Palabras
de la Embajadora Patterson ante los miembros del Club de Ejecutivos, Embajada
de los EE.UU. en Colombia, 26 de abril de 2001
Palabras
de la Embajadora Patterson ante los miembros del Club de Ejecutivos
Bogotá, jueves,
26 de abril de 2001
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Estoy muy complacida
de tener la oportunidad de estar con ustedes hoy. Agradezco a Dr. Ignacio
Chiappe y a Rodolfo Amaya del Club de Ejecutivos su invitación.
Me complace especialmente reunirme con los líderes empresariales
para presentar nuestras prioridades bilaterales este año. Tenemos
una agenda muy apretada.
Primero que todo,
quisiera compartir con ustedes, los líderes empresariales, los
temas más importantes en la agenda bilateral de comercio e inversión,
incluyendo la expansión de la Ley de Preferencias Arancelarias
Andina (ATPA).
Segundo, me gustaría
darles un breve informe del progreso en las actividades antinarcóticos
y de desarrollo alternativo que empezaron en diciembre de 2000. Estas
constituyen la contribución del Gobierno de los Estados Unidos
al Plan Colombia.
Tercero, me gustaría
comentar brevemente sobre cómo la situación de inseguridad
en Colombia está afectando el clima comercial y de inversión;
el impacto de las preocupaciones de seguridad sobre nuestra relación
comercial bilateral y cómo la Embajada está ayudando.
Las relaciones bilaterales
entre nuestros gobiernos nunca han sido mejores. En el área de
comercio e inversión estamos en contacto continuo con el Ministerio
de Comercio Exterior, con Proexport y con Coinvertir. La Ministra de Comercio
Exterior, Marta Lucía Ramírez de Rincón, la Presidenta
de Proexport, Angela María Orozco, y el Presidente de Coinvertir,
Enrique Umaña, colaboran con nosotros y con la Cámara de
Comercio Colombo Americana en una variedad de programas diseñados
para promover las ventajas competitivas de Colombia como socio comercial
y e inversionista para las compañías estadounidenses.
Si el enfoque principal
de la relación colombo-americana el año pasado fue el esfuerzo
exitoso para convencer al Congreso estadounidense de que el paquete de
asistencia era esencial, este año la atención se enfocará
en un área igualmente importante y delicada: la política
comercial. En las reuniones del Presidente Pastrana con el Presidente
Bush y con otros altos funcionarios durante su visita a Washington en
febrero, los temas de comercio e inversión fueron tratados con
el mismo interés que los de narcóticos, seguridad y derechos
humanos que han sido nuestra agenda en los años recientes.
La reunión
en Washington efectivamente generó un plan de trabajo para intensificar
las relaciones comerciales entre nuestros dos países. Tal vez el
tema más conocido fue el de la Ley de Preferencias Arancelarias
Andina (ATPA), la cual vence en diciembre. Estados Unidos se ha comprometido
a extender esta legislación, que al proporcionar preferencias arancelarias
para una amplia variedad de productos no tradicionales como las flores,
ha creado miles de empleos tanto en Colombia como en Estados Unidos. Según
cálculos del Ministerio de Comercio Exterior, entre 1992 y 1999
el ATPA generó US$1,2 millardos en producción y más
de 140.000 empleos directos en Colombia. El ATPA continúa teniendo
un gran impacto en la economía colombiana. Por ejemplo, las exportaciones
de flores a los Estados Unidos aumentaron aproximadamente un 14%, de US$310
millones a US$354 millones, de 1999 al año 2000.
Durante la Cumbre
de las Américas en Quebec el fin de semana pasado el Presidente
Bush renovó su compromiso de extender el ATPA como una parte integral
de la Iniciativa Andina. Pero además de extender el ATPA, la Administración
Bush ha dicho claramente que está interesada en expandir el alcance
de esa ley a otras categorías de productos. Este es un esfuerzo
para lograr el objetivo original del ATPA: fortalecer las economías
legales de los países beneficiarios para que puedan enfrentar al
narcotráfico.
