Testimony
of Carlos Alberto Ploter, Former Political Commander, Revolutionary
Armed Forces of Colombia (FARC), hearing of the House Government
Reform Committee: "The War Against Drugs and Thugs: A Status Report
on Plan Colombia Successes and Remaining Challenges," June 17, 2004
DECLARACIÓN
PÚBLICA DE "CARLOS ALBERTO PLOTERS"
Mi
nombre en las filas de las Farc, en el Bloque José María
Córdoba era Carlos Alberto Ploters. Vengo vinculándome
a un proceso de reinserción a la sociedad civil, debido
básicamente a tres puntos: uno la no compaginación
entre la teoría y la práctica, que en este momento
desarrolla las Farc, la cual ha venido ahondando el cubrimiento
militar, abandonando la posición política, abandonando
la concepción que es la población la que tiene que
dar los cambios esenciales para llegar a la nueva sociedad, el
sector militarista de Farc ha venido imprimiéndole a la
confrontación armada su sello característico de
violencia.
El
momento actual, que vive tanto el país, como vive Latinoamérica,
es de encontrar salidas concertadas hacia el avance de la nueva
sociedad que se persigue. Latinoamérica vive un momento
político especiotas para la lucha abierta; las armas no
son el camino hacia la consecución de esa nueva sociedad,
es la vía civilizada, es la vía democrática,
es la vía de la lucha democrática la que puede ser
el escenario propicio para la transformación del país,
el desangre y la guerra no puede ser el futuro de la patria sino
la concertación. La concertación en términos
de construir la patria nueva, la concertación en términos
de no conciliar sino de concertar.
El
proceso de desmovilización se hace necesario, porque definitivamente
el país necesita de los hombres, no de la resta de los
hombres y el proceso de reinserción a la sociedad es el
camino adecuando para construir la nueva sociedad que todos queremos
construir, la Colombia en que quepamos todos. Hice mi entrega
voluntaria a las fuerzas constitucionales del Estado, en especial
al estamento de la Policía, que es un institución
que en el transcurso de estos diez años de confrontación
que yo he sostenido personalmente con el Estado ha dado muestras
de civilidad; en últimas es la agrupación que vela
por la garantía de los derechos de los ciudadanos, y en
especial pues la entrega que hice en el municipio de San Luis
es debido a las condiciones de facilidad que le ha entregado al
militante de las Farc y del Ejército de Liberación
Nacional que ha querido deponer las armas.
Un
segundo motivo para la desmovilización, es el poderoso
vínculo familiar que nos mueve a los colombianos, indiscutiblemente
la sociedad actual la familia es el vértice donde comienza
a desarrollarse la sociedad y es muy fuerte ese afecto hacia la
familia y en las Farc, en la vida militar revolucionaria no hay
espacio para la familia, el espacio es absorbido todo por la confrontación
armada. El vinculo familiar es esencial para cualquier ser humano,
el hombre es un ser social por naturaleza y la familia es la célula
básica de la conformación de la sociedad, el amor
a la familia es lazo fuerte y el lazo primordial para jalonar
a los combatientes a volver al ceno de la familia.
Y
como tercer aspecto, es el cansancio de la guerra, una guerra
fratricida en la que nos estamos matando porque los mismos pobres
son los que vamos a la guerra, es la misma familia colombiana
la que se está levantando en armas y es la misma familia
colombiana la que defiende la institución del Estado. Es
una guerra larga que ha visto ya padecer y morir tres generaciones,
es una guerra que en el ritmo actual no va a construir revolución
porque tal y como la llevamos simple y llanamente la sustracción
de materia por la eliminación de los antagonistas, va a
quedar sin protagonistas. No considero que se deba morir uno de
mal de arrugas en el monte, es un proceso que indudablemente no
va conducir hacia la meta que se ha propuesto, es el acabarse
física, el acabarse moral y el acabarse espiritualmente
en el monte.
Entonces
son esas tres condiciones las que indudablemente jalonaron mi
salida de Farc, mi desmovilización y mi reinserción
a la sociedad civil. Soy fiel testigo, soy testigo de primera
mano que da la suficiente garantía para que los alzados
en armas que coincidimos en el pensamiento de construir sociedad
diferente, dejando al lado las armas y protagonizando la transformación
con las ideas, soy testigo de primera mano que la Policía
da las garantías necesarias para esa vinculación.
Y hago un llamado a todos los combatientes, a los combatientes
de base, a los comandantes, a todo aquel que sueñe con
la construcción de una patria diferente y que analice la
teoría y la práctica para que saque como resultado,
que no es el camino de las armas aquel que labra destinos diferentes.
Las ideas son motores del desarrollo, las ideas son la jalonadoras
del proceso de transformación. Los fusiles son los anegadores
de sangre de nuestras tierras, entonces el camino es, el camino
de la construcción pacifica de un destino diferente.
Parodiando
lo que decía Jacobo Arenas "el destino de la patria,
no puede ser la guerra" la invitación es pues abandonar
esta guerra y seguir por el camino civilista y entre todos construir
una patria amable, justa y en paz que merece el pueblo colombiano.
Fui testigo y protagonista de diez años de confrontación,
durante diez años estuve en acciones políticas y
militares, durante diez años me entregué todo y
cuanto soy, todo y cuanto fui a la confrontación armada
y definitivamente esos diez años que le aporte yo al proceso
de desangre del país no construyeron ningún futuro
diferente al que yo pensaba, lo que si hicieron fue construir
zanjas de dolor, trincheras de odio, lo que construí en
esos diez años fue aislarme del proyecto político
al cual yo en un momento determinado consideré como pieza
fundamental de desarrollo. Diez años de confrontación
que en sumatoria no trajeron nada para el país, diez años
de confrontación, diez años de historia, diez años
echados a la caneca del olvido y del olvido más cruel,
el olvido de dolor.
Las
motivaciones en cierto momento que yo consideré fueron
vitales para el aporte a lucha armada revolucionaria, se desvirtuaron
en la práctica misma del quehacer revolucionario, se desvirtuaron
no tanto por el contenido como por la práctica de la insurgencia,
la práctica armada dio como resultado únicamente
el desplazamiento de la población, dio como resultado únicamente
el desangre de la población, dio como resultado únicamente
la pérdida del en el sistema económico, político
y social del país. No basta con golpes de pecho, no basta
con "mea culpa", hay que tomar cartas en el asunto y
decidirse a hacer práctica la palabra, si la palabra se
hace práctica únicamente en la construcción
de destinos de paz, de destinos de justicia social, en destinos
de civilidad. Hoy más que nunca el mundo es interdepediente,
hoy más que nunca el mundo ha determinado que las soluciones
pacíficas a los conflictos son la solución, la guerra
nunca ha podido ser la solución a los problemas, en vez
de sugerir salidas a los problemas lo único que hace es
incrementar los problemas, incrementar los odios, entonces en
este momento se hace perentorio que todos y cada uno de los combatientes
de las organizaciones revolucionarias pongan en práctica
el pensamiento revolucionario, la revolución la hacen las
ideas no la hacen las armas.
La
invitación es entonces al abandono y la reinserción
a la vida civil. A todos aquellos que compartieron conmigo, las
vicisitudes de la confrontación armada, que compartimos
el dolor, la angustia, que compartimos la dureza de la confrontación
armada revolucionaria, los invito a que se acojan al proceso de
reinserción que viene siendo liderado por el Doctor Alvaro
Uribe Vélez, el camino ala civilidad, el camino a la concordia,
el camino de la paz los espera con los brazos abiertos.