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Last Updated:5/17/01
Palabras de la Embajadora Patterson ante los miembros del Club de Ejecutivos, Embajada de los EE.UU. en Colombia, 26 de abril de 2001
Palabras de la Embajadora Patterson ante los miembros del Club de Ejecutivos

Bogotá, jueves, 26 de abril de 2001

English Version

Estoy muy complacida de tener la oportunidad de estar con ustedes hoy. Agradezco a Dr. Ignacio Chiappe y a Rodolfo Amaya del Club de Ejecutivos su invitación. Me complace especialmente reunirme con los líderes empresariales para presentar nuestras prioridades bilaterales este año. Tenemos una agenda muy apretada.

Primero que todo, quisiera compartir con ustedes, los líderes empresariales, los temas más importantes en la agenda bilateral de comercio e inversión, incluyendo la expansión de la Ley de Preferencias Arancelarias Andina (ATPA).

Segundo, me gustaría darles un breve informe del progreso en las actividades antinarcóticos y de desarrollo alternativo que empezaron en diciembre de 2000. Estas constituyen la contribución del Gobierno de los Estados Unidos al Plan Colombia.

Tercero, me gustaría comentar brevemente sobre cómo la situación de inseguridad en Colombia está afectando el clima comercial y de inversión; el impacto de las preocupaciones de seguridad sobre nuestra relación comercial bilateral y cómo la Embajada está ayudando.

Las relaciones bilaterales entre nuestros gobiernos nunca han sido mejores. En el área de comercio e inversión estamos en contacto continuo con el Ministerio de Comercio Exterior, con Proexport y con Coinvertir. La Ministra de Comercio Exterior, Marta Lucía Ramírez de Rincón, la Presidenta de Proexport, Angela María Orozco, y el Presidente de Coinvertir, Enrique Umaña, colaboran con nosotros y con la Cámara de Comercio Colombo Americana en una variedad de programas diseñados para promover las ventajas competitivas de Colombia como socio comercial y e inversionista para las compañías estadounidenses.

Si el enfoque principal de la relación colombo-americana el año pasado fue el esfuerzo exitoso para convencer al Congreso estadounidense de que el paquete de asistencia era esencial, este año la atención se enfocará en un área igualmente importante y delicada: la política comercial. En las reuniones del Presidente Pastrana con el Presidente Bush y con otros altos funcionarios durante su visita a Washington en febrero, los temas de comercio e inversión fueron tratados con el mismo interés que los de narcóticos, seguridad y derechos humanos que han sido nuestra agenda en los años recientes.

La reunión en Washington efectivamente generó un plan de trabajo para intensificar las relaciones comerciales entre nuestros dos países. Tal vez el tema más conocido fue el de la Ley de Preferencias Arancelarias Andina (ATPA), la cual vence en diciembre. Estados Unidos se ha comprometido a extender esta legislación, que al proporcionar preferencias arancelarias para una amplia variedad de productos no tradicionales como las flores, ha creado miles de empleos tanto en Colombia como en Estados Unidos. Según cálculos del Ministerio de Comercio Exterior, entre 1992 y 1999 el ATPA generó US$1,2 millardos en producción y más de 140.000 empleos directos en Colombia. El ATPA continúa teniendo un gran impacto en la economía colombiana. Por ejemplo, las exportaciones de flores a los Estados Unidos aumentaron aproximadamente un 14%, de US$310 millones a US$354 millones, de 1999 al año 2000.

Durante la Cumbre de las Américas en Quebec el fin de semana pasado el Presidente Bush renovó su compromiso de extender el ATPA como una parte integral de la Iniciativa Andina. Pero además de extender el ATPA, la Administración Bush ha dicho claramente que está interesada en expandir el alcance de esa ley a otras categorías de productos. Este es un esfuerzo para lograr el objetivo original del ATPA: fortalecer las economías legales de los países beneficiarios para que puedan enfrentar al narcotráfico.

Todos debemos ser muy pragmáticos sobre la extensión del ATPA. Las preferencias unilaterales siempre son controversiales en Estados Unidos y en otros sitios. Los beneficiarios del ATPA, tanto del sector público como del privado, necesitarán trabajar con la Administración Bush para presentar al Congreso estadounidense un argumento vigoroso sobre cómo esta expansión sirve a nuestros propósitos comunes. También tendrán que ser realistas sobre cuáles preferencias se pueden lograr y coordinar sus esfuerzos de acuerdo con eso. Se va a generar un gran debate sobre confecciones y textiles, especialmente sobre si los textiles regionales se deben incluir. Confío en que Colombia tome el liderazgo, pues ya tuvo un papel preponderante cuando el Gobierno de Estados Unidos debatía la ley original hace diez años.

