Aportes
ciudadanos a la Mesa de Negociación Gobierno – Farc-Ep, organizaciones
de paz colombianos, 26 de noviembre del 2001
EN
DEFENSA DEL PROCESO DE DIÁLOGO Y NEGOCIACIÓN PARA LA PAZ
Aportes
ciudadanos a la Mesa de Negociación Gobierno – Farc-Ep.
Bogotá,
Noviembre 26 de 2001.
Con ocasión de las
tensiones entre el Gobierno Nacional y las Farc - Ep que se han presentado
en las últimas semanas, en nuestra condición de colombianos y colombianas
preocupados por la posibilidad de que naufraguen las iniciativas y empeños
por la paz emprendidos a lo largo de los tres últimos años, damos a conocer
a las partes y a la opinión pública algunas opiniones y aportes con el
propósito de fortalecer el proceso de la resolución política del conflicto
armado.
Este es un documento
de trabajo que tiene el carácter de contribución desde los diferentes
ámbitos de reflexión y acción ciudadana por la paz, construido en el marco
de autonomía y pluralidad que es propio de la sociedad civil. Se recogen
aquí reflexiones hechas en diferentes reuniones y pronunciamientos efectuados
durante el mes de octubre, en el encuentro del 9 de noviembre y en especial
el intercambio que se viene realizando entre diversas iniciativas de promoción
de la paz y los derechos humanos. Se espera que la sociedad misma lo siga
enriqueciendo y que las partes hagan de su contenido el mejor uso que
consideren pertinente en beneficio del proceso.
Necesidad de acordar
cambios.
A nuestro modo de
ver el proceso de paz Gobierno Farc Ep está atravesando una fase crítica
en la que contrastan importantes avances expresados en la acumulación
de pactos procedimentales y en el Documento de la Comisión de Personalidades
con la intensificación y degradación del conflicto armado en el curso
de los dos últimos años, las dificultades experimentadas en relación con
la zona de distensión, y los avances aparentemente escasos frente a las
expectativas creadas en la discusión de la agenda sustantiva.
El hecho reciente
que indica las posibilidades de un salto adelante es la entrega a fines
de septiembre de las recomendaciones solicitadas por las partes a la Comisión
de Personalidades, las cuales constituyen un verdadero preacuerdo dadas
las consultas de que fueron precedidas y la acogida que tanto el Gobierno
y como las Farc les dieron al momento de hacerse públicas. En ellas haremos
especial hincapié por cuanto las consideramos un avance de singular importancia.
Como se indica en
la Carta dirigida el 23 de noviembre por diversas organizaciones al Presidente
de la República “La puesta en marcha del itinerario diseñado por dicha
comisión conduciría a breve plazo a una tregua inicial, con pleno respeto
a la población civil y a las normas del Derecho Internacional Humanitario,
cuyo objetivo es formular las bases para los cambios constitucionales,
legales y de aplicación inmediata y definir los alcances de un eventual
proceso constituyente que lleve a un definitivo Acuerdo Nacional de Paz.
El solo enunciado de esa ruta crítica, indica la trascendencia de su adopción
definitiva por la mesa de negociación y justifica el reclamo que se hace
desde la sociedad para que se superen los actuales escollos y se avance
hacia el cese de la confrontación y el desarrollo de la Agenda Común”.
Consideramos indispensable
trabajar con celeridad y producir cambios concretos en relación con la
discusión y negociación de la agenda sustantiva, la zona de distensión,
la reducción de la intensidad del conflicto y la cooperación de la comunidad
internacional; es preciso que los cambios que se acuerden satisfagan justificadas
inquietudes hoy existentes en la sociedad, en la insurgencia y en el gobierno.
1. La negociación
de la agenda sustantiva.
