En
armonía, por el momento
Adam
Isacson
No
debe sorprender que al gobierno de George Bush y a la mayoría
republicana del Congreso estadounidense les complació
muchísimo la reelección de Álvaro Uribe.
La felicidad del Departamento de Estado fue evidente: en menos
de 48 horas anunció una muy prorrogada certificación
de Colombia. Dos veces cada año, la ley requiere que
se certifique que las Fuerzas Armadas colombianas están
mejorando su empeño en derechos humanos; cada certificación
libera aproximadamente US$35 millones de ayuda militar. Este
proceso ha sido controvertido, porque es difícil mostrar
mejorías.
Los
republicanos en la Cámara han buscado acercarse aún
más a Uribe. A mediados de mayo, la Comisión de
Apropiaciones hizo un cambio a la estructura de la ayuda hacia
Colombia para 2007, quitando la ayuda económica (aproximadamente
US$140 millones) del programa antinarcóticos y transfiriéndola
a la ayuda económica corriente. Es hora de dejar
de tratar a Colombia como narcoestado, dijo el Rep. Jim
Kolbe, presidente republicano de la Comisión.
Pero
hay una minoría que no ha perdido la capacidad de expresar
dudas e inquietudes. Aunque es políticamente difícil
retar a alguien que acaba de ganar con el 62 por ciento del
voto, el mensaje de los demócratas y algunos republicanos
menos derechistas es: No se ha escrito ningún cheque
en blanco.
Por
el lado de los demócratas, varios legisladores importantes
están preocupados por el ambiente de derechos humanos
en Colombia. Tienen fuertes dudas, por decir poco, sobre el
proceso con los paras. Y están molestos por
los escándalos de la infiltración del DAS, las
torturas de reclutas en Tolima y, claro, Jamundí.
Y
están actuando. Mientras escribo esto, el congresista
Jim McGovern está promoviendo una enmienda en la Cámara
para recortar fondos de las fumigaciones. Hace tres semanas,
los destacados senadores Patrick Leahy, Chris Dodd y Barack
Obama le enviaron una fuerte carta a Nicholas Burns, el número
tres del Departamento de Estado, criticando una columna ciegamente
optimista sobre Colombia que él había publicado
en el Miami Herald.
Pero
también hay algunos republicanos insatisfechos con los
resultados de la lucha antidrogas bajo el Plan Colombia. Importantes
senadores y congresistas del ala moderada de los republicanos
(Charles Grassley, Richard Lugar, Jim Kolbe) han expresado malestar
por el evidente fracaso de las fumigaciones como eje principal
de la estrategia.
Entonces
el panorama actual en Washington enfrenta, de un lado, los que
tienen el poder y apoyan casi incondicionalmente a Uribe, y
por el otro lado, una minoría que, aunque no se opone
a un presidente tan popular, está incómoda y quiere
ver cambios.
Este
panorama puede cambiar en noviembre, cuando Estados Unidos elige
una nueva Cámara y una tercera parte del Senado. Pero
aun con una bancada demócrata fortalecida, Washington
y Bogotá seguirán cantando el mismo coro, en perfecta
armonía.
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Director de Programas del Center for International Policy