Todos debemos ser
muy pragmáticos sobre la extensión del ATPA. Las preferencias
unilaterales siempre son controversiales en Estados Unidos y en otros
sitios. Los beneficiarios del ATPA, tanto del sector público como
del privado, necesitarán trabajar con la Administración
Bush para presentar al Congreso estadounidense un argumento vigoroso sobre
cómo esta expansión sirve a nuestros propósitos comunes.
También tendrán que ser realistas sobre cuáles preferencias
se pueden lograr y coordinar sus esfuerzos de acuerdo con eso. Se va a
generar un gran debate sobre confecciones y textiles, especialmente sobre
si los textiles regionales se deben incluir. Confío en que Colombia
tome el liderazgo, pues ya tuvo un papel preponderante cuando el Gobierno
de Estados Unidos debatía la ley original hace diez años.
Pero aun con la importancia
que tiene el ATPA, no es el único aspecto en el cual nuestros dos
países piensan profundizar su asociación comercial. Durante
la visita del Presidente Pastrana, nuestros dos gobiernos acordaron colaborar
en la negociación del Tratado Bilateral de Inversión. Tales
acuerdos proporcionan a los inversionistas extranjeros un alto nivel de
protección legal comparable a la de los inversionistas nacionales.
El Tratado Bilateral de Inversión extendería los esfuerzos
exitosos del Presidente Pastrana para revocar las disposiciones de la
Constitución de Colombia que permiten la expropiación de
empresas extranjeras sin indemnización. Tal tratado enviaría
una señal a las corporaciones estadounidenses de que Colombia realmente
ofrece buenas posibilidades de inversión y ayudaría a superar
prejuicios sobre los problemas de seguridad en Colombia. Espero que nuestros
dos gobiernos puedan colaborar rápidamente para llegar a un acuerdo
sobre el texto del Tratado Bilateral de Inversión, el cual es de
muchísimo interés mutuo.
El tercer elemento
clave en la agenda de política comercial de nuestros países
es el esfuerzo regional hacia la negociación de un Area de Libre
Comercio de las Américas (ALCA). Las reuniones de los jefes de
estado en la Cumbre de las Américas en Quebec el fin de semana
pasado, demuestran la importancia de la agenda de política comercial
para nuestros dos países y para la región. La Cumbre tuvo
mucho éxito. Se llevaron a cabo importantes reuniones entre los
jefes de los estados del Hemisferio, en especial entre el Presidente Bush
y los jefes de estado de los países andinos. La Declaración
de Quebec promete establecer el ALCA para el año 2005.
El ALCA extenderá
los beneficios del comercio libre a países por todo el Hemisferio
y tiene el potencial de llevar este Hemisferio hacia el desarrollo económico
sostenido. Cuando entre en vigencia, el ALCA será el área
de libre comercio más grande del mundo, con un producto interno
bruto de más de US$10 billones. Para lograr esta meta, el Presidente
Bush ha prometido solicitarle al Congreso la autorización de vía
rápida. Esto será controversial y yo sé que la Administración
Bush está analizando cómo proceder.
Durante la Cumbre,
el Presidente Bush también habló sobre su propuesta para
financiar la Iniciativa Regional Andina desde octubre de 2002. Esa Iniciativa
incluye US$882 millones para asistencia al desarrollo, al fortalecimiento
de las instituciones democráticas y a los programas antinarcóticos
regionales.
Yo sé que
ustedes han seguido en los medios el progreso de nuestras actividades
antinarcóticos, así como las consultas de su Gobierno con
otros países sobre las necesidades más amplias en desarrollo
económico y social. Y, yo sé que ustedes, como colombianos,
están muy preocupados por cuestiones importantes para la futura
estabilidad y prosperidad de Colombia. Por eso quiero hablarles un poco
sobre el apoyo de los Estados Unidos para el Plan Colombia. La primera
etapa del Plan Colombia ha sido sencilla: atacar la coca en Putumayo,
donde están los cultivos de coca más concentrados que jamás
se hayan visto. Esto nos da una ventaja, porque es más fácil
atacarla en esta forma que cuando se encuentra en pequeños cultivos
distribuidos por los Andes.
