Hoja
informativa del Departamento de Estado sobre la Política de Estados Unidos
con respecto a la región andina, 17 de mayo de 2001
POLITICA DE ESTADOS UNIDOS CON RESPECTO A LA REGION ANDINA
La región
andina representa un reto y una importante oportunidad para la política
exterior de Estados Unidos en los próximos años. Importantes
intereses nacionales de Estados Unidos están en juego en la región.
La democracia está bajo presión en todos los países
de los Andes, donde crecen dudas sobre la capacidad de los gobiernos democráticos
para ofrecer los servicios básicos y mayor prosperidad. El desarrollo
económico es lento y el progreso hacia la liberalización
es inconsistente. Los Andes continúan produciendo virtualmente
toda la cocaína del mundo y una creciente cantidad de heroína,
lo que representa una amenaza directa a nuestra salud pública y
nuestra seguridad nacional. Todos estos problemas persistentes se relacionan
entre sí. Las economías deficientes producen malestar político
que amenaza a la democracia y proveen mano de obra para la producción
y tráfico de narcóticos y los grupos ilícitos armados.
Las instituciones democráticas débiles, la corrupción
y la inestabilidad política desalientan las inversiones, contribuyen
al lento crecimiento económico y proveen terreno fértil
para el surgimiento de los traficantes de drogas ilícitas y otros
grupos al margen de la ley. El comercio de drogas ilícitas también
tiene el efecto de distorsionar la economía y desalentar las inversiones
legítimas. Ninguno de los problemas de la región puede ser
resuelto por separado. Más bien, todos ellos deben ser atendidos
de manera abarcadora, junto con iniciativas apropiadas de diplomacia pública
para adelantar nuestras metas en la región. Por esa razón
el Departamento de Estado propone la asignación de casi 880 millones
de dólares en fondos del Año Fiscal 2002 para la Iniciativa
Regional Andina de la administración.
Metas primordiales
del gobierno de Estados Unidos en los Andes
1. Promover y apoyar
la democracia y las instituciones democráticas
2. Fomentar el desarrollo económico sostenible y la liberalización
del comercio
3. Reducir significativamente en la fuente la oferta de drogas ilícitas
a Estados Unidos, reduciendo al mismo tiempo la demanda en Estados Unidos.
1. Democracia
La democracia en
la región está bajo presión de una amplia variedad
de fuentes. Las instituciones débiles, las rencillas políticas
y la corrupción en toda la región reducen el apoyo popular
a la democracia cuando la mayoría de las economías se desempeñan
mal. El respeto a los derechos humanos ha mejorado, pero todavía
no es uniforme en toda la región. El vínculo de una insurgencia
violenta en Colombia atizada por los cientos de millones de narcodólares
desestabiliza esa democracia de larga data. También preocupa que
el comercio de las drogas ilícitas se derrame a los países
vecinos.
Establecimiento de
instituciones democráticas
La democracia está
bajo ataque y en los Andes y se erosiona la confianza en las instituciones
democráticas esenciales. Hemos observado un aumento de tendencias
en el cuerpo político que buscan, o aceptarían, soluciones
no democráticas.
En Perú el
gobierno que será elegido en junio enfrentará el importante
reto de reconstruir las instituciones democráticas que fueron deliberadamente
debilitadas durante la administración Fujimori. El gobierno resultante
posiblemente se forme con miembros con poca o ninguna experiencia en gobierno,
dado el mandato de diez años de Fujimori y sus políticas
de concentrar el poder en la presidencia. El continuo escándalo
de corrupción de la era de Fujimori ha afectado la confianza pública
en el liderazgo político del país. Trabajaremos estrechamente
con la próxima administración, que probablemente carezca
de experiencia luego de la gestión de Fujimori, para fortalecer
las instituciones democráticas y promover el buen gobierno.
La democracia de
Ecuador está bajo la presión de movimientos populistas e
indígenas cada vez más radicales, atizados por una crisis
económica generalizada. El levantamiento de enero de 2000 que provocó
la salida del presidente Mahuad por medios extraconstitucionales podría
repetirse en el futuro cercano si siguen erosionándose los esfuerzos
para aplicar reformas estructurales. Esta situación ha tenido como
resultado cuatro presidentes en los últimos cinco años.
La ayuda al gobierno de Noboa con apoyo al fortalecimiento de las instituciones,
la lucha contra la corrupción generalizada, y la reactivación
de los esfuerzos de reforma son esenciales para promover la estabilidad.
Bolivia está
también en medio de un período de turbulencia ya que dos
veces en el año pasado, grupos radicales han iniciado protestas
violentas que dañaron gravemente a la economía y desafiaron
al gobierno de Banzer. Esos grupos (incluyendo a cocaleros, campesinos
indígenas, profesores y consumidores urbanos) tienen metas diversas
y no siguen un liderazgo monolítico, aunque en el pasado han demostrado
capacidad de trabajar en conjunto por oportunismo. El gobierno de Banzer
ha evitado de una manera enérgica y digna de elogio, el enfrentamiento
violento e hizo concesiones mientras trata de llegar hasta aquéllos
que en la oposición están dispuestos a entablar un diálogo
y moderar sus puntos de vista. La perspectiva de otras protestas todavía
persiste. El gobierno democrático de Bolivia necesita el apoyo
norteamericano para abordar la eficiencia gubernamental y combatir la
corrupción. Existe también la imperiosa necesidad de asegurarse
de que se mantenga y adelante el historial impresionante del país
en cuanto a los esfuerzos contra las drogas ilícitas.
