"El
Departamento del Putumayo en Cifras," CINEP-MINGA-CODHES, agosto
del 2001
SEMINARIO
TALLER “ EVALUACIÓN PACTOS SOCIALES Y DERECHOS HUMANOS”
Puerto
Asís, 15,16,17 de octubre del 2001
EL
DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO EN CIFRAS
-
Área: 24.885 Km2
-
Población: 323.549 Habitantes
-
Municipios: 13
-
Economía. En el medio y bajo Putumayo, ganadería, agricultura
(plátano, yuca, maíz, caña panelera, frutales amazónicos, palmito,
piscicultura) y explotación petrolera y maderera. En el alto putumayo
agricultura y ganadería. Se considera que aproximadamente un 30 %
de la población del Putumayo no depende de los cultivos de coca.
-
Municipios productores de coca: (Fuente Policía Nacional Dirección
Antinarcóticos).
San
Miguel 18.650 Hectáreas.
La Hormiga
12.876 Hectáreas.
Orito
11.976 Hectáreas.
Puerto
Leguizamo 3.293 Hectáreas.
Puerto
Asís 6.677 Hectáreas.
Puerto
Caicedo 1.083 Hectáreas.
Puerto
Guzmán 1.722 Hectáreas.
Villagarzón
523 Hectáreas.
Se incluye
Mocoa 200 Hectáreas.
TOTAL
57.000 Hectáreas
-
Hectáreas
Cultivadas con coca: Seaproximan según las últimas fotografías
de satélite de el presente año a las100.000, la mitad de las que existen
en Colombia. Si se parte de que el gobierno entre los meses de diciembre
del año pasado y enero del presente se fumigaron 30.000 hectáreas,
quedarían 70.000. lo preocupante es que más del 50% fueron cultivos
de pan coger los que se fumigaron, sin mencionar los daños causados
al medio ambiente y salud humana y animal.
-
Familias
que viven del cultivo de coca: 36.000 pequeños productores de
1 a 5 Hectáreas. Según la ley de 1 a 3 Hectáreas. Es importante esta
clasificación por el tratamiento social que se tiene que dar a los
pequeños cultivadores.
-
Población
flotante: 50.000 personas, pero con los últimos desplazamientos
consideramos que son menos.
ASPECTO MILITAR
– Fuente Ministerio de Defensa, Policía Nacional, Contraloría Departamental.
-
Grupos
armados ilegales:
Bloque
sur de las FARC: con cuatro frentes: 2, 13, 32 y 48. ( 1.800 hombres)
Autodefensas
Unidas de Colombia: cerca de 1.000 miembros.
-
Fuerza
Pública:
Pilotos
para la fumigación: 130, Aviones para la fumigación 12, Apoyo aéreo
65 helicópteros,
Miembros
del Batallón antinarcóticos del ejercito de la zona: 1.000 hombres.
Policía
antinarcóticos: 3.000 hombres.
-
Muertes
Violentas: Según la Vicepresidencia de la República.
En
1999 se reportaron por parte de la Policía Nacional 378 homicidios,
en tanto el dato de la Defensoría del Pueblo es 429, el 90% en el
Bajo Putumayo. En el año 2000 y lo corrido del presente van más de
800 personas.
DESPLAZAMIENTO
(RED FORMADORES DE PAZ)
“Diriase que ya
es más difícil conseguir campesinos para la tierra que tierra para los
campesinos”[1].
El desplazamiento
por la violencia en Colombia se ha convertido en uno de los fenómenos
más complejos de nuestra realidad nacional: es una violación a los Derechos
Humanos y se constituye en una grave infracción al D.I.H, afecta entre
otros los derechos: civiles, políticos, económicos, sociales y culturales,
el derecho a la vida y a la integridad física, la seguridad personal,
la libertad, la residencia y la unidad familiar.
El desplazamiento
puede ser visto como una consecuencia de la guerra interna; pero a la
vez puede ser una estrategia de políticas de “desocupación de ciertos
territorios”.