De casi la misma
urgencia ha sido el fortalecimiento de las legítimas fuerzas de
seguridad, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Colombia,
para aumentar su capacidad para actuar contra los traficantes y proteger
a la población civil. Sin estos dos elementos vitales, ninguna
de las otras partes de la solución puede realizarse.
Otros elementos del
Plan Colombia, como el desarrollo alternativo en el campo y el fortalecimiento
del sistema de justicia y de los gobiernos locales, son de igual o mayor
importancia para Colombia. Sin embargo, no pueden lograrse sin que primero
se logre mayor seguridad. Este conjunto de políticas puede aumentar
la seguridad del país, contribuir a la paz social y mejorar el
clima de inversión y la creación de empleo.
El Plan Colombia
ha empezado a tener éxito. El Gobierno de Estados Unidos ya está
entregando los primeros US$1,3 millardos. La Administración Bush
va a solicitar otros US$500 millones para Colombia y una cifra parecida
para los demás países andinos, para la lucha contra las
drogas, para el desarrollo alternativo y para programas sociales. Siempre
se ha entendido que la mayoría de la ayuda estadounidense, especialmente
en la primera etapa del Plan Colombia, tendría el propósito
de darle un arranque rápido a los programas de erradicación
y seguridad. Por lo tanto, más de US$800 millones de la ayuda inicial
es para helicópteros, avionetas de fumigación y para entrenamiento
y otras formas de asistencia para la Policía y la Brigada Antinarcóticos
del Ejército colombiano. Los US$500 millones que estamos solicitando
este año se dividirían mitad y mitad entre programas sociales
y de seguridad. Estados Unidos y Colombia han contado con Europa para
ayudar con financiamiento significativo de los programas sociales del
Plan Colombia. Ha sido un proceso lento, pero esperamos que pronto se
hagan presentes los europeos y se comprometan a una asistencia significativa.
El Plan ha empezado
muy bien. A partir del 19 de diciembre pasado, trabajando con un mayor
número de avionetas, se han fumigado y destruido más de
35.000 hectáreas de coca en Caquetá y Putumayo, y otras
4.000 hectáreas en el sur de Bolívar. Para comprender mejor
esta cifra: en el año anterior se erradicaron sólo 45.000
hectáreas. Esto quiere decir que 100 toneladas de coca no van a
llegar a Estados Unidos y Europa, ni van a financiar a las FARC ni a los
paramilitares.
Los dos batallones
antinarcóticos, actualmente las tropas mejor entrenadas del continente,
han destruido más de cien laboratorios de base de coca, han capturado
o dado de baja a muchos guerrilleros involucrados en el narcotráfico,
y han destruido campamentos de esos traficantes. Estas tropas operan acompañadas
de funcionarios legales y de derechos humanos, para asegurar el cumplimiento
del Derecho Internacional Humanitario. En general, diría que estas
tropas se han dado cuenta que, frente a fuerzas disciplinadas, bien entrenadas,
dirigidas y equipadas, las FARC no son un adversario tan difícil.
Si continuamos a este ritmo, las fuerzas colombianas lograrán la
reducción sustancial de la producción de narcóticos
en Putumayo antes de terminar la primera etapa de dos años prevista
en el Plan Colombia. Ya se puede notar que muchos de los trabajadores
de la coca no están regresando al Putumayo.
Muchos de los gobernadores
y alcaldes se oponen a la erradicación forzosa y desean que sea
erradicación voluntaria. Muchos se quejan de que la fumigación
hace daño ambiental. La erradicación forzosa es esencial
por muchas razones: porque muchos cultivos de coca y amapola están
en zonas de combate o en zonas que fueron inicialmente controladas por
la guerrilla; porque sin el garrote de la eliminación forzosa,
no hay suficiente incentivo para que el cocalero firme un acuerdo de erradicación
manual, y porque algunos cultivos son extensos y ubicados en zonas poco
pobladas y la erradicación manual no es una opción práctica.