Pero aun con la importancia que tiene el ATPA, no es el único aspecto en el cual nuestros dos países piensan profundizar su asociación comercial. Durante la visita del Presidente Pastrana, nuestros dos gobiernos acordaron colaborar en la negociación del Tratado Bilateral de Inversión. Tales acuerdos proporcionan a los inversionistas extranjeros un alto nivel de protección legal comparable a la de los inversionistas nacionales. El Tratado Bilateral de Inversión extendería los esfuerzos exitosos del Presidente Pastrana para revocar las disposiciones de la Constitución de Colombia que permiten la expropiación de empresas extranjeras sin indemnización. Tal tratado enviaría una señal a las corporaciones estadounidenses de que Colombia realmente ofrece buenas posibilidades de inversión y ayudaría a superar prejuicios sobre los problemas de seguridad en Colombia. Espero que nuestros dos gobiernos puedan colaborar rápidamente para llegar a un acuerdo sobre el texto del Tratado Bilateral de Inversión, el cual es de muchísimo interés mutuo.

El tercer elemento clave en la agenda de política comercial de nuestros países es el esfuerzo regional hacia la negociación de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Las reuniones de los jefes de estado en la Cumbre de las Américas en Quebec el fin de semana pasado, demuestran la importancia de la agenda de política comercial para nuestros dos países y para la región. La Cumbre tuvo mucho éxito. Se llevaron a cabo importantes reuniones entre los jefes de los estados del Hemisferio, en especial entre el Presidente Bush y los jefes de estado de los países andinos. La Declaración de Quebec promete establecer el ALCA para el año 2005.

El ALCA extenderá los beneficios del comercio libre a países por todo el Hemisferio y tiene el potencial de llevar este Hemisferio hacia el desarrollo económico sostenido. Cuando entre en vigencia, el ALCA será el área de libre comercio más grande del mundo, con un producto interno bruto de más de US$10 billones. Para lograr esta meta, el Presidente Bush ha prometido solicitarle al Congreso la autorización de vía rápida. Esto será controversial y yo sé que la Administración Bush está analizando cómo proceder.

Durante la Cumbre, el Presidente Bush también habló sobre su propuesta para financiar la Iniciativa Regional Andina desde octubre de 2002. Esa Iniciativa incluye US$882 millones para asistencia al desarrollo, al fortalecimiento de las instituciones democráticas y a los programas antinarcóticos regionales.

Yo sé que ustedes han seguido en los medios el progreso de nuestras actividades antinarcóticos, así como las consultas de su Gobierno con otros países sobre las necesidades más amplias en desarrollo económico y social. Y, yo sé que ustedes, como colombianos, están muy preocupados por cuestiones importantes para la futura estabilidad y prosperidad de Colombia. Por eso quiero hablarles un poco sobre el apoyo de los Estados Unidos para el Plan Colombia. La primera etapa del Plan Colombia ha sido sencilla: atacar la coca en Putumayo, donde están los cultivos de coca más concentrados que jamás se hayan visto. Esto nos da una ventaja, porque es más fácil atacarla en esta forma que cuando se encuentra en pequeños cultivos distribuidos por los Andes.

De casi la misma urgencia ha sido el fortalecimiento de las legítimas fuerzas de seguridad, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Colombia, para aumentar su capacidad para actuar contra los traficantes y proteger a la población civil. Sin estos dos elementos vitales, ninguna de las otras partes de la solución puede realizarse.

Otros elementos del Plan Colombia, como el desarrollo alternativo en el campo y el fortalecimiento del sistema de justicia y de los gobiernos locales, son de igual o mayor importancia para Colombia. Sin embargo, no pueden lograrse sin que primero se logre mayor seguridad. Este conjunto de políticas puede aumentar la seguridad del país, contribuir a la paz social y mejorar el clima de inversión y la creación de empleo.

El Plan Colombia ha empezado a tener éxito. El Gobierno de Estados Unidos ya está entregando los primeros US$1,3 millardos. La Administración Bush va a solicitar otros US$500 millones para Colombia y una cifra parecida para los demás países andinos, para la lucha contra las drogas, para el desarrollo alternativo y para programas sociales. Siempre se ha entendido que la mayoría de la ayuda estadounidense, especialmente en la primera etapa del Plan Colombia, tendría el propósito de darle un arranque rápido a los programas de erradicación y seguridad. Por lo tanto, más de US$800 millones de la ayuda inicial es para helicópteros, avionetas de fumigación y para entrenamiento y otras formas de asistencia para la Policía y la Brigada Antinarcóticos del Ejército colombiano. Los US$500 millones que estamos solicitando este año se dividirían mitad y mitad entre programas sociales y de seguridad. Estados Unidos y Colombia han contado con Europa para ayudar con financiamiento significativo de los programas sociales del Plan Colombia. Ha sido un proceso lento, pero esperamos que pronto se hagan presentes los europeos y se comprometan a una asistencia significativa.

