Discurso
a los líderes empresariales colombianos, Embajador Thomas R. Pickering,
Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Cartagena, Colombia,
10 de agosto de 2000
Discurso
a los líderes empresariales colombianos, Embajador
Thomas R. Pickering, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos,
Cartagena, Colombia
Muchísimas
gracias, Sr. Presidente. Es un verdadero placer estar aquí hoy
día con ustedes por muchas razones, no sólo por la belleza
de esta ciudad, una de las más antiguas del Hemisferio. Esta ciudad
con razón hasido declarada patrimonio de la humanidad por las Naciones
Unidas. Agradezco especialmente a la Asociación Nacional de Industriales
y a sus miembros por la oportunidad de participar en esta importante reunión.
Esta es mi segunda visita en meses recientes, y me siento afortunado de
volver a la Ciudad Heroica. Me alegra que esté aquí conmigo
mi colega el gobernador Buddy MacKay, Enviado Especial para las Américas
del Presidente Clinton. Entiendo que él presentará un discurso
sobre la relación comercial entre Colombia y los Estados Unidos
y los esfuerzos hacia la integración multilateral, y que muchos
de ustedes tendrán la oportunidad de reunirse con él. Gobernador
MacKay, prometo no robarle ninguna de sus ideas. También me da
mucho gusto que Barry McCaffrey, Director de la Oficina Presidencial de
Política Nacional para el Control de Drogas, el General Charles
Wilhelm, Comandante en Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, altos
funcionarios de la AID, de los Departamentos de Defensa y Justicia y de
las Oficinas de Democracia y Derechos Humanos y Refugiados y Migración
del Departamento de Estado se unan también a nosotros y estén
aquí para una reunión importante con el Presidente Pastrana
el día de hoy.
Por último,
quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecer personalmente al Embajador
Kamman por sus contribuciones sobresalientes a las relaciones entre Colombia
y los Estados Unidos durante los tres años como Embajador en Colombia.
Como muchos de ustedes sabrán, el Embajador Kamman pronto saldrá
de Colombia, regresará a los Estados Unidos y se jubilará
después de cuatro décadas de distinguido servicio diplomático,
no sólo como Embajador en Colombia, sino también como Embajador
en Bolivia y Chile, además de otros cargos importantes en nuestras
embajadas de Moscú y La Habana. La presencia de todos nosotros,
aquí en este día, y el progreso notable logrado en nuestras
relaciones bilaterales, ha sido posible en gran parte a los esfuerzos
extraordinarios del Embajador Kamman, experto lingüista, estratega
consumado, y uno de los mejores diplomáticos que los Estados Unidos
ha tenido el privilegio de contar entre los suyos. Demos todos las gracias
al Embajador Kamman.
Colombia es una nación
con una rica historia democrática y una economía diversificada.
Sin embargo, su país enfrenta profundos problemas ahora, incluyendo
el desenfreno del narcotráfico y de la criminalidad, un conflicto
civil que ha llegado a su cuarto decenio, graves violaciones de los derechos
humanos y una dolorosa recesión económica. Claro está
que estos problemas se relacionan entre sí. La deficiente economía
lleva al altísimo desempleo, una masa de individuos descontentos
que pueden ser reclutados por la guerrilla y los narcotraficantes, mientras
que la violencia relacionada con los insurgentes y paramilitares -esencialmente,
la ausencia de paz- reducen la confianza de los inversionistas, lo cual
empeora la economía. El narcotráfico enriquece a la guerrilla
y a los paramilitares, dándoles fuerza para sus asaltos contra
las instituciones democráticas. La única solución
permanente es una paz permanente. Quiero afirmar de la forma más
clara que el Gobierno de Estados Unidos apoya totalmente los actuales
esfuerzos para lograr la paz en Colombia a través del proceso de
negociación iniciado por el Presidente Pastrana. Estamos de acuerdo
con su análisis de que una solución del conflicto civil
nacional es esencial para la solución de todos los demás
problemas a los que se enfrenta Colombia.
Colombia no puede
abordar individualmente estos problemas que se relacionan entre sí.
Se necesita un amplio plan para abordarlos simultáneamente. El
Gobierno de Colombia ha reconocido sabiamente que debe seguir un proceso
de paz vigoroso, intensificando los esfuerzos antinarcóticos e
implementando una estrategia de desarrollo económico, y al mismo
tiempo reforzando los pilares democráticos de la sociedad colombiana
y mejorando el respeto por los derechos humanos.
Bajo el liderazgo
del Presidente Pastrana, el Gobierno de Colombia ha elaborado un plan
para lograr todo esto; esfuerzo que se conoce como el Plan Colombia, un
plan para la paz, la prosperidad y el fortalecimiento del Estado.