Finalmente, diría que la única manera de rescatar la selva
es convencer a los criminales de que no pueden sacar ventaja de su destrucción.
La coca, después de sembrarse, demora de 12 a 18 meses en producir.
Las autoridades van a destruir la coca más rápido de lo
que ellos pueden sembrarla, y mucho antes de poder lograr ganancias.
Colombia está
en una encrucijada económica, social y política, con perspectivas
muy positivas, si se puede progresar hacia la paz y la estabilidad. Sin
embargo, el país no puede lograr su potencial sin resolver su conflicto
interno y ponerle fin al tráfico, procesamiento y cultivo de la
coca a gran escala. Creemos que es de interés mundial que Colombia
tenga éxito en abordar estos flagelos. Estados Unidos ha tenido
algo de éxito en reducir la demanda. Pero aunque la pudiéramos
reducir bastante, probablemente sería suficiente consumo como para
causar serios problemas en Colombia. Simplemente es una cuestión
de tamaño: somos una economía de más de US$9.000
millardos, o sea más de 100 veces el tamaño de la de Colombia.
Aunque los economistas
están de acuerdo en que la reciente recesión de Colombia
ha terminado y que se nota crecimiento en muchos sectores, actualmente
pocos empresarios piensan sólo en términos económicos.
La confianza comercial e inversionista se ha debilitado gravemente por
la incertidumbre y la inseguridad.
Hay una comunidad
empresarial internacional muy vigorosa en Colombia, con cientos de compañías
bien establecidas y comprometidas con una presencia a largo plazo. Esto
es fácil de entender dado lo que Colombia ofrece en términos
de recursos naturales y humanos; de un sitio estratégico; de una
bien desarrollada capacidad industrial y de infraestructura; así
como de un ambiente empresarial moderno. Entre las economías de
la región, la de Colombia es una de las más competitivas
y subvaloradas.
Estoy enterada de
que algunos en la comunidad empresarial de Colombia creen que el aviso
de seguridad para viajeros expedido por el Departamento de Estado no es
justo porque no diferencia entre la seguridad en las áreas rurales
y en las ciudades. Hemos explicado que el aviso del Departamento de Estado
es general; diseñado para el amplio público. No establece
diferencias entre los riesgos de los viajes a regiones de disturbios en
Colombia y los viajes a ciudades principales como Bogotá, Medellín,
Cali y Barranquilla, o a sitios turísticos como Cartagena. Comprendo
lo difícil que es para compañías que necesitan llevar
a cabo sus actividades empresariales con corporaciones estadounidenses.
Muchas veces sus juntas directivas y funcionarios de seguridad en Estados
Unidos (o sus abogados de responsabilidad corporativa) basándose
en el aviso del Departamento de Estado o lo que ven en los noticieros,
deciden que todo Colombia es un sitio demasiado peligroso. No quieren
que nadie viaje a Colombia; mucho menos establecer un negocio aquí.
Es lamentable que los medios internacionales enfoquen demasiado a menudo
la violencia y los problemas, en vez de mencionar la belleza natural,
la riqueza cultural y la hospitalidad del pueblo colombiano.
No puedo prometer
que el Departamento de Estado cambie su aviso de seguridad hasta que no
mejore la situación de inseguridad en todo Colombia. Existen aquí
verdaderas preocupaciones por seguridad y responsabilidades, las cuales
llevaron a la expedición de tal aviso. Sin embargo, hay algunas
cosas que nosotros en la Embajada podemos hacer para permitirle a los
viajeros tomar decisiones basadas en información sobre diferentes
sitios en Colombia.
La Embajada ha colaborado
de cerca con organizaciones empresariales en Bogotá, Cali, Medellín,
Barranquilla y Cartagena para asegurar que la comunicación y la
coordinación entre la Embajada y la comunidad empresarial estadounidense
sean las mejores posibles. Lo que el Gobierno de Estados Unidos y la Embajada
en Colombia pueden hacer --y lo que harán-- es proporcionar la
mejor información y cooperación posibles para ayudarles.