En Venezuela, nuestra
política es seguir trabajando con el gobierno en asuntos de interés
mutuo, incluyendo algunos aspectos de cooperación contra las drogas
ilícitas, reforma judicial, comercio y medio ambiente, y canalizar
la ayuda a las organizaciones privadas de voluntarios y otros grupos que
fortalecen la democracia en Venezuela. Los programas de diplomacia pública
dedicados a promover los beneficios de las instituciones independientes
y de la mutua limitación y equilibrio de poderes serán un
elemento clave de este esfuerzo.
Las ramas judiciales
de la región son débiles e incapaces. Padecen de ineficacia,
equipos y entrenamiento deficientes, bajos salarios, corrupción
generalizada y en el caso de Colombia, intimidación. Como consecuencia,
los casos legales, tanto criminales como civiles, languidecen durante
años en el sistema, y frecuentemente resultan en decisiones cuestionables.
Este fenómeno es el meollo del grave problema de la impunidad en
la mayor parte de los países. La gente común no tiene confianza
en el sistema judicial, lo que las empuja a buscar medios extrajudiciales
para solucionar sus disputas o proteger sus intereses. Los inversionistas
de Estados Unidos y otros inversionistas extranjeros han experimentado
falta de protección segura de la ley, lo cual obviamente desalienta
la inversión.
Las legislaturas
de toda la región están divididas en peor grado por rencillas
políticas y corrupción. En Ecuador, una enorme abundancia
de pequeños partidos enemistados entre sí dificulta mucho
la promulgación de leyes importantes. En la región ha se
visto el fracaso de partidos políticos establecidos, lo que ha
dado como resultado la elección a los cargos de candidatos sin
experiencia y la radicalización de los candidatos populistas. El
Congreso de Colombia está influenciado por los intereses de las
drogas ilícitas.
Deberíamos
estar preparados para dedicar importantes recursos para fortalecer las
instituciones en los Andes. Los actuales programas de reforma judicial
deberían reforzarse para cambiar los procedimientos anticuados
e ineficaces, actualizar la legislación, promover un sistema judicial
más independiente, dar entrenamiento a los fiscales, jueces y defensores
públicos, modernizar los equipos e instalaciones judiciales, mejorar
las condiciones y la seguridad en las prisiones. Debe hacerse hincapié
en iniciativas contra la corrupción para restaurar la confianza
de la gente en sus instituciones. Las organizaciones privadas de voluntarios,
incluyendo los sindicatos, deberían ser fortalecidas y alentadas
a tener una participación activa en la vida política. Deberían
intensificarse los esfuerzos de diplomacia pública para respaldar
estas políticas. Debería hacerse hincapié especial
en las organizaciones privadas de voluntarios que trabajan con las grandes
poblaciones indígenas de Bolivia, Ecuador y Perú, dado que
esos grupos cada vez más se consideran mal atendidos y distanciados
de sus gobiernos.
Derechos humanos
La situación
de los derechos humanos en Colombia es mala, como resultado de la prolongada
violencia interna que afecta a ese país. La gran mayoría
de las peores violaciones de los derechos humanos las cometen miembros
de grupos ilegales armados y ocurren en áreas del país donde
el gobierno no tiene presencia significativa. Los paramilitares de extrema
derecha son responsables por la mayor parte de las matanzas extrajudiciales,
pero las FARC y el ELN también cometen numerosas violaciones de
los derechos humanos y las leyes internacionales humanitarias, tales como
el reclutamiento obligatorio de menores, secuestro y uso indiscriminado
de armas de fabricación casera. Defensores de los derechos humanos,
miembros del Congreso, periodistas, jueces, investigadores, fiscales,
dirigentes sindicales y otros ciudadanos privados son todos víctimas
de asesinato, secuestro y amenazas.
Aunque creemos que
el presidente Pastrana y el liderazgo de las fuerzas armadas de Colombia
trabajan para terminar la desagradable colaboración de estas últimas
con los paramilitares, algunos miembros militares y de la policía
colombiana siguen manteniendo lazos con los paramilitares y en algunas
regiones los militares colombianos parecen cerrar los ojos ante las actividades
paramilitares. El gobierno de Pastrana, y el alto mando del ejército
y la policía han expresado su determinación de romper todos
los lazos con los paramilitares y procesarlos con el mismo vigor con que
lo hacen con las guerrillas y, en realidad se ha hecho algún progreso.
Estados Unidos se propone hacer que cumplan esa promesa y presionar en
favor de mayores avances. Necesitamos urgir al gobierno colombiano para
que enjuicie plenamente a los violadores de los derechos humanos sea cual
fuere su credo político. Sobre todo, el mandato de la ley debe
ser ampliarse a muchas áreas geográficas donde ocurren desproporcionadas
violaciones de los derechos humanos.