El Gobierno de Estados
Unidos se da plena cuenta de las dificultades que ustedes están
soportando, y recalcamos nuestro apoyo a su Gobierno, sus instituciones
y su país. El Gobierno estadounidense se ha comprometido en forma
extraordinaria a ayudar a Colombia en esta época de crisis, con
la aprobación del Congreso y la sanción presidencial del
13 de julio de un gran paquete de asistencia por más de mil trescientos
millones de dólares para los próximos dos años. Este
paquete de asistencia es de gran alcance. Ayudará a Colombia a
combatir la amenaza del narcotráfico e incluye financiamiento considerable
para la asistencia al desarrollo alternativo y la erradicación
voluntaria de cultivos ilícitos. También ofrece asistencia
significativa para los desplazados internamente, apoyo para los programas
de protección ambiental, recursos para los gobiernos locales y
para mejorar la forma de gobernar, así como programas para ayudar
a mejorar la administración de justicia y proteger los derechos
humanos. Aunque no son tan conocidos como los programas para ayudar a
las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional de Colombia, estas
inversiones en el desarrollo social son un elemento esencial del paquete
de apoyo financiero que el Congreso de Estados Unidos ha puesto a disposición
de Colombia, y son una de las principales prioridades de mi Gobierno.
Lo más importante es que estos programas de desarrollo social son
esenciales para lograr la paz, la seguridad y la prosperidad en Colombia.
Si hay alguna duda, permítanme asegurarles que la próxima
visita del Presidente Clinton a Colombia demostrará también,
en forma clara y sucinta, nuestro apoyo a todas estas metas importantes.
El respeto por los
derechos humanos es de importancia vital para el pueblo colombiano y para
el estadounidense. Colombia ha dado grandes pasos al respecto, pero todavía
queda más por hacer. No se puede tolerar a quienes violan los derechos
humanos o a quienes colaboran en dichas violaciones o a quienes las permiten.
Todos los infractores de los derechos humanos, vengan de donde vengan,
ya sea de la guerrilla, los paramilitares, los elementos de las fuerzas
de seguridad que actúan por su cuenta en contra de las órdenes,
los narcotraficantes, y los individuos que los apoyan y protegen, deben
ser enjuiciados. Las violaciones deben ser investigadas imparcialmente
y los responsables deben ser enjuiciados y sentenciados con el pleno rigor
de la ley. Esta es la justicia simple y llana. Mientras la opinión
pública nacional e internacional no advierta la dedicación
de las autoridades colombianas a la protección de los derechos
humanos, sin importar quiénes sean los infractores, el prestigio
de su Gobierno disminuirá, aun a los ojos de los más ardientes
defensores de Colombia, que es un grupo al cual pertenezco.
El desarrollo económico
es otro aspecto clave de la ecuación. Una economía robusta
es esencial para el éxito del Plan. Quienes están involucrados
en la industria de los narcóticos deben tener alternativas viables
para ganarse la vida, y debe haber empleos para los desempleados y subempleados,
entre ellos muchos guerrilleros y paramilitares que todos esperamos lleguen
a reincorporarse a la economía nacional.
Desde la fundación
de la ANDI en Medellín en 1944 como organización sin fines
de lucro, su objetivo primordial ha sido la defensa y la promoción
de los principios políticos, económicos y sociales de la
libre empresa, basándose en "la dignidad de la persona humana,
en la democracia política, en la justicia social, en la propiedad
privada y en la libertad". La ANDI, que tiene filiales en ocho ciudades
colombianas, además de la sede central en Medellín, la ANDI
puede desempeñar un papel activo en el rejuvenecimiento económico
del país. Sus 650 empresas afiliadas de los sectores financiero,
agroindustrial, comercial, textil, de servicios y de elaboración
de alimentos sirven de enlace entre los inversionistas extranjeros, sus
socios colombianos y su Gobierno.
La ANDI encarna el
espíritu empresarial que logró la grandeza de Colombia,
y que contribuirá al renacer económico, político
y social del país. Ustedes son la antítesis de los cultivadores
de coca, de los narcotraficantes, y de todos los que trabajan para socavar
las bases democráticas y la prosperidad económica de Colombia.
Ustedes representan las aspiraciones legítimas del pueblo colombiano
para ganarse la vida con decencia y honradez mientras contribuye al bienestar
común.
En las últimas
semanas ha circulado bastante información errónea sobre
supuestos planes de los Estados Unidos para "deshojar" a Colombia
utilizando un "hongo destructor" y agentes peligrosos para el
ambiente. Estos rumores no tienen ningún fundamento. No se tiene
la intención de usar en Colombia en el programa de erradicación
ningún método que no haya sido estudiado cuidadosamente
y demostrado que cumple con las normas más estrictas de seguridad
y protección establecidas por el Gobierno de Colombia.