En nuestro Departamento
éste fenómeno va en aumento según el informe de la R.S.S. del 31 de
julio de 2001, había un registro de 4.635 personas pertenecientes a
920 familias; sin desconocer que hay un número significativo de personas
y familias que no se registran, por temor ha ser ubicados por sus victimas,
por la estigmatización y rechazo social.
“El impacto de
la violencia y el desplazamiento solo puede comprenderse si se consideran
varias dimensiones; en el ámbito individual significa repercusiones
en la salud mental, cambio en el proyecto de vida, presencia de dolor,
inseguridad y sufrimiento emocional. A nivel comunitario las dimensiones
del tejido social del nuevo entorno, el desarraigo, la ausencia de sentido
de pertenencia, la pérdida de grupos de referencia, el desempleo, las
condiciones infrahumanas de vivienda y la falta de oportunidad para
la formación y capacitación que les permita la vinculación al medio
económico”. (Organización para el bienestar y la equidad social: proyecto
Plan de Contingencia para la atención a la población desplazada por
la violencia en el Municipio de Puerto Asís, pag. 3).
Los constantes
enfrentamientos especialmente en las zonas rurales de los municipios
del Bajo Putumayo y las continuas amenazas contra los habitantes que
ocupan estos sectores hace que a diario haya familias que salen huyéndole
a la guerra.
Según CODHES: en
el año 2000, a raíz de las fumigaciones de los cultivos de hoja de coca,
el paro armado decretado por las FARC que duró 80 días (desde el 24
de septiembre), los enfrentamientos entre guerrilla y autodefensas o
paramilitares, así como las múltiples infracciones al derecho internacional
humanitario, los habitantes del Departamento se han visto obligados
a desplazarse así: 5.497 del Putumayo hacia el Ecuador (1.390 de la
Hormiga, 1.525 de la Dorada, 142 de Puerto Leguizamo, 1.940 de Orito,
500 de Puerto Asís).
Si se tiene en
cuenta que a nivel Nacional 14.218 personas cruzaron las fronteras de
esta 9.689 lo hicieron hacia el Ecuador el porcentaje del Putumayo es
alto.
Hacia el interior
del país suman en el año 2000, 4.217 personas.
Según el CODHES
– SISDES, la población desplazada en el Putumayo en el primer semestre
de año 2001, se estima en 3.260, por la intensificación del conflicto
en especial de los municipios de Puerto Caicedo y Villagarzón. Siendo
los municipios receptores los siguientes en su orden:
MOCOA
1800
SAN MIGUEL
390
VALLE DEL
GUAMUEZ 380
ORITO
223
PUERTO LEGUIZAMO
220
PUERTO ASIS
177
SIBUNDOY
35
SANTIAGO
20
SAN FRANCISCO
15
TOTAL
3.260
-
Puerto Guzmán: 23 de diciembre de 1999.
-
Puerto Asís: 21, 22, 23 de enero de 2000.
-
Puerto Leguizamo: 21, 22, 23 de enero de 2000.
-
Orito, San Miguel, la Hormiga: diciembre del 2000 y enero del 2001.
- Base de coca:
$2.500.000 kilo.
- Impuesto que cobran
las FARC o las autodefensas a los compradores: entre $ 200.000 y $300.000
por kilo de base de coca.
Respecto a la cobertura
en Salud, según un estudio realizado por el ORBES, los resultados son:
Sin
cobertura 57 % 189.487
Régimen
Subsidiado 34 % 113.028
Contributivo
9 % 29.919
TOTAL
POBLACIÓN 332.434
PROPUESTA CMDR
– ANUC Pactos sociales.
Ratificar que los
cultivos de coca son un problema social, económico y político con consecuencias
jurídicas y no al contrario. El Estado debe controlar el comercio, la
venta de insumos químicos para su procesamiento y nivel internacional
el consumo de droga y la venta de armas. El Plan Putumayo que deseamos
debe ser concertado, con una amplia participación de la comunidad.
En el caso de Puerto
Asís, la población rural es de 40.000 habitantes (campesinos, negritudes
e indígenas), de estos unas 6.000 personas población flotante, 6.000
familias son pequeños productores. (de 1 a 5 hectáreas) tienen un promedio
de 2 hectáreas, se erradicaría voluntaria, manual y gradualmente 12.000
hectáreas en tres años, de manera porcentual el primer año 50%, el segundo
30% y el tercer año el 20%. Para dar cumplimiento a este pacto se solicitaría
veeduría internacional.