El entrenamiento
de las fuerzas colombianas de seguridad en cuestiones de derechos humanos
requiere atención permanente, y un apoyo considerable para reforzar
las oficinas de derechos humanos en la Procuraduría y la Fiscalía.
Necesitamos lograr también un compromiso mayor de parte del gobierno
de Colombia para prevenir los ataques contra la población civil
y los activistas de derechos humanos, y dar un mejor apoyo a la tarea
de las organizaciones de derechos humanos responsables.
El resto de la región
no puede ser ignorada. A pesar de que en ninguno de los países
restantes hay una situación de derechos humanos tan problemática
como la de Colombia, nuestros informes sobre derechos humanos han documentado
problemas en todos ellos. Necesitamos seguir trabajando con los gobiernos
y las organizaciones voluntarias privadas en cada país para resolver
las cuestiones problemáticas. En Perú esto significará
ayudar a reconstruir las instituciones debilitadas por el persistente
socavamiento durante los años de Fujimori, tarea admirablemente
iniciada por el gobierno de Paniagua.
Insurgencia colombiana
y proceso de paz
La insurgencia en
Colombia ya tiene 40 años de antigüedad y tiene recursos más
grandes que nunca debido al influjo en los cofres de la guerrilla y de
los paramilitares del dinero procedente del tráfico de drogas ilícitas,
el secuestro y la extorsión. El proceso de paz se ha estancado
porque la disposición de las FARC para negociar de buena fe cada
vez está sujeta a más interrogantes. Un posible entendimiento
con la organización más pequeña ELN depende de que
la población local acepte la creación de una "zona
de encuentro", desmilitarizada, que permita negociaciones en un ambiente
que las guerrillas consideren seguro.
Todos los vecinos
de Colombia están afectados en un grado u otro por la violencia
en ese país Las FARC y el ELN cruzan desde hace años las
fronteras internacionales para descansar, recreación y reabastecimiento.
También se han dedicado periódicamente al secuestro, extorsión,
y tráfico de drogas ilegales y armas hacia países vecinos.
La organización AUC, cada vez más poderosa, ha comenzado
a operar cruzando fronteras internacionales, lo que aumenta la posibilidad
de que el conflicto armado se extienda a los países vecinos.
El conflicto ha generado
hasta ahora relativamente pocos refugiados hacia países vecinos,
aunque claramente existe el potencial de más de ellos si el conflicto
se intensifica. Ha generado una cantidad importante de personas internamente
desplazadas (PID) y las instituciones del gobierno colombiano tienen dificultades
para atenderlas.
El apoyo al proceso
de paz colombiano sigue siendo un elemento vital de la política
de Estados Unidos. A pesar del lento progreso alcanzado hasta hoy, el
proceso de paz representa la mejor oportunidad de Colombia para salir
del ciclo de cuarenta años de violencia. Una solución militar
no es una opción viable, porque las fuerzas armadas de Colombia
no son suficientemente fuertes para enfrentar a los grupos de fuerzas
irregulares que tienen crecientes ingresos procedentes del tráfico
de drogas ilícitas. Los grupos insurgentes ni se acercan a la capacidad
de derrocar al gobierno. Sin embargo, algún tipo de arreglo negociado
sigue siendo la mejor solución posible, aunque requiera años
conseguirlo, y no se logre mientras Colombia no reduzca el financiamiento
de la insurgencia por parte del tráfico de drogas ilícitas
y mejore la capacidad de sus fuerzas armadas y de la policía para
que se conviertan en una amenaza cierta para los grupos ilegales armados
y ofrezcan una adecuada protección a la población civil
colombiana.
De manera similar
tenemos que trabajar con los países vecinos y darles el apoyo a
sus esfuerzos para contener la violencia en Colombia. Esos esfuerzos deben
enfocarse en fortalecer su capacidad de hacer frente al desorden que impera
en las zonas fronterizas, preparándolos para un posible flujo de
refugiados y ayudándolos con programas de desarrollo alternativo.
El gobierno colombiano también necesita ayuda en sus esfuerzos
para atender a la gran cantidad de personas internamente desplazadas en
Colombia, para reasentarlos y reintegrarlos a la economía. Los
esfuerzos de diplomacia pública para explicar y crear apoyo a nuestros
políticas y programas será muy importante. Con apoyo del
Congreso el financiamiento de esos esfuerzos debe ser puesto a disposición
de la Iniciativa Regional Andina.
2. Desarrollo económico
y comercio
Todas las economías
de la región han tenido dificultades en años recientes,
y siguen siendo vulnerables a los reveses. Colombia, con elevado desempleo
y falta de confianza de los inversionistas, principalmente por la inestabilidad
política y la violencia, posiblemente sea el más vulnerable.
A medida que se realizan las actividades contra las drogas ilícitas,
dichas medidas deben ir acompañadas de programas de desarrollo
alternativo diseñados para atraer a la economía legal a
los ex cultivadores de la hoja de coca y la adormidera para opio. Ecuador
atravesó una intensa crisis económica en 1999, y todavía
es vulnerable. Los crecientes precios del petróleo han ayudado
a la economía de Ecuador y contribuido a una dolarización
exitosa que ha permitido restaurar la confianza en la economía.