Aún más,
esos rumores confunden un punto importante que a menudo se pasa por alto:
que el narcotráfico, a través del cultivo y el procesamiento
de la coca y la adormidera, es la verdadera amenaza para el ambiente natural
de Colombia. Por cada hectárea de coca se destruyen varias hectáreas
de bosques tropicales. Los cultivadores y los narcotraficantes generan
y arrojan a la tierra, las corrientes y los ríos colombianos toneladas
de pesticidas, fertilizantes y desechos de productos químicos tóxicos.
Se puede decir que el narcotráfico no sólo está envenenando
a los jóvenes colombianos, sino al país mismo. Por otra
parte, el paquete de apoyo de Estados Unidos para el Plan Colombia proporciona
fondos para programas ambientales y el desarrollo económico alternativo,
los cuales ayudarán a conservar los recursos naturales de este
bello país.
El apoyo del público
colombiano en general, y de la comunidad empresarial en particular, es
vital para el éxito de toda estrategia gubernamental para abordar
los problemas de Colombia. Los detalles específicos del Plan Colombia
deben someterse a un debate sano, pero se debe reconocer en general que
los problemas que el Plan trata de abordar se deben solucionar urgentemente
con una estrategia amplia e integrada, y con el apoyo de recursos nacionales
e internacionales significativos. Este Plan tiene elementos que afectan
a cada empresa, institución, electorado y ciudadano de Colombia.
Para que el Plan tenga éxito, para que construya la nueva Colombia
del siglo XXI, hay que contar con el aporte y el apoyo de todos ustedes.
Los donantes externos no pueden reconstruir Colombia, sólo los
colombianos pueden hacerlo.
Considerándolo
todo, los Estados Unidos consideran el Plan Colombia un paquete equilibrado,
diseñado para reunir los esfuerzos del Gobierno y los ciudadanos
de Colombia y la asistencia de los donantes internacionales interesados
en ver el retorno de la paz y la prosperidad a su país. La asignación
por su Gobierno de cuantiosos y nuevos recursos para el Plan Colombia
demuestra su plena comprensión de la complejidad y el alcance del
problema, y la necesidad de avanzar con una estrategia integrada y vigorosa.
Los amigos de Colombia ya salieron en su ayuda. Además de los Estados
Unidos, las instituciones financieras internacionales, las Naciones Unidas,
España, el Reino Unido, Japón y Noruega también han
prometido su asistencia. Prevemos que otros países donantes ofrecerán
su apoyo antes de finalizar el año, y en particular estamos colaborando
con la Unión Europea con ese fin, incluida una reunión importante
que se celebrará en Bogotá el mes próximo.
Así que Colombia
no está sola. Desde el punto de vista de mi país, existe
una asociación entre nuestras naciones y entre nuestros pueblos.
El apoyo de Estados Unidos a Colombia no va a cambiar con la elección
de un nuevo presidente, pues en realidad el Plan Colombia tiene amplio
apoyo bipartidista en el Congreso de los Estados Unidos. Consideramos
que la estrategia integrada del Presidente Pastrana es la mayor esperanza
de resolver los difíciles retos que afrontan la nación y
sus ciudadanos. Esperamos que el pueblo de Colombia se una y demuestre
solidaridad al enfrentar esta crisis.
Les traigo el apoyo
y los mejores deseos del pueblo estadounidense. Les aseguro que colaboraremos
con su gobierno para construir una red más fuerte de apoyo internacional.
Pero en definitiva, el éxito o el fracaso del Plan Colombia depende
de ustedes. Ustedes deben comprometerse para asegurar que su sociedad
no habrá de tolerar los abusos de los derechos humanos. Deben dedicar
sus recursos a otras posibilidades que no sean el cultivo de coca y la
producción de opio de la adormidera, invertir en la infraestructura
y construir gobiernos municipales que ofrezcan una alternativa a las drogas,
la guerrilla o los paramilitares. Deben ofrecer ayuda de emergencia a
centenares de miles de personas que han sido echadas de sus hogares.
Aunque muchos de
ustedes, y yo seguramente, nos habremos jubilado mucho antes, espero que
dentro de 25 años Colombia pueda realizar el sueño que la
ANDI declara tan elocuentemente en su Visión del País: "En
el año 2025, Colombia es un país de oportunidades, pacífico,
tolerante, democrático y pluralista, que garantiza la seguridad
y la justicia a sus ciudadanos, quienes son respetuosos de las leyes y
comparten principios éticos, con una población educada y
comprometida, que ha satisfecho sus necesidades básicas; una sociedad
que ha alcanzado un alto nivel de desarrollo, basado en la competitividad
de sus organizaciones, la equidad, el empleo y la preservación
del ambiente". Esas son verdaderas aspiraciones. Trabajemos unidos
para que esas palabras sean una realidad, ayudando a construir una Colombia
fuerte, democrática y económicamente próspera, que
vuelva a ejercer el liderazgo en este Hemisferio.
Cartagena, Boívar
10 de agosto de 2000
As of May 17, 2001,
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