El Plan ha empezado muy bien. A partir del 19 de diciembre pasado, trabajando con un mayor número de avionetas, se han fumigado y destruido más de 35.000 hectáreas de coca en Caquetá y Putumayo, y otras 4.000 hectáreas en el sur de Bolívar. Para comprender mejor esta cifra: en el año anterior se erradicaron sólo 45.000 hectáreas. Esto quiere decir que 100 toneladas de coca no van a llegar a Estados Unidos y Europa, ni van a financiar a las FARC ni a los paramilitares.

Los dos batallones antinarcóticos, actualmente las tropas mejor entrenadas del continente, han destruido más de cien laboratorios de base de coca, han capturado o dado de baja a muchos guerrilleros involucrados en el narcotráfico, y han destruido campamentos de esos traficantes. Estas tropas operan acompañadas de funcionarios legales y de derechos humanos, para asegurar el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario. En general, diría que estas tropas se han dado cuenta que, frente a fuerzas disciplinadas, bien entrenadas, dirigidas y equipadas, las FARC no son un adversario tan difícil. Si continuamos a este ritmo, las fuerzas colombianas lograrán la reducción sustancial de la producción de narcóticos en Putumayo antes de terminar la primera etapa de dos años prevista en el Plan Colombia. Ya se puede notar que muchos de los trabajadores de la coca no están regresando al Putumayo.

Muchos de los gobernadores y alcaldes se oponen a la erradicación forzosa y desean que sea erradicación voluntaria. Muchos se quejan de que la fumigación hace daño ambiental. La erradicación forzosa es esencial por muchas razones: porque muchos cultivos de coca y amapola están en zonas de combate o en zonas que fueron inicialmente controladas por la guerrilla; porque sin el garrote de la eliminación forzosa, no hay suficiente incentivo para que el cocalero firme un acuerdo de erradicación manual, y porque algunos cultivos son extensos y ubicados en zonas poco pobladas y la erradicación manual no es una opción práctica. Finalmente, diría que la única manera de rescatar la selva es convencer a los criminales de que no pueden sacar ventaja de su destrucción. La coca, después de sembrarse, demora de 12 a 18 meses en producir. Las autoridades van a destruir la coca más rápido de lo que ellos pueden sembrarla, y mucho antes de poder lograr ganancias.

Colombia está en una encrucijada económica, social y política, con perspectivas muy positivas, si se puede progresar hacia la paz y la estabilidad. Sin embargo, el país no puede lograr su potencial sin resolver su conflicto interno y ponerle fin al tráfico, procesamiento y cultivo de la coca a gran escala. Creemos que es de interés mundial que Colombia tenga éxito en abordar estos flagelos. Estados Unidos ha tenido algo de éxito en reducir la demanda. Pero aunque la pudiéramos reducir bastante, probablemente sería suficiente consumo como para causar serios problemas en Colombia. Simplemente es una cuestión de tamaño: somos una economía de más de US$9.000 millardos, o sea más de 100 veces el tamaño de la de Colombia.

Aunque los economistas están de acuerdo en que la reciente recesión de Colombia ha terminado y que se nota crecimiento en muchos sectores, actualmente pocos empresarios piensan sólo en términos económicos. La confianza comercial e inversionista se ha debilitado gravemente por la incertidumbre y la inseguridad.

Hay una comunidad empresarial internacional muy vigorosa en Colombia, con cientos de compañías bien establecidas y comprometidas con una presencia a largo plazo. Esto es fácil de entender dado lo que Colombia ofrece en términos de recursos naturales y humanos; de un sitio estratégico; de una bien desarrollada capacidad industrial y de infraestructura; así como de un ambiente empresarial moderno. Entre las economías de la región, la de Colombia es una de las más competitivas y subvaloradas.

Estoy enterada de que algunos en la comunidad empresarial de Colombia creen que el aviso de seguridad para viajeros expedido por el Departamento de Estado no es justo porque no diferencia entre la seguridad en las áreas rurales y en las ciudades. Hemos explicado que el aviso del Departamento de Estado es general; diseñado para el amplio público. No establece diferencias entre los riesgos de los viajes a regiones de disturbios en Colombia y los viajes a ciudades principales como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, o a sitios turísticos como Cartagena. Comprendo lo difícil que es para compañías que necesitan llevar a cabo sus actividades empresariales con corporaciones estadounidenses. Muchas veces sus juntas directivas y funcionarios de seguridad en Estados Unidos (o sus abogados de responsabilidad corporativa) basándose en el aviso del Departamento de Estado o lo que ven en los noticieros, deciden que todo Colombia es un sitio demasiado peligroso. No quieren que nadie viaje a Colombia; mucho menos establecer un negocio aquí. Es lamentable que los medios internacionales enfoquen demasiado a menudo la violencia y los problemas, en vez de mencionar la belleza natural, la riqueza cultural y la hospitalidad del pueblo colombiano.