No obstante, importantes reformas estructurales, particularmente en el
sector de la banca, están pendientes y son necesarias para una
recuperación sostenible. Luego de la fuerte recesión de
1999, Venezuela se ha beneficiado de los altos precios del petróleo,
pero los inesperados ingresos petroleros han permitido que el gobierno
siga ampliando sus programas sociales y postergue las necesarias reformas
estructurales. Si los precios petroleros caen y permanecen bajos por un
largo período, la economía de Venezuela sufrirá y
el gobierno de Chávez posiblemente enfrente una grave crisis política
y económica. Bolivia y Perú tienen economías de bajo
desempeño a pesar de sus políticas macroeconómicas
generalmente adecuadas, pero enfrentan la incertidumbre debido a las próximas
elecciones venideras y las futuras políticas macro económicas.
Desarrollo económico
sostenible
Económicamente,
la región andina es bastante diversa, pero los países comparten
muchas características. Cada país andino tiene una profunda
división entre una élite pequeña y próspera
y una clase empobrecida, con frecuencia de origen indígena. Algunos
carecen de la combinación de políticas necesarias para fomentar
el crecimiento. Otros tienen políticas correctas pero carecen del
apoyo popular necesario para mantenerlas a largo plazo. El desarrollo
está ligado estrechamente a la estabilidad política de la
región.
Lo que quizás
sea de importancia mayor para los intereses de Estados Unidos es el desarrollo
alternativo, que ofrece opciones legítimas al cultivo de la coca
y la adormidera. Desde hace varios años hemos aplicado importantes
programas de desarrollo alternativo en Bolivia y Perú, y han tenido
bastante éxito, al combinarse con programas de erradicación
agresiva e interceptación para lograr reducciones importantes en
la cosecha de coca en esos países. Colombia trata de repetir ese
éxito con el Plan Colombia; al combinar un nuevo programa de desarrollo
alternativo con la erradicación aérea y las actividades
de interceptación al sur de Colombia (actualmente la concentración
de cultivos de coca más grande del mundo), Ecuador necesita ayuda
adicional para el desarrollo alternativo en la región de la frontera
norte para evitar la propagación de los cultivos a esa área.
La ayuda tradicional
de desarrollo (AD) y los fondos de apoyo económico (ESF), que no
están directamente relacionados con los programas contra las drogas
ilícitas, también son importantes para ayudar a dar impulso
a las economías debilitadas y reducir las disparidades de ingresos
entre clases, grupos y regiones en los Andes que contribuyen a los disturbios
políticos. Bolivia, en particular, es uno de los países
más pobres de la región y se beneficia de la iniciativa
de la deuda de los Países Pobres Fuertemente Endeudados (PPFE),
cuyo objeto es lograr que los ahorros del alivio de la deuda se dediquen
a reducir la pobreza. Ecuador ha llenado también los requisitos
de alivio de su deuda en el Club de París. Ecuador, Perú
y Colombia también tienen urgentes necesidades de ayuda de desarrollo
y respaldo económico. Venezuela, uno de los principales países
exportadores de petróleo, tiene bases menos dramáticas para
la ayuda económica, aunque algunos programas específicos
podrían ser útiles, si el gobierno de Venezuela se comprometiera
a ellos.
Necesitamos dar atención
especial a la educación en los planes de desarrollo para esas naciones,
en reconocimiento de la función decisivo de la educación
en el desarrollo económico. La ayuda educativa a la región
(becas, donaciones, etc.) debería aumentarse de manera significativa,
en especial para los sectores indígenas de la población.
Esperaríamos el establecimiento en la región andina de uno
de los "Centro Educativos para la Excelencia" anunciados por
el presidente el 21 de abril. Los esfuerzos de diplomacia pública
financiados por medio de la Iniciativa Regional Andina apoyarán
estas metas.
Medio ambiente
La región
incluye algunos de los ecosistemas más únicos en su género
del mundo, entre ellos los Andes y el Amazonas, al igual que tesoros ecológicos
como las Islas Galápagos. Muchas de las maravillas naturales de
la región se ven amenazadas por el desarrollo invasor y son vulnerables
a otros embates. Hay una necesidad apremiante de ayuda técnica
y ayuda al desarrollo continuas, sobre la base de los programas existentes,
para permitirles a estos países equilibrar mejor sus necesidades
legítimas de desarrollo económico con el imperativo de proteger
sus recursos naturales y preservar su diversidad ecológica única
en su género. Es necesario desarrollar, aplicar y poner en vigor
modelos que permitan el crecimiento económico sostenible sin causar
daño irreversible al medio ambiente. Necesitamos también
desarrollar programas para ayudar a reparar el daño ambiental provocado
por la producción de drogas ilícitas.