Estos pactos deben
ser sostenibles, rentables atendiendo en primer lugar la seguridad alimentaria,
con asistencia técnica y coordinación institucional permanente. Los
pactos deben ser una política de Estado por lo tanto deben suscribirse
en un documento CONPES.
Dar incentivos
e inversión social a las veredas que decidan en conjunto erradicar totalmente
la coca antes del año establecido en el pacto. Esto ultimo por el temor
a que se fumigue tendiendo como disculpa que se han aumentado los cultivos,
y es cierto pero no los pequeños productores, ellos si han respetado
los pactos y desde el primer momento que se inicio el proceso de firma
no se sembrado una hectárea más. Los que lo han hecho son los grandes
productores, especialmente, los que se desplazaron en zonas donde fumigaron
lo que demuestra que con la fumigación además del impacto que se le
causa al medio ambiente, a la salud humana y animal, los cultivos se
trasladan a otras zonas e algunas casos donde se ha firmado pactos.
De allí que una de las medidas que han tomado los pequeños es no vender
propiedades o denunciar nuevas siembras, pese a riesgo que se corre
por este hecho.
Para realizar,
ajustes o analizar con más profundidad los debilidades y las fortalezas
de los pactos sociales, al igual que las veedurías es necesario asociarlos
a nivel departamental, con el objetivo de definir una propuesta en conjunto,
organizaciones sociales y nuestros gobernantes desde el nivel local
hasta el regional.
Según el Plan de
Desarrollo Alternativo. En el putumayo se han firmado 36 pactos sociales.
Total familias que han firmado 36.000 familias, aquí se incluyen los
Kofanes con 487 familias y otras comunidades indígena con 4.200 ( programa
denominado raíz por raíz). En año partir de firmado el pacto se erradicarían
más de 35.000 Hectáreas. Las ONGS Que se encargaran de administrar los
recursos de los pactos son:
-
FUNDAEMPRESA:
Puerto Asís – Puerto leguizamo
-
CODESARROLLO:
Valle del Guamuez
-
VIDA
Y FUTURO: Orito y San Miguel
-
FUND.
RESTREPO Y BARCO: Puerto Caicedo y Villagarzón.
-
FUNDECOMERCIO:
Mocoa, Puerto Guzmán, y Puerto Leguizamo.
El contrato que
cada ONG firmó, tiene un valor de mil trescientos millones de pesos,
para atender un máximo de 6.000 familias. En el supuesto que completaran
las 6.000 familias, administrarían 12.000 millones (a cada familia le
corresponde 2 millones de pesos, en insumos para seguridad alimentaria),
como contraprestación el pequeño cultivador de coca debe arrancar manualmente
en un año los cultivos de coca, año contado a partir de la entrega de
los insumos. Además en ese mismo año se elaborarán unos proyectos a
mediano y largo plazo.
Si se suma la administración
de los cinco contratos de las ONGs daría la suma de 6.500 millones de
pesos, mas lo de seguridad alimentaria la suma de $60.000 millones,
en total en un año se manejarían mas de $66.500 millones, cifra que
supera sumados los presupuestos de los trece municipios que son $43.000
millones. (ver cuadro al pie de pagina, teniendo como fuente el departamento
Nacional de Planeación – Documento CONPES 053 de 2001). De ahí que se
pretenda como organizaciones sociales, fortalecer una veeduría regional
sobre estos recursos ( ver recuadro).
Lo anterior es
preocupante, ya que el primer pacto que se firmó el 2 de diciembre del
año 2000 en el corregimiento de Santana, pasados 6 meses algunos veedores
han renunciado por la falta de concertación y transparencia en los criterios
para la compra de insumos, donde se han denunciado por parte de la comunidad
los sobrecostos y la mala calidad de los productos. Así mismo el Presidente
de la asociación campesina del pacto de la inspección del Danubio y
Puerto Asís ha renunciado por la falta de incentivos para su movilización
y la falta de garantías para su propia seguridad. La comunidad no entiende
por que no se ha establecido la veeduría internacional suscrita en el
pacto.