Reconocemos que las empresas se desaniman con el cubrimiento negativo
de los medios y el aviso de seguridad para viajeros, y que muchas se están
perdiendo excelentes oportunidades comerciales. El Funcionario Regional
de Seguridad de la Embajada, Charlie Sparks, y la Consejera Comercial,
Karla King, siempre están disponibles para hablar con individuos
de empresas sobre sus objetivos comerciales y sus viajes. Les sugiero
referir a sus clientes a estos dos funcionarios para consultas más
específicas.
Además, estoy
dispuesta a ofrecer mi apoyo a las organizaciones que buscan especialistas
estadounidenses para ferias comerciales, eventos y conferencias que se
vayan a realizar en Colombia, especialmente en Cartagena. Por ejemplo,
actualmente estamos colaborando con Asocolflores para tratar de conseguir
participantes para Proflora, su feria internacional de flores. Esperamos
que haya una numerosa y entusiasta participación estadounidense
de compradores y proveedores de equipos y servicios en septiembre. También
estamos apoyando a Andinapack, la gran feria de procesamiento y empaque
de alimentos, la cual se realizará en Bogotá el próximo
octubre en Corferias.
Mientras estoy abordando
temas desalentadores, me gustaría decirles que sabemos que algunas
empresas están en dificultades por la situación de visas
en nuestra Sección Consular. Se atienden 1.400 casos de visas cada
día. Actualmente hay un atraso de casi dos años en la disponibilidad
de citas para visas de no-inmigrante, incluyendo las de negocios y las
de turismo. Esto fue causado por al tremendo aumento en la demanda de
visas por ciudadanos colombianos, el cual ha inundado la capacidad de
la Sección Consular para procesarlas. Esto causa mucha frustración
entre las personas que necesitan viajar a Estados Unidos a llevar a cabo
actividades empresariales o a participar en entrenamientos o ferias comerciales.
No hay una solución inmediata, pero entendemos que las actividades
empresariales deben continuar.
Mi primer consejo
es que ustedes como ejecutivos comiencen su proceso de visa ya mismo para
cualquier empleado que tal vez necesite viajar a Estados Unidos en los
próximos años. Así estarán preparados cuando
necesiten la visa.
Segundo, en algunas
ocasiones, cuando aparecen eventos comerciales inesperados, que definitivamente
son de interés mutuo, la Oficina Comercial de la Embajada podría
ayudarles. Si sus necesidades cumplen criterios estrictos, pueden solicitar
un adelanto de cita para la entrevista con el Cónsul. Sin embargo,
debo enfatizar que este es un caso especial y que la solicitud de adelanto
de cita no garantiza que la visa sea concedida. Esa es una decisión
consular, de acuerdo con los criterios establecidos por esa Sección.
Yo sé que
en las últimas semanas ha habido mucha publicidad sobre la decisión
de la Oficina de Inmigración y Naturalización en Estados
Unidos de exigir visa a los colombianos en tránsito hacia otros
países. Esta fue una acción lamentable pero necesaria para
afrontar el aumento impresionante de fraude con visas y abuso por parte
de los colombianos, especialmente en Miami.
Afortunadamente hay
muchas rutas disponibles para viajar sin tener que transitar por Estados
Unidos. En esos pocos casos en los cuales hay circunstancias de emergencia
y ninguna otra alternativa de viaje, la Sección Consular tratará
de ayudar al viajero.
Para terminar, quiero
agradecerles esta oportunidad de reunirme con ustedes hoy. Soy optimista.
Creo que estamos progresando en comercio, inversión y seguridad.
Estoy comprometida a colaborar con el Gobierno de Colombia para traer
la paz y la prosperidad al país.
Gracias.
Bogotá, D.C.
26 de abril de 2001
As of May 17, 2001,
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