No puedo prometer que el Departamento de Estado cambie su aviso de seguridad hasta que no mejore la situación de inseguridad en todo Colombia. Existen aquí verdaderas preocupaciones por seguridad y responsabilidades, las cuales llevaron a la expedición de tal aviso. Sin embargo, hay algunas cosas que nosotros en la Embajada podemos hacer para permitirle a los viajeros tomar decisiones basadas en información sobre diferentes sitios en Colombia.

La Embajada ha colaborado de cerca con organizaciones empresariales en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena para asegurar que la comunicación y la coordinación entre la Embajada y la comunidad empresarial estadounidense sean las mejores posibles. Lo que el Gobierno de Estados Unidos y la Embajada en Colombia pueden hacer --y lo que harán-- es proporcionar la mejor información y cooperación posibles para ayudarles. Reconocemos que las empresas se desaniman con el cubrimiento negativo de los medios y el aviso de seguridad para viajeros, y que muchas se están perdiendo excelentes oportunidades comerciales. El Funcionario Regional de Seguridad de la Embajada, Charlie Sparks, y la Consejera Comercial, Karla King, siempre están disponibles para hablar con individuos de empresas sobre sus objetivos comerciales y sus viajes. Les sugiero referir a sus clientes a estos dos funcionarios para consultas más específicas.

Además, estoy dispuesta a ofrecer mi apoyo a las organizaciones que buscan especialistas estadounidenses para ferias comerciales, eventos y conferencias que se vayan a realizar en Colombia, especialmente en Cartagena. Por ejemplo, actualmente estamos colaborando con Asocolflores para tratar de conseguir participantes para Proflora, su feria internacional de flores. Esperamos que haya una numerosa y entusiasta participación estadounidense de compradores y proveedores de equipos y servicios en septiembre. También estamos apoyando a Andinapack, la gran feria de procesamiento y empaque de alimentos, la cual se realizará en Bogotá el próximo octubre en Corferias.

Mientras estoy abordando temas desalentadores, me gustaría decirles que sabemos que algunas empresas están en dificultades por la situación de visas en nuestra Sección Consular. Se atienden 1.400 casos de visas cada día. Actualmente hay un atraso de casi dos años en la disponibilidad de citas para visas de no-inmigrante, incluyendo las de negocios y las de turismo. Esto fue causado por al tremendo aumento en la demanda de visas por ciudadanos colombianos, el cual ha inundado la capacidad de la Sección Consular para procesarlas. Esto causa mucha frustración entre las personas que necesitan viajar a Estados Unidos a llevar a cabo actividades empresariales o a participar en entrenamientos o ferias comerciales. No hay una solución inmediata, pero entendemos que las actividades empresariales deben continuar.

Mi primer consejo es que ustedes como ejecutivos comiencen su proceso de visa ya mismo para cualquier empleado que tal vez necesite viajar a Estados Unidos en los próximos años. Así estarán preparados cuando necesiten la visa.

Segundo, en algunas ocasiones, cuando aparecen eventos comerciales inesperados, que definitivamente son de interés mutuo, la Oficina Comercial de la Embajada podría ayudarles. Si sus necesidades cumplen criterios estrictos, pueden solicitar un adelanto de cita para la entrevista con el Cónsul. Sin embargo, debo enfatizar que este es un caso especial y que la solicitud de adelanto de cita no garantiza que la visa sea concedida. Esa es una decisión consular, de acuerdo con los criterios establecidos por esa Sección.

Yo sé que en las últimas semanas ha habido mucha publicidad sobre la decisión de la Oficina de Inmigración y Naturalización en Estados Unidos de exigir visa a los colombianos en tránsito hacia otros países. Esta fue una acción lamentable pero necesaria para afrontar el aumento impresionante de fraude con visas y abuso por parte de los colombianos, especialmente en Miami.

Afortunadamente hay muchas rutas disponibles para viajar sin tener que transitar por Estados Unidos. En esos pocos casos en los cuales hay circunstancias de emergencia y ninguna otra alternativa de viaje, la Sección Consular tratará de ayudar al viajero.

Para terminar, quiero agradecerles esta oportunidad de reunirme con ustedes hoy. Soy optimista. Creo que estamos progresando en comercio, inversión y seguridad. Estoy comprometida a colaborar con el Gobierno de Colombia para traer la paz y la prosperidad al país.

Gracias.

Bogotá, D.C.
26 de abril de 2001

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