Hay dos hechos
que, colocan en peligro este proceso de pactos; en primer lugar la muerte
de dos funcionarios de las ONGS que administran los recursos del Plan
Colombia, atribuidas a las FARC y las noticia dada por los diversos
medios de comunicación donde es claro la segunda fase de fumigación
a finales del año, a lo cual manifestó un campesino de manera irónica,
“ya el gobierno nos tiene acostumbrados a darnos el regalo de la descomposición
social de diciembre, así lo hizo hace dos años en Puerto Guzmán y hace
un año en Orito, Valle del Guamuez y San Miguel”, y si a esto se le
suma la extensión del paramilitarismo o autodefensas y el aumento del
pie de fuerza militar, visionamos un panorama desolador.
Es claro que el
gobierno central ha llegado con programas sociales como empleo en acción,
vías para la paz, familias en acción, campo en acción etc.,pero estos
recursos han seguido siendo manejados desde el centro ( Bogota) a través
de Ongs, se ha llegado al extremo de perder la confianza en nuestra
institucionalidad local y departamental so pretexto evitar la corrupción
administrativa. Siendo así dejamos para la reflexión “a que costo se
ha hecho inversión social teniendo en cuenta los datos anteriores”
PARTICIPACIÓN DE
LOS MUNICIPIOS EN LOS INGRESOS CTES DE LA NACIÓN VIGENCIA 2001
-
VALLE
DEL GUAMUEZ $6.139.652 MILLONES
-
PUERTO
ASIS $5.292.361 MILLONES
-
ORITO $4.965.089
MILLONES
-
PUERTO
GUZMÁN $4.059.618 MILLONES
-
PUERTO
LEGUIZAMO $3.877.814 MILLONES
-
VILLAGARZON
$3.480.074 MILLONES
-
PUERTO
CAICEDO $3.280.360 MILLONES
-
MOCOA
$3.063.535 MILLONES
-
SAN
MIGUEL $2.650.675 MILLONES
-
SANTIAGO
$2.100.652 MILLONES
-
SIBUNDOY
$1.738.053 MILLONES
-
SAN
FRANCISCO $1.247.188 MILLONES
-
COLON
$1.044.543 MILLONES
TOTAL $42.939.604
MILLONES
CONLUSIONES
PRE-FORO EVALUACIÓN PACTOS SOCIALES Y DERECHOS HUMANOS, Puerto Asís
15, 16 y 17 de octubre del 2001.
Se logro en todos
los niveles socializar tanto en lo institucional como en lo comunitario
el Foro Regional “ El sur evalúa el Plan Colombia” ha realizarse los
días 23 y 24 de noviembre.
Se logro tener
un diagnostico real del estado actual de los 37 pactos sociales, que
lo suscribieron alrededor de 36.000 familias.
Es necesario hacer
alianzas y acompañamiento la institucionalidad local, regional e internacional.
Es urgente hacer
ajustes o rediseñar los pactos sociales para que estos sean sostenibles,
integrales, participativos y equitativos, donde deben involucrase los
que no tienen cultivos de coca en especial los habitantes del casco
urbano.
Fortalecimiento
a la institucionalidad local y departamental en especial en recobrar
la confianza para el manejo de recursos y no se centralice a través
de las Ongs, lo cual les permitiría con facilidad articularlos a los
planes de desarrollo y planes de ordenamiento territorial.
La comunidad representada
en los pequeños productores de coca, solicitaron reconocérseles la interlocución
para expresarse o manifestarse ante el gobierno nacional y comunidad
internacional sobre la situación real de los pactos sociales sin necesidad
que lo hagan o hablen otros que no la conocen.
Que llego la hora
para que la comunidad internacional en especial la europea adquiera
compromisos reales, con soluciones, con recursos para inversión social,
no solo ratifico la comunidad esperar lamentaciones ni discursos.
Ratificar el dialogo
como medio valido para llegar a acuerdos sin necesidad de llegar a
las vías de hecho.