Renovación
de la ATPA
Quizás la
mayor contribución individual de corto plazo al crecimiento económico
y la prosperidad de los Andes sería la renovación de la
Ley de Preferencia Comercial Andina (ATPA), y la expansión de sus
beneficios. La legislación se aprobó originalmente para
ofrecer alternativas económicas a la producción y tráfico
de drogas en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, y ha tenido éxito
en conseguirlo sin causar un impacto económico adverso para Estados
Unidos. La justificación original de la legislación persiste
todavía, pero la ley expira a fines de año y debería
ser renovada lo antes posible. La administración apoya colaborar
con el Congreso para expandir los beneficios de la legislación.
ALCA
Para los países
andinos, la incertidumbre hace aún más difícil competir
por la inversión, y hace aún más importante que optimicen
sus políticas para atraer esa inversión. Desafortunadamente,
la liberalización comercial se ha desenvuelto de manera desigual
en la región. La mayoría de los países mantienen
todavía barreras al comercio y la inversión que retardan
el crecimiento económico. El Area de Libre Comercio de las Américas
podría ayudar a toda la región a obtener, mediante el comercio
libre, los beneficios de la inversión incrementada y la generación
de empleos. Continuaremos también colaborando con todos los países
andinos en torno a cuestiones comerciales que nos interesan, tales como
los derechos de propiedad intelectual (DPI).
Hay en la región
varios países con los que hemos mantenido negociaciones periódicas
sobre Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), entre ellos Colombia,
Perú y Venezuela. Colombia ha introducido cambios constitucionales
en sus cláusulas de expropiación que allanan el camino hacia
un TBI final. Perú ha expresado recientemente renovado interés
en un TBI, y Venezuela sigue siendo una posibilidad, dados los recientes
cambios ministeriales. Sin embargo, del lado de Estados Unidos hay varias
cuestiones de política de inversión que demoraron la conclusión
de los TBI ratificados por el Senado en el otoño pasado. Estos
problemas no han sido resueltos aún.
3. Ayuda antidroga
y a la ejecución de la ley
El apoyo de Estados
Unidos a las acciones antidrogas en los Andes tiene el propósito
de reducir la producción ilícita de coca un 20 por ciento
para fines de 2002 (año base: 1999), y un 40 por ciento para fines
de 2007. Esto incluye una reducción del 30 por ciento en la producción
colombiana de coca y la eliminación de la producción ilegal
de coca en Bolivia para fines de 2002. La Estrategia Nacional de Control
de Drogas se concentra en la prevención, el tratamiento, la investigación,
la aplicación de la ley, la protección de nuestras fronteras,
la reducción de la oferta de drogas y la cooperación internacional.
Mediante una gama equilibrada de acciones de reducción de la demanda
y reducción de la oferta, nos esforzamos para reducir a la mitad
la adicción a drogas y la disponibilidad de éstas, y las
consecuencias de la adicción a drogas en por lo menos 25 por ciento
para 2007. Con este fin, el financiamento de la reducción de la
demanda se ha duplicado con exceso desde el año fiscal 1999 y es
más del doble de lo que Estados Unidos gasta en todos los programas
estadounidenses internacionales y de interceptación combinados.
Los países
andinos producen virtualmente toda la cocaína del mundo, y en años
recientes se han convertido en el proveedor de heroína más
importante de la costa oriental de Estados Unidos. La ayuda de Estados
Unidos a la región para combatir la producción y tráfico
de drogas ha sido significativa, y ha logrado algunos éxitos notables.
En los últimos cinco años el cultivo de coca en Perú
y Bolivia ha sido reducido cerca de un 70 por ciento. Estos avances, sin
embargo, se han visto anulados, en su mayor parte, por la expansión
espectacular del cultivo de la coca en Colombia, plagada de conflictos,
donde los traficantes, para prosperar y expandirse, han sacado partido
de la falta de presencia gubernamental en las áreas rurales. Las
organizaciones guerrilleras y los paramilitares ilegales están
involucrados en todos los aspectos del comercio de drogas en las zonas
bajo su control. Establecen cuotas de producción, cobran impuestos
a la producción; proveen semillas y suministros, se establecen
a sí mismos como los únicos agentes de compra de coca (con
severas penas para los que venden a competidores) y controlan una cantidad
significativa de la producción, que venden a los carteles internacionales
de la droga.
Debido al éxito
de la reducción de la oferta en Perú y Bolivia, la producción
mundial de cocaína disminuyó casi un 20 por ciento entre
1995 y 1999. Esa disminución continuó en 2000 en Perú
y Bolivia, pero, debido al aumento del cultivo de coca en Colombia, la
producción general en todo el mundo se mantuvo estadísticamente
estable en 2000. El potencial de producción de la cocaína
colombiana ha aumentado más de 150 por ciento desde 1995.