La vía más contundente
para lograr que se desentrabe y se proyecte el proceso es avanzar con
agilidad en la negociación de la Agenda Común. Hay muchos elementos en
este campo propuestos dentro de la Mesa y desde la sociedad que no pueden
desecharse o menospreciarse. Los presentados en las Audiencias a través
de 1069 expositores, 64% hombres y 36% mujeres, y 23.795 asistentes de
19 departamentos, pueden apreciarse en los dos números publicados de la
Gaceta. Necesario es profundizar en propuestas más globales sobre los
temas de fondo, en el método para ordenar y tomar decisiones sobre las
múltiples propuestas particulares ya formuladas, en formas para incentivar
una aún mayor participación ciudadana y para aprovechar las diferentes
iniciativas en materia de agenda que, como las Mesas Ciudadanas, representan
pasos de gran valor por las aproximaciones que se van logrando entre los
enfoques de diversos actores.
Podrían aprovecharse
iniciativas generadoras de mayor impulso y dinamismo sobre los asuntos
mencionados. Lo que se observa es más bien una actitud de inhibición y
marcha lenta en ambos lados de la Mesa de Negociación para hacer propuestas
y ofertas sustantivas.
Somos plenamente
conscientes que se trata de cuestiones complejas que pertenecen a los
más diversos campos (políticos, económicos, sociales), que ambas partes
mantienen apuestas fuertes en el plano militar que pesan negativamente
en la resolución política del conflicto, que ninguna de las partes es
homogénea y que en ambos campos hay impulsores del acuerdo de paz y también
inciden opositores a una salida negociada o que sólo están dispuestos
a apoyarla si las concesiones al adversario son de mínima cuantía. Pero
por explicable que sea la lentitud de las negociaciones sobre las cuestiones
de fondo, ella tiene que ser superada so pena de que se vaya a pique el
proceso de paz.
Para superar estas
limitaciones consideramos que sería muy conveniente ensayar los siguientes
caminos:
a) Concentrar durante
un lapso de unos pocos meses las discusiones de la Mesa en las Recomendaciones
contenidas en el Documento de las Personalidades y en tres o cuatro grandes
temas que las partes consideren especialmente prioritarios para arribar
a unos perfiles gruesos de entendimiento. Los puntos 2 y 3 del Documento
de las Personalidades y casi en su integridad el Acuerdo de San Francisco
apuntan a dinamizar los intercambios y la discusión de la agenda en sus
aspectos sustantivos[1][1].
b) Rodear a la Mesa,
para lograr con rapidez lo anterior, de mecanismos como el constituido
por la Comisión de Personalidades, es decir, crear Comisiones especializadas
sobre temas específicos, compuestas por personas que designen las partes;
este tipo de comisiones presentan dos grandes ventajas: cuentan con la
confianza de las partes al tiempo que, por no estar situados sus integrantes
en el epicentro de las negociaciones, disponen de un amplio margen de
libertad de discusión e iniciativa, amen de que puede haber dos o más
comisiones funcionando simultáneamente. Las partes podrían confiar nuevas
tareas a la Comisión de Personalidades sobre cuestiones que estimen pertinentes.
c) Canalizar en forma
adecuada todos los ejercicios pertinentes que vienen desarrollándose por
iniciativa ciudadana en regiones, universidades, entidades gremiales,
movimientos sociales, iniciativas de paz referidos a agenda de paz, prospectiva
de país y, en general, al proceso de salida política del conflicto armado;
el montaje de un amplio sistema informativo por medios electrónicos permitiría
poner a disposición de la Mesa de Negociación y de la ciudadanía un considerable
volumen de información de alta calidad realmente útil y pertinente para
nutrir la discusión de la agenda.
d) Echar mano de
todos los recursos de consulta e interlocución recomendados por las Personalidades
y previstos en el Acuerdo de San Francisco en relación con temas de reforma
y propuestas de acuerdos parciales, inmediatos y mediatos; entre tales
mecanismos de consulta e interlocución pueden estar los encuentros con
el Consejo Nacional de Paz que congrega una amplia representación tanto
del sector público estatal como de la sociedad civil en sus diversas expresiones
y manifestaciones. La incorporación adecuada de representantes de sectores
sociales o políticos a reuniones de la Mesa de Negociación, tal como sugieren
Las Personalidades, puede ayudar a agilizar el proceso y la articulación
con instancias de importancia para la toma de decisiones.
e) Realizar con anuencia
y participación de las partes el Encuentro de Mesas Ciudadanas para la
Agenda de Paz en Los Pozos de conformidad con la propuesta convenida hace
ya algunos meses.