Establecer un frente
común desde lo local hasta lo internacional para solicitar solidaridad
y acciones para evitar la fumigación y siendo conscientes que la coca
tiene que acabarse
Valorar nuestra
identidad, diversidad cultural y rescatar el sentido de pertenencia.
PACTOS DE ERRADICACIÓN:
CONFIANZA O CHANTAJE
ANTECEDENTES.
La historia de
los cultivos ilícitos en Colombia es rica en movilizaciones sociales,
las cuales han expresado una voluntad de cambio ante las dificultades
que ofrece una economía basada en la ilegalidad. La visibilidad de los
actores sociales comprometidos en este tipo de producción; el alto costo
que representa para ellos una política antidrogas que se sustenta principalmente
en la represión a los cultivos ilícitos; la ausencia de alternativas
frente al sentido de pertenencia y la afirmación a su territorio que
caracteriza a una gran parte de los sectores sociales que dependen de
estas actividades y finalmente, la incidencia de la ilegalidad en el
deterioro social y de seguridad, son fenómenos que han estimulado la
búsqueda de soluciones a la monodependencia de los cultivos ilícitos.
Esta situación
contrasta con los intereses y tipo de respuestas de otros actores que
se hacen presentes en las partes subsiguientes de la cadena de las drogas
hasta encontrar el consumidor: creación de organizaciones hechas para
eludir la acción del Estado; uso del soborno como parte de los requerimientos
del negocio ilegal; estructuras de seguridad con un alto uso de la violencia;
mecanismos sofisticados de lavado de dineros, en fin, una convivencia
y manejo a su favor de la ilegalidad que, comparada con la situación
de fragilidad de los productores, se constituye en la principal ventaja
de rentabilidad del negocio de drogas.
Por ello, en el
caso de Colombia, es común encontrar procesos de búsqueda de alternativas
basados en la movilización de las comunidades productoras que exigen
a cambio una presencia del Estado con políticas y recursos para atender
las principales necesidades económicas, sociales y culturales de estas
zonas. La primera experiencia de búsqueda de un Pacto con el estado
para erradicar cultivos ilícitos de amapola, ocurrió en mayo de 1992,
por parte de la comunidad indígena Paez en el Departamento del Cauca.
La comunidad erradicó manualmente las plantas de amapola como muestra
de una voluntad de cambio e instó al Estado a asumir compromisos sociales
y económicos. El estado cumplió durante años las obligaciones firmadas
y si bien hacia mediados de los noventa se creó un proyecto específico
para las comunidades indígenas, el proceso ha sido improvisado, no integral
y de una baja capacidad de cobertura. La pobreza y las dificultades
para una sostenibilidad de su economía continua agobiando hoy a los
pueblos indígenas de la zona andina, a pesar de situarse en condiciones
geográficamente más ventajosas que los cultivadores de coca de la amazonía
colombiana.
Un segundo momento
de esta voluntad de cambio fueron las protestas sociales de 1996, que
movilizaron mas de 200.000 personas contra las fumigaciones y contra
alternativas de desarrollo. En casi todos los acuerdos de ese año en
Putumayo, Caquetá, Macizo Colombiano, Catatumbo, se propusieron al estado
acuerdos de erradicación manual y voluntaria. Fue un momento único en
la historia del problema de los cultivos ilícitos que el estado no supo
aprovechar, pues tenía la posibilidad de establecer acuerdos directamente
con las comunidades, es decir, se podía garantizar una baja interferencia
de las guerrillas y de los grupos paramilitares.
SITUACIÓN ACTUAL.
Hoy el escenario
ha cambiado significativamente al acelerarse a partir de 1997 un proceso
de control y manejo mucho mas directo de buena parte de la economía
del narcotráfico por parte de los grupos armados, tanto guerrillas como
paramilitares. En este momento las condiciones de los pactos pasan por
el visto bueno de los actores armados y el escenario de los cultivos
es hoy objeto de disputas territoriales que limitan la autonomía de
las comunidades y del mismo estado, secularmente incapaz de controlar
bastos territorios de colonización y coca.