Los patrones de consumo
de la cocaína también han cambiado significativamente. El
número de consumidores estadounidenses de cocaína ha caído
un 70 por ciento desde su máximo en los años 80, lo que
refleja una declinación radical del consumo esporádico de
cocaína en Estados Unidos. Por consiguiente, la mayor parte de
la cocaína la consumen los adictos empedernidos. El consumo total
de cocaína en Estados Unidos se ha mantenido estable desde 1997
en alrededor de 300 toneladas métricas anuales. Sin embargo, el
consumo de cocaína en Europa y los países andinos de origen
de la droga ha aumentado drásticamente en el mismo período,
y estos dos grupos, tomados en conjunto, consumen aproximadamente la misma
cantidad que Estados Unidos. El precio de la cocaína en Estados
Unidos se ha mantenido estable o ha caído ligeramente, lo que refleja
la continua y pronta disponibilidad. La continua presión sobre
la demanda en Estados Unidos, unida a un apoyo apropiado en los países
de origen andinos, debería crear un incentivo negativo a la producción
ilegal de coca. La variable no controlable del mercado es el consumo de
cocaína fuera de Estados Unidos.
Plan Colombia
La fuerte concentración
de la industria de la cocaína en el sur de Colombia en los últimos
años, protegida por un ambiente al margen de la ley promovido por
una fuerte presencia y participación de las FARC y los paramilitares
en el comercio de drogas, plantea tanto un reto como una oportunidad a
la política estadounidense y colombiana. La respuesta del gobierno
colombiano, que cuenta con nuestro apoyo, fue el Plan Colombia, programa
de 7.500 millones de dólares y cinco años de duración,
al cual Estados Unidos ha prometido más de mil millones de dólares
en ayuda. Este ambicioso programa tiene un potencial tremendo, pero le
llevará tiempo alcanzar el éxito, aunque los esfuerzos de
erradicación e interceptación ya van comenzando con rapidez.
Mantener el impulso de este programa es esencial para nuestros objetivos
en la región.
Esfuerzos regionales
para complementar el Plan Colombia
A todos los vecinos
de Colombia les preocupa la posibilidad de un "derrame", específicamente
en el sentido de que la presión aplicada por el gobierno colombiano
en el sur de Colombia resulte en el movimiento de refugiados, guerrilleros,
paramilitares y/o traficantes de drogas hacia otros países a través
de las fronteras porosas. Si bien le recalcamos a la región nuestro
punto de vista de que los efectos corrosivos de la producción y
el tráfico de drogas se han venido "derramando" durante
años a través de las fronteras de Colombia, no creemos que
el Plan Colombia resulte en la huída de un número significativo
de refugiados, ni en un aumento significativo de las operaciones transfronterizas
de las FARC, el ELN o las AUC. Creemos, sin embargo, que resultará
en un dislocamiento importante de la industria de la cocaína. Los
traficantes tratarán, indudablemente, de reubicarse a medida que
sus operaciones en el sur de Colombia queden dislocadas. Creemos que,
primero, tratarán de reubicarse en otras zonas atractivas dentro
de Colombia, luego tratarán de regresar a sus áreas de cultivo
tradicionales en Perú y Bolivia. Pero si se contienen estas operaciones,
pueden muy bien tratar de trasladar más cultivos, procesamiento
y/o rutas de tráfico a otros países como Ecuador, Brasil
o Venezuela.
Para impedir que
los traficantes se reubiquen simplemente en otras partes, es necesario
reforzar nuestros esfuerzos antidrogas en los países vecinos. Por
esa razón, en la asignación para el Plan Colombia en el
año fiscal 2001 se separaron 180 millones de dólares para
otros países de la región. A medida que avanza el Plan Colombia,
será necesario evaluar constantemente la reacción de los
traficantes y su potencial de restablecer la industria de la cocaína
fuera de Colombia. Según evolucione la amenaza de las drogas fuera
de Colombia, podemos tener necesidad de acelerar esta ayuda, o considerar
un tipo de ayuda diferente, de modo que a los traficantes se les impida
establecer una nueva zona de producción de coca. Esta ayuda tiene
que equilibrarse con la interceptación y la aplicación de
la ley, la erradicación, el desarrollo alternativo y la reforma
judicial, dirigidos cuidadosamente hacia diferentes objetivos en cada
país, a fin de satisfacer las necesidades individuales. En la región
serán esenciales las consultas. Se necesitarán programas
de diplomacia pública para explicar y respaldar el programa con
financiamiento ampliado provisto a través de la Iniciativa Regional
Andina.
Reducción
de la demanda
Al programa andino
lo complementa un aumento significativo de fondos destinados a la reducción
de la demanda interna en Estados Unidos. Dado que los adictos empedernidos
consumen en Estados Unidos una proporción mucho mayor de la cocaína
que los consumidores esporádicos, es necesario que los esfuerzos
de reducción de la demanda incluyan un esfuerzo más intenso
para cerrar la brecha del tratamiento público. Según datos
de la Encuesta Nacional de Hogares de 1998 sobre la Adicción a
Drogas, el estimado de la diferencia entre aquéllos que necesitan
tratamiento y aquéllos que en realidad lo reciben (brecha del tratamiento)
es de aproximadamente 2,9 millones de personas.
En la última
década, el Presupuesto Nacional de Control de Drogas destinado
a reducir la demanda ha aumentado más de 60 por ciento, hasta un
nivel de 5.800 millones de dólares en el año fiscal 2001.