Estos son pasos susceptibles
de darse porque de alguna manera figuran ya en acuerdos previos y su puesta
en marcha es precisamente lo que da contenido al espacio y al tiempo de
la zona de distensión.
2. La zona de
distensión.
Es importante la
existencia de una política de escenarios físicos, geográficos para la
seguridad del proceso. La zona de distensión tal como ha operado y como
es percibida por la comunidad nacional e internacional, a raíz de los
múltiples incidentes presentados, genera inquietudes e interrogantes como
en relación con su carácter de sede de los diálogos y negociaciones en
procura de la salida política. Es fundamental plantear el asunto de la
zona de despeje en los términos que las partes convinieron desde el principio,
llenando de común acuerdo los vacíos que se han podido detectar, sin presionar
modificaciones unilaterales en las reglas del juego.
A fin de que la zona
sirva a los propósitos acordados por las partes consideramos que es del
caso proceder a lo siguiente:
a) Evaluar los reclamos
de los jefes de la insurgencia en relación con los vuelos de aeronaves
a baja altura en la zona despejada; ese tipo de sobrevuelos puede generar
zozobra en la población y llegar a comportar riesgos reales para los negociadores
de la organización guerrillera; su ocurrencia repetida podría hacer nugatoria
la existencia de la zona y su utilidad para las tareas de la paz.
b) Conseguir que
los controles de las vías terrestres y fluviales de acceso a la zona de
distensión que son, por lo demás, absolutamente pertinentes se ejerzan
en condiciones que no den lugar a la multiplicación de fricciones e incidentes
armados entre los miembros de las fuerzas militares y de policía y los
insurgentes; la demarcación de distancias físicas que sirvan de oportunos
colchones de aislamiento y la introducción de mecanismos de verificación
ejercidos por entidades neutrales o imparciales en los puntos más neurálgicos,
puede contribuir a ello.
c) Los abastecimientos
para la población y para la tropa insurgente deben estar garantizados,
sin perjuicio de los controles sobre el ingreso de insumos susceptibles
de ser utilizados en el procesamiento de la coca.
d) Los controles
sobre la circulación de personas debe ser los normales de conformidad
con las disposiciones vigentes y con los criterios existentes sobre el
sentido y finalidad de la zona de distensión; facilitar al máximo el acceso
de quienes se ocupan y trabajan en la construcción de la paz o quieren
coadyuvar a ello, nacionales o extranjeros, es indispensable para el avance
del proceso.
e) Las órdenes de
captura contra los jefes de la insurgencia impartidas por la Fiscalía
General deben considerarse suspendidas en todo el espacio de la zona de
distensión e igualmente que ninguna fuerza armada del Estado está autorizada
para ingresar en la zona por esa razón ni por ninguna otra. Estas decisiones
se apoyan en la Ley 418 y en las determinaciones gubernamentales que dan
inicio a las conversaciones y reconocen a las FARC – EP el carácter político
y de interlocutor válido para el proceso de paz.
f) El Presidente
de la República debe considerar la prolongación de la zona de distensión
hasta la terminación de su mandato el 7 de agosto de 2002 con la sola
condición de que ese tiempo sea empleado por las partes para ocuparse
de los grandes asuntos que vertebran el proceso: la tregua y la agenda
como se tiene previsto en el Acuerdo de San Francisco de La Sombra, suscrito
el 6 de octubre del año en curso. Esta focalización será de gran importancia
para que el país todo centre sus esfuerzos e interés en el proceso de
salida política del conflicto reduciendo al máximo el dolor, la muerte
y la destrucción hoy imperantes.
3. La reducción
de la intensidad del conflicto, la tregua.
Para plantear el
respeto integral al DIH y la reducción sustancial de la intensidad del
conflicto nos animan dos clases de razones: móviles humanitarios, porque
nos duelen y son inaceptables los sufrimientos de la población civil atrapada
en la confrontación armada, y motivos políticos relacionados con nuestro
irrevocable respaldo a la salida política, porque sabemos que el envilecimiento
del conflicto puede dar al traste con el proceso.
