La
seguridad: ¿Una debilidad electoral para Uribe?
Un
año y pico antes de las elecciones colombianas, el presidente
Uribe sigue tan popular en las encuestas como sus probables
opositores, o están esperando que la Corte Constitucional
bloquee su reelección, o simplemente tienen su verdadera
mirada fija en el 2010.
Aunque
ahora parece que Uribe podrá reelegirse por una mayoría
abrumadora, el año electoral, que ya comienza, puede
presentar algunas sorpresas que beneficiarían fuertemente
a sus opositores. Y la Corte Constitucional ni siquiera se encuentra
en la lista de los posibles retos.
De
hecho, el gran riesgo para la reelección de Uribe se
centra en algo que, hasta ahora, ha sido su gran fortaleza:
la situación de seguridad del país. ¿Qué
pasaría si, antes de mayo de 2006, los mejoramientos
en los indicios de seguridad (masacres, asesinatos, secuestros,
ataques a poblaciones, etc.) pierden su momento, o peor
aún empiecen a ir al revés? Hay varias razones
por qué no se puede descartar que el año que viene
traiga algunas sorpresas negativas.
1.
El fin de la supuesta retirada de las Farc. Si es
cierto lo que dice la guerrilla, y realmente están incrementando
la intensidad de sus ataques a blancos vulnerables en todo el
territorio nacional, se podría ver un incremento de varios
indicios de violencia, una caída de la confianza de los
inversionistas, y una mayor percepción de inseguridad
generalizada. Este resultado puede ser el caso si el balance
de fuerzas en el conflicto no sufre un cambio significativo.
2.
La posibilidad del fracaso de los diálogos con las Auc.
Uribe y sus asesores seguramente están conscientes del
riesgo de que Ralito se convierta en un Caguán. Si los
paras se paran de la mesa y ponen fin al cese al
fuego que parcialmente observan, el resultado puede ser una
fuerte ola de violencia a nivel del país. Pero hay otra
posibilidad: si los diálogos se mantienen pero el Congreso
colombiano aprueba una ley de justicia y paz que no haga lo
suficiente para desmontar el fenómeno paramilitar, el
modelo mafia más escuadrón de muerte
que los paramilitares están estrenando en varias partes
del norte del país podría seguir replicándose,
haciendo que la población se sienta aún menos
segura.
3.
La posibilidad de que el Plan Patriota fracase por
falta de inversión social. Colombia ya tiene una larga
historia de ofensivas militares que recuperan territorio de
los grupos armados. El problema siempre ha sido que la acción
de los soldados nunca se coordina con la entrada de las instituciones
no militares del Estado (cortes, servicios sociales, construcción
de infraestructura, etcétera). Cuando salen los militares
de la zona recuperada y siempre hay que salir
cuando sólo hay 360.000 militares y policías para
custodiar todo el territorio nacional dejan un vacío
que fácilmente llenan los grupos armados ilegales. Si
la falta de inversión social sigue en la vasta zona del
Plan Patriota, hay un gran peligro de que el resultado de esta
ofensiva tan ambiciosa corra la misma suerte. Si este modelo
también fracasa, podría tener importantes implicaciones
electorales.
4.
La falta de dinero. El estado de las finanzas estatales amenaza
con parar los programas de seguridad del presidente Uribe. Con
un déficit del Gobierno central proyectado en un escalofriante
6,6 por ciento del Producto Interior Bruto para 2005, es muy
posible que no llegarían ni inversión social en
zonas recuperadas ni más tropa para la estrategia de
Seguridad Democrática. Mientras tanto, el gobierno de
Estados Unidos que tiene sus propias tarjetas de crédito
en lo máximo como resultado de la guerra de Iraq
no parece dispuesto a incrementar sus propias contribuciones
a Colombia. Al contrario.
Cualquiera
de estos retos puede estropear los planes de reelección
del presidente. Por supuesto, siempre es posible que ninguna
de estas sorpresas surja en los siguientes trece meses, o que
sí se realicen pero no impacten de fondo la popularidad
de Uribe. De todos modos, la posibilidad de que Uribe se cayera
en alguna de estas trampas es real, y significa que él
no tiene ninguna garantía a pesar de su popularidad actual.