Este aumento es en su mayor parte resultado de los esfuerzos para ofrecer
capacidad adicional de tratamiento de drogas, alentar el uso de programas
basados en la investigación y enviar mensajes de prevención
dirigidos específicamente a la juventud. Para atender la necesidad
de capacidad adicional de tratamiento efectivo de la adicción a
drogas, la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP)
apoya programas que hacen que los servicios de tratamiento estén
más ampliamente disponibles y sean más responsivos a las
necesidades de servicio identificadas localmente.
Por ejemplo, el programa
de Expansión de la Capacidad de Tratamiento Singularizado (TTCE)
se estableció para dar servicios de tratamiento en áreas
donde surge o existe ya la necesidad de esos servicios. De acuerdo con
la Ley de Comunidades Libres de Drogas de 1997, una iniciativa nacional
concede subsidios federales directamente a coaliciones de comunidades
de Estados Unidos. Se han aplicado también esfuerzos substanciales
para estimular el uso de programas de prevención y tratamiento
basados en la investigación. Un ejemplo es la Red de Pruebas Clínicas
de Tratamiento, que trata de salvar la brecha entre la investigación
y la práctica. Además, el Programa Nacional de Escuelas
y Comunidades Libres de Drogas respalda programas de prevención
innovadores al otorgar subsidios a las comunidades que pongan en práctica
en las escuelas programas basados en la investigación. Otro programa
importante para reducir la población estadounidense de adictos
utiliza el tratamiento de consumidores encarcelados. Finalmente, la Campaña
de los Medios de Comunicación contra las Drogas entre los Jóvenes,
dirigida a objetivos específicos, de alto impacto, que hace hincapié
en la publicidad en medios múltiples, es un esfuerzo multidimensional
concebido para educar y facultar a los jóvenes para que rechacen
las drogas ilícitas.
Si se considera la
tasa creciente de adicción y consumo de drogas en los países
de origen, necesitamos acoplar los esfuerzos de reducción de la
oferta al apoyo a los programas de reducción de la demanda del
país anfitrión. Los programas de Reducción de la
Demanda Internacional tienen el fin de: crear apoyo público y político
en los países de producción y tránsito para que cooperen
con Estados Unidos en reducir la oferta; fortalecer la voluntad de la
comunidad internacional en favor de políticas antidrogas abarcadoras;
aumentar la comprensión de sus propios problemas de consumo de
drogas en países y regiones claves; mejorar las encuestas epidemiológicas
y las iniciativas de concientización pública; educar a la
comunidad internacional en torno a las políticas y programas estadounidenses
para combatir la adicción a drogas; y establecer alianzas multilaterales
efectivas para combatir el consumo de drogas. En apoyo de estos objetivos,
hemos ofrecido información a visitantes internacionales, hemos
apoyado esfuerzos contra la legalización emprendidos por organizaciones
no gubernamentales, hemos servido de mecanismo coordinador con las Naciones
Unidas, la Unión Europea y la Organización de los Estados
Americanos, y hemos compartido conjuntos de datos con varios países
para mejorar la vigilancia de los problemas de salud y sociales relacionados
con las drogas.
Una de las críticas
constantes que encaramos en América Latina mientras trabajamos
en el terreno de la lucha antidroga, es que Estados Unidos no hace lo
suficiente para refrenar la demanda interna. Si bien hemos tenido algún
éxito en ir más allá de la tradicional y estéril
disputa entre países de oferta y países de demanda, y hemos
invertido un esfuerzo considerable para explicar todo lo que hacemos en
nuestro país para atender nuestros problemas de drogas, esto sigue
siendo un tema de discusión. Al presente, el consumo total de cocaína
en América del Sur y Europa compite de cerca con el consumo en
Estados Unidos, lo que vuelve borrosa la vieja línea de distinción
entre naciones productoras y naciones consumidoras y demuestra que la
reducción de la demanda no es un simple problema estadounidense.
Al proseguir con decisión con nuestros propios esfuerzos de reducción
de la demanda, promovemos el apoyo político de los gobiernos extranjeros
en favor de la reducción de la oferta y eliminamos un problema
politizador potencial.
Ayuda de seguridad
La capacidad de las
fuerzas armadas andinas de llevar a cabo sus misiones esenciales de apoyar
las instituciones democráticas, controlar las fronteras internacionales
y respaldar los esfuerzos antidrogas ha declinado significativamente en
la última década. En general, las fuerzas armadas andinas
se ven limitadas en su capacidad de realizar las misiones que les son
requeridas. También se ven todavía influidas, en cierto
grado, por rivalidades regionales históricas, que no reflejan amenazas
reales y actuales a la seguridad nacional. La mayoría soporta la
carga de un equipo en deterioro u obsoleto que cada vez se vuelve más
difícil y caro de mantener y operar. Se beneficiarían enormemente
de una modesta inyección de ayuda de seguridad en forma de Financiamiento
Militar Extranjero (FMF) y Adiestramiento y Educación Militares
en el Extranjero (IMET) y del contacto incrementado con militares estadounidenses
en general. El impacto en términos de profesionalismo, respeto
a los derechos humanos y preparación para emprender misiones sería
apreciable.
