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Last Updated:5/24/01
Carta dirigida por el Senador estadounidense Paul Wellstone (D-Minnesota) al General Martín Orlando Carreño, jefe de la Quinta Brigada del Ejército Colombiano, 23 de mayo de 2001
(English)

General Martín Orlando Carreño
Calle 14, Carrera 33
Comandante Quinta Brigada
Bucaramanga - Santander
Colombia

22 de mayo de 2001

Estimado General Carreño:

Gracias por reunirse conmigo y con el embajador Patterson en nuestra visita a Barrancabermeja el mes de marzo. Nuestra conversación fue importante y agradecí escuchar su punto de vista, en cuanto comandante en jefe de la zona, acerca de la violencia en Barrancabermeja y en la región del Magdalena Medio.

En el curso del debate en torno al Plan Colombia, el Gobierno de los Estados Unidos y Colombia se comprometieron a reducir la producción y el suministro de cocaína al tiempo que se protegerían los derechos humanos de los ciudadanos colombianos comunes frente a los abusos tanto de la guerrilla como de los grupos paramilitares. Como Vd. bien sabe, yo mismo opuse serias objeciones al hecho de que el Gobierno de los Estados Unidos concediera un paquete de ayuda militar tan voluminoso a las fuerzas de seguridad colombianas, quienes aún tienen que romper sus añejos lazos con las unidades paramilitares, responsables, a su vez, de masacres diarias y del grueso de las violaciones a los derechos humanos que tienen lugar hoy en Colombia.

En las dos visitas que he efectuado a Colombia, pude oír reiterados informes acerca de la colusión ejército-paramilitares extendida por todo el país, incluídos los departamentos más al sur, del Valle, Cauca y Putumayo, así como en la ciudad de Barrancabermeja, la cual visité en diciembre y marzo.

Constantemente se me describía cómo los militares, concretamente el ejército, toleraban, apoyaban y coordinaban activamente las operaciones paramilitares, que a menudo desembocan en masacres. También fui informado de que con demasiada frecuencia a los militares y otras autoridades se les suministraba información detallada acerca del paradero de los grupos armados, la ubicación de sus bases, y, a pesar de ello, las autoridades no desean a no pueden adoptar medidas para proteger a la población civil o para perseguir a sus atacantes.

Al respecto, discutí con Vd. acerca del estatus y la ubicación de la base paramilitar de San Rafael. Esta base está operando abiertamente en una zona que está bajo su mando, y sus actividades han sido causa directa de buena parte del baño de sangre en la región.

No obstante, casi tres meses después de nuestra reunión, entiendo que Vd. no ha tomado acción efectiva alguna para poner freno a las operaciones de la base paramilitar de San Rafael, y que ésta sigue abierta para hacer su negocio.

A mí y a muchos de mis colegas del Senado, nos parece intolerable el que las fuerzas de seguridad colombianas no hayan realizado acción alguna contra la creciente violencia paramilitar. El apoyo público de los Estados Unidos hacia el Plan Colombia se verá erosionado si las fuerzas armadas colombianas no toman medidas rápidas y eficaces para poner término a las operaciones paramilitares, que desembocan en atrocidades con demasiada frecuencia.

Le estaría muy agradecido si pudiera responderme con cualquier información que detalle las acciones específicas que Vd. ha emprendido, o pretende emprender de manera inmediata, contra esta base paramilitar. Gracias por su atención a esta grave cuestión.

Atentamente,

Paul D. Wellstone
Senador de los Estados Unidos

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