En ese marco y
agregado el contexto del Plan Colombia, se desenvuelve un tercer momento
de la historia de los pactos, en donde se ratifican las fumigaciones
aéreas por parte del Gobierno Colombiano y de las autoridades antinarcóticos
de Washington, a pesar de haberse demostrado plenamente su inconveniencia
y sus graves impactos en el medio ambiente, salud y en la vida social
y económica de las regiones.
En agosto del 2000,
la comunidad de Santana en el Municipio de Puerto Asís, tomó la iniciativa
de proponer pactos de erradicación manual de cultivos ilícitos a cambio
de la no fumigación. La amenaza de una aspersión descomunal de Roundup
Ultra, con impactos mas graves que los ocasionados a lo largo de toda
la década de los noventa, presionó a las comunidades hacia esta propuesta.
El gobierno Colombiano,
carente hasta hoy de autonomía para definir una política clara, consistente
y eficaz sobre el problema de las drogas, se encontró con las iniciativas
de la comunidad y decidió aceptar este tipo de procesos para las zonas
de pequeños y medianos cultivadores. Sin embargo, el mismo estado no
sabe con precisión donde se sitúan esto sectores. Carece de mapas de
regionalización social de la producción ilegal y sigue observando el
problema desde la altura del satélite o de las avionetas que fumigan.
Sin embargo, las
autoridades empiezan a desarrollar así una presentación de la erradicación
manual, como si fuera en si misma una política cuando en realidad es
solo una técnica, cuya ventaja es el bajo impacto ambiental frente a
la fumigación mediante la aspersión de químicos.
Al observar el
contenido que acompaña a esta propuesta, se observan condiciones que
limitan las posibilidades de éxito: mientras las comunidades deben erradicar
la producción de coca en un año, el gobierno se compromete un poco menos
de mil dólares por una sola vez, para apoyar un proceso de autosuficiencia
alimentaria y simultáneamente se obliga a financiar y apoyar procesos
productivos de mediano y largo plazo. La sola producción de un kilo
de base de coca representa, en menos de tres meses, mil doscientos dólares
para el campesino, lo cual le permite subsistir en áreas de una inflación
que dobla la existente en cualquier parte del interior de Colombia o
pagar jornales que son dos o mas veces mas caros que los del café.
Existen otros factores
que limitan los alcances promovidos por el gobierno:
-
Los pactos
no se dan en un contexto de confianza entre productores y Estado
sino que se fundamentan en la amenaza letal de las fumigaciones
incluyendo un uso perverso de los “errores” que en ellas se cometen:
aspersión de químicos en cultivos lícitos, estanques de peces, pastos,
semovientes, aves de corral y en las mismas viviendas. En el fondo
es un verdadero chantaje del Estado basado en la violación flagrante
de la autosuficiencia alimentaria del campesino y de las comunidades
indígenas: o erradica la coca o pierde todo, incluyendo su finca.
-
es una propuesta
inmediatista es decir, reproduce ese secular problema de las políticas
de drogas gubernamentales que buscan efectos a dos o tres años.
Al ponerlos en ese contexto, el objetivo es erradicar un número
determinado o la totalidad de hectáreas existentes en una región.
La respuesta social es una especie de “zanahoria” que no se inscribe
ni en el reconocimiento de la naturaleza del problema, ni en pretensiones
de logros realistas de desarrollo de una región.
-
Al inscribir
este modelo tan desprestigiado e inútil de “desarrollo alternativo”
en ese contexto, la ayuda se convierte en el apoyo a centenares
de proyectos dispersos, con un perfil productivista sin tener en
cuenta su sostenibilidad de largo plazo ni condiciones de competitividad,
sin un modelo regional de desarrollo que reconzca sus especificidades,
sin ordenamiento territorial y basados en un voluntarismo del cambio.
-
La promoción
caótica de los pactos está generando una situación inmanejable del
proceso, agravado por la insuficiencia institucional, que se sustituye
por mecanismos centralistas, personalizados y deficientes de manejo
en donde el Estado se había comprometido a entregar 18.600.000 dólares
estadounidenses el 15 de enero del 2001. A abril del 2001 el estado
no había entregado un solo dólar a sus contrapartes de los pactos.
La angustia de las comunidades cocaleras por una eventual fumigación
sigue provocando solicitudes de pactos, creándose un escenario de
dispersión, deficiente administración y ausencia de proyección estratégica.