Es necesario que
sigamos trabajando con las fuerzas armadas de los países anfitriones,
la Organización de los Estados Americanos y la Junta Interamericana
de Defensa (JID) para recalcar la subordinación a la autoridad
civil legítima, la adhesión a las normas constitucionales
y el respeto a los derechos humanos. Es necesario que mejoremos la cooperación
regional a través del proceso de las Ministeriales de Defensa de
las Américas y otras estructuras de defensa regional hemisférica,
y que vinculemos más estrechamente este proceso con el proceso
general de la Cumbre de las Américas para reducir la división
entre civiles y militares que es evidente en la mayoría de los
países andinos. Es necesario también que invirtamos fuertemente
en el mejoramiento de la calidad y competencia de los civiles que trabajan
en los ministerios de defensa de las naciones anfitrionas. Actualmente,
hay falta de conocimientos y experiencia en la comunidad civil en torno
a la toma de decisiones y la administración de recursos de la defensa,
la política de defensa y las relaciones entre civiles y militares.
El adiestramiento apropiado puede cubrir esta necesidad.
Es necesario que
colaboremos con las naciones anfitrionas para estimular la reevaluación
de sus misiones de seguridad nacional, restarle hincapié a las
tradicionales rivalidades entre las fuerzas de seguridad para adaptarse
a los retos cambiantes en materia de seguridad, inclusive las amenazas
transnacionales como las drogas y la migración ilegal, el socorro
y la ayuda humanitaria en casos de desastres, el mantenimiento de la paz
y la protección ambiental. Deberíamos, en calidad de medidas
de creación de confianza para disminuir la importancia de antiguas
rivalidades, alentar la resolución de antiguas disputas fronterizas,
apoyar la transparencia de los presupuestos militares y estimular el intercambio
de información e inteligencia en relación con amenazas transnacionales.
Deberíamos
estar preparados para aumentar nuestros contactos entre militares mediante
ejercicios, educación y adiestramiento profesionales, intercambio
profesional y visitas entre homólogos y otros programas. Las naciones
anfitrionas necesitarán ayuda para seguir adelante con la modernización
racional y apropiada del equipo militar para reemplazar equipo obsoleto
que actualmente es parte del inventario. El uso del programa de Ventas
Militares en el Extranjero (FMS) ampliará nuestros vínculos
con las fuerzas armadas de las naciones anfitrionas, promoverá
la capacidad de operar recíprocamente con las fuerzas estadounidenses
y aliadas y mejorará la capacidad de acción regional combinada,
especialmente en operaciones de mantenimiento de la paz y socorro en casos
de desastres.
4. Contribución
internacional y del país anfitrión
Las naciones de la
región ya se han comprometido firmemente en todas las tres principales
áreas de interés: democratización, desarrollo económico
y esfuerzos contra las drogas. Todas dedican porcentajes significativos
de su presupuesto anual a estas áreas y todas están dispuestas
a colaborar con nosotros en el diseño e integración de programas
exitosos, asegurando que nuestros esfuerzos se combinen bien con los de
ellas. Es imposible obtener cifras exactas, dado que las naciones dividen
sus presupuestos de muchas maneras diferentes que no coinciden netamente
con las categorías de la ayuda estadounidense propuesta, pero,
en total, comprometen miles de millones de dólares para el desarrollo
económico, la democratización y los esfuerzos contra las
drogas en toda la región. Por ejemplo, Ecuador ha establecido la
Iniciativa de la Frontera Norte para promover mejores seguridad y desarrollo
en la región fronteriza con Colombia. Brasil ha emprendido la Operación
Cobra, esfuerzo de aplicación de la ley que se concentra en la
región de la Cabeza del Perro, fronteriza con Colombia. Además,
Brasil ha ofrecido compartir con Colombia y sus otros vecinos andinos
información sobre rastreo de sospechosos derivada de su Sistema
de Vigilancia del Amazonas (SIVAM). Bolivia ha venido atacando la producción
de drogas mediante su Plan Dignidad y desarrolla una estrategia general
de reducción de la pobreza. Colombia sigue cumpliendo sus compromisos
de acuerdo con el Plan Colombia. Panamá ha dado pasos concretos
para mejorar la seguridad y el desarrollo en la región del Darién.
El nuevo gobierno peruano ha hecho de la reforma de las instituciones
democráticas una prioridad nacional y mantiene un historial impresionante
de desempeño antinarcótico. En Venezuela, las autoridades
locales han cooperado con decisión en la interceptación
de drogas, de lo que es ejemplo el decomiso récord, el año
pasado, de muchas toneladas durante la Operación Orinoco. Nuestra
Iniciativa Regional Andina y nuestra estrategia se basan en estas estrategias
nacionales y se interrelacionan con ellas.
De modo similar,
los terceros países que son donantes y las instituciones financieras
internacionales son particularmente activos en los aspectos de desarrollo
económico y democratización, al proveer ayuda en forma de
subsidios y préstamos orientados a objetivos específicos
a los siete países que son motivo de preocupación. Continuaremos
colaborando con las naciones anfitrionas y los contribuyentes internacionales
para asegurar que estos programas de ayuda y los programas de las naciones
anfitrionas estén respaldados adecuadamente y bien integrados.
As of May 18, 2000,
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