, en sus oficinas y aun en las calles.
Aunque la presencia del PBI es esencial, nos informaron que los grupos
también requieren visitas regulares de sus aliados en Norte
América y Europa. Debido a los riesgos de seguridad, sería
irresponsable de parte del CIP recomendar la visita de ciudadanos
particulares a Barrancabermeja. Sin embargo, sí le aconsejamos
a nuestras contrapartes en los Estado Unidos y Europa, quienes tienen
los contactos necesarios y puedan tomar las precauciones necesarias
para minimizar los riesgos, considerar la posibilidad de cumplir con
las solicitudes de acompañamiento de los defensores
de los derechos humanos de la ciudad. Es preferible buscar coordinar
estas visitas por medio de sus redes, para así garantizar una
máxima cobertura. Así mismo, hacemos extensivas las
expresiones de agradecimiento de la comunidad de los derechos humanos
de Barrancabermeja al Senador de Minnesota, Paul Wellstone, quien
ha visitado la ciudad dos veces: una en noviembre del 2000 y otra
en marzo del 2001.
Una
Propuesta a Largo Plazo, Siempre y Cuando Exista la Voluntad Política
Sin embargo,
la presión internacional y las visitas no son una solución
a largo plazo. Desatar la maraña de violencia e inestabilidad
de Barrancabermeja preferiblemente antes de que se repita en
otras ciudades colombianas de mayor tamaño requiere
que los colombianos tomen acción a nivel nacional. Los Estados
Unidos también debe estar preparado para prestar asistencia
importante en los momentos claves.
Ante
todo, el Gobierno Colombiano debe hacer mucho más para detener
a los paramilitares. Los colombianos no confiarán en la protección
del Estado hasta que todos estén de acuerdo en que las relaciones
entre militares y paramilitares efectivamente han sido rotas. Esto
significa detener a los líderes paramilitares conocidos y responder
rápidamente a los ataques y a las amenazas. También
significa castigar a los miembros de las Fuerzas de Seguridad que
ayuden y encubran a los paramilitares o que con conocimiento de causa
permitan que sigan cometiendo abusos. Los Estados Unidos debe aplicar
mucha presión, proveniente tanto del sector público
como del privado, para que se lleve a cabo una operación anti-paramilitar
mucho más intensa. Un canal poco utilizado, podría ser
negarle visa americana a cualquier individuo del que se sepa con certeza
esté apoyando económicamente a los grupos derechistas.
Aunque
sea muy frustrante y se demore muchos años, el proceso de paz
de Colombia necesita mayor apoyo, ya que es la forma más rápida
de dar fin a la violencia y no mediante la escalada de una guerra
hasta el cansancio. Tanto los oficiales militares como los defensores
de los derechos humanos expresaron su creencia que el ELN honestamente
desea la paz. Si el Gobierno se le enfrenta a los paramilitares y
temporalmente entrega una zona desmilitarizada al otro lado del río,
puede ser el camino para que el grupo rebelde más pequeño
salga sin mayor violencia. También podría ser un ejemplo
educativo para las FARC en cuanto a la viabilidad de entrar en unas
negociaciones serias.
Finalmente,
es notable que todos los con que hablamos desde la Brigada
hasta los barrios populares estuvieran de acuerdo que Colombia
no necesita otro gran paquete de ayuda militar de Washington. Las
zonas conflictivas como Barrancabermeja y el Magdalena Medio necesitan
asistencia económica y social. Ayuda para desarrollo puede
aliviar la desesperación económica que fomenta el conflicto,
y puede incrementar la confianza de los colombianos en la habilidad
de su Gobierno de entregar lo que promete. Esta asistencia no debe
ser impuesta desde arriba debe ser diseñada en conjunto
con las comunidades que la van a recibir. Debe evitar, así
mismo, fortalecer involuntariamente a los paramilitares, quienes ya
están promocionando su propio plan para el desarrollo del Magdalena
Medio.
Le pregunté
a varias personas acerca del argumento repetido una y otra vez por
el Gobierno de los Estados Unidos, en el sentido que los proyectos
de desarrollo no pueden funcionar solos, sino hasta que la ayuda militar
proporcione un ambiente seguro. El Mayor Rodríguez, el oficial
naval, respondió inmediatamente, Hemos estado tratando
de proporcionar condiciones de seguridad durante treinta años
y no ha dado resultados. Los proyectos de desarrollo deben comenzar
ya, aunque sea a pequeña escala. Si los proyectos tienen éxito,
lograrán el apoyo de la población, quienes a su vez
apoyarán al Gobierno. Es la mejor manera de debilitar a los
grupos armados. Más armamento no va a solucionar el problema.
Las soluciones
propuestas no son particularmente innovadoras. Lo que ha faltado en
Bogotá y Washington has sido la voluntad política de
tomar los riesgos para que éstas viejas propuestas se vuelvan
realidad. Seguimos
esperando esfuerzos creíbles y de largo alcance para detener
a los paramilitares, el apoyo inequívoco para las negociaciones
de paz, y programas de asistencia económica en vez de dramáticas
ofensivas militares.
Mientras
esperamos, la OFP y sus colegas continúan tratando de llevar
a cabo su trabajo. Durante uno de nuestros recorridos por los barrios
nor-orientales controlados por los paramilitares, nos llevaron a unos
comedores públicos donde venden comidas económicas para
los residentes. Desde la loma se ve claramente las llamas de la refinería
kilómetros abajo al lado del río. Un joven siguió
a nuestro grupo y se paró afuera de la puerta, evaluándonos
a todos. Todo el mundo se calló.
Buenos
días le dijo una funcionaria de la OFP, mirándolo
de frente.
Buenos días contestó.
Una pausa. Le puedo servir en algo?
Ya están sirviendo almuerzo? (Buena esa
eran apenas las diez de la mañana).
No. Vuelva más tarde por favor.
El observador
paramilitar siguió su camino. La funcionaria continuó
como si no hubiera pasado nada.
El Center
for International Policy agradece a las Fundaciónes CarEth y
Compton y al Stuart Mott Charitable Trust por el apoyo económico
que hizo posible nuestra visita. Así mismo deseamos expresar
nuestro más sincero agradecimiento a la oficina de Barrancabermeja
del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas por sus consejos y
asistencia.
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CIP
Oficial de Programas Adam Isacson (izq.) con el Presidente del
CIP, Robert White (der.) en Barrancabermeja
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Center
for International Policy
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ISSN 0738-6508
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