-
A la par de
un avance bajo estas circunstancias de los pactos, continúa la fumigación
cometiendo atropellos sin que sena atendidos ni investigados por
instancias que tienen una responsabilidad constitucional: los Ministerios
del Medio Ambiente y Salud, los cuales se limitan a justificar la
política repitiendo un viejo discurso incoherente y sesgado sobre
la responsabilidad de la situación ambienta en Colombia por la presencia
de los cultivos ilícitos.
-
Al cabo de
un año el escenario previsible de los pactos, si se mantienen las
actuales circunstancias, no es halagador: las fuerzas armadas a
través del Batallón Antinarcóticos han anunciado que harán cumplir
los plazos estipulados destruyendo todos los cultivos de coca lo
cual, por el tipo de acción que se presume ejecutarán, puede producir
graves situaciones de derechos humanos y desplazamiento de población.
La existencia de listas en pactos con nombre propio, puede generar
sobre los firmantes, amenazas de encarcelamiento y persecución por
la aplicación de la Ley 30 de 1986 (Ley Antinarcóticos). A las autoridades
locales y regionales se le endosará un problema de responsabilidad
política por el fracaso del proceso.
-
A ello se suma
la degradación del conflicto armado colombiano, el irrespeto a las
normas del DIH, el involucramiento forzoso de la población civil
en el conflicto, problemas que interfieren unas condiciones mínimas
de paz tan necesarias para el desarrollo de procesos alternativos
a los cultivos ilícitos.
-
en resumen
mientras no se modifiquen las condiciones que limitan la política
gubernamental es muy difícil que se produzcan efectos deseables
por los pactos en el problema de los cultivos ilícitos:
La fumigación se sigue esgrimiendo como la principal herramienta de
la actual política, buscándose el desarrollo de erradicaciones que sobrepasen
ampliamente las actuales cifras oficiales de cultivos ilícitos (136.000
has. para la coca). Al carecer de un mapa social del problema, se fumiga
arbitrariamente golpeando indiscriminadamente a pequeños, medianos y
grandes cultivadores tal y como sucedió en San Miguel y Valle del Guamuez
en el Putumayo entre el 22 de diciembre del 2000 y el 7 de febrero del
2001, acabando con toda la economía legal y el medio ambiente de la
región. De este modo, se continuarán violentando, entre otras, las condiciones
mínimas de seguridad, los procedimientos de consulta regional previa
establecidos en la resolución 005 del Consejo Nacional de Estupefacientes,
todo lo cual rompe la confianza entre las partes.
La ausencia de respuestas claras para este problema por parte de las
autoridades de gobierno y de los grupos armados que controlan esos territorios,
impone asumir una respuesta autónoma, elaborada desde la sociedad civil
organizada, implicada en esta actividad.
Se debe asumir la defensa y manejo de la vocación ambiental de las áreas
de cultivos y exigir soluciones productivas en zonas aptas o con potencial
productivo sostenible en el mediano y largo plazo. Las soluciones deben
partir de decisiones de gobierno, como hacer cumplir extinción de dominio
sobre tierras adquiridas por el narcotráfico y aplicar sobre ellas programas
piloto de sustitución.
La sustitución de cultivos debe ser gradual e inscribirse en las condiciones
estructurales y de política para los sectores rurales y ambientales.
Es imposible reemplazar un sistema económico que lleva décadas funcionando
para estas regiones en un plazo de un año.
Se deben desarrollar procesos técnicos de Ordenamiento Territorial y
Ambiental, entre otras razones como respuesta a la ausencia de un focalización
de los recursos en áreas potencialmente productivas.
Deben darse garantías en la defensa de la vida e integridad de las comunidades
en escenarios de guerra, agravadas hoy por la irracionalidad de las
fumigaciones.
Finalmente, todas
estas circunstancias muestran la verdadera naturaleza de una política
que aumenta significativamente los daños de la producción y abuso de
las drogas ilegales y que debe ser replantada en su totalidad. De lo
contrario, el círculo vicioso de la política incrementará sus efectos
perversos con un alto costo para la población.
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