La reducción de la
intensidad del conflicto fue el gran tema del que se ocupó la Comisión
de Personalidades por encargo de las partes (Acuerdo de Los Pozos, 9 de
abril de 2001) y a él se refiere el conjunto de las 28 recomendaciones
por ellos formuladas. Nuestras razones se ven fortalecidas por los argumentos
y constataciones de las Personalidades: Creemos firmemente que mantener
la negociación bajo el marco de la guerra, no sólo dilatará indefinidamente
el proceso, sino que hará cada vez más difícil llegar a los acuerdos con
tanto anhelo esperados.
Por ello, consideramos
que el tiempo y el espacio político, materializados en la prolongación
de la zona de distensión, han de servir para reducir sustancialmente la
intensidad del conflicto hasta el punto de continuar y profundizar, en
cese de fuego y hostilidades, o tregua, la discusión de los temas sustanciales
de la Agenda Común para una Nueva Colombia. Las partes tienen en
las Recomendaciones de la Comisión de Personalidades, especialmente en
el numeral primero referente a la tregua y en el numeral 19 referente
al fenómeno del paramilitarismo, y en el propio Acuerdo de San Francisco
de la Sombra, avances de singular importancia que no pueden desaprovecharse
ni perderse.
Es urgente que las
partes se ocupen del extremo agravamiento de la crisis humanitaria en
los últimos años y, de manera especial, de asumir con sensibilidad humanitaria
y responsabilidad política la continuidad de las masacres, las desapariciones
forzadas, los secuestros y el tremendo drama que están sufriendo dos millones
y medio de compatriotas desplazados. Al respecto es preciso tomar en cuenta
la reiterada propuesta de Acuerdo Global sobre Derechos Humanos formulada
por la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Tal como venimos
proponiendo desde la Conferencia Internacional realizada en Costa Rica,
en el camino hacia el cese al fuego y de hostilidades, conviene realizar
experiencias de tregua de corta duración y muy flexibles en sus condicionamientos,
treguas reguladas y verificadas por la misma Mesa. Hay una insistencia
marcada en una tregua de corta duración, diciembre y enero, de enero a
agosto, durante el período electoral, orientada a implementar las Recomendaciones
de Las Personalidades, diseñar el proceso constituyente, y a lograr avances
en otros temas prioritarios, incluido el de la política antidroga y la
redefinición del Plan Colombia.
Las deliberaciones
de la Mesa sobre la cesación de fuegos y hostilidades no debe llevar a
las partes a descuidar la negociación de los temas sustantivos. Tregua
y agenda son los dos grandes asuntos de los cuales la mayor parte de la
sociedad colombiana espera que se ocupe la Mesa de Negociación.
4. La cooperación
de la comunidad internacional.
En estas circunstancias
de entrabamiento extremo pueden ser útiles, como ha ocurrido en otras
latitudes, que las partes escuchen a terceros escogidos de común acuerdo,
en los cuales tienen confianza y cuyos buenos oficios y sugerencias estarían
dispuestos a considerar; una ganancia de los pasos ya dados es que existen
personas, entidades, gobiernos, dispuestos a cooperar con ánimo desprevenido
y real voluntad de prestar un servicio al compromiso de las partes con
la paz.
Damos relieve a este
factor porque somos decididos partidarios de la cooperación internacional
a la paz de Colombia, naturalmente en el más estricto marco de respeto
a la autodeterminación de la nación, sin el recurso a presiones y aún
intervenciones inaceptables y contraproducentes; lo actuado por la comunidad
internacional ya ha sido de gran importancia. Invitamos a los países amigos
del proceso, a la Organización de las Naciones Unidas, a los Premios Nóbel
de Paz, a reafirmar su disposición de cooperar, al tiempo que instamos
al Gobierno Nacional y a la insurgencia de las Farc-Ep a escuchar las
voces amigas de compatriotas o de actores internacionales que quieren
contribuir a la superación del impase actual.
Quizá sea ya el tiempo
de pensar en un facilitador permanente de Naciones Unidas con atribuciones
otorgadas por las partes que tenga la capacidad de servir de puente entre
gobierno, insurgencia y sociedad, así como la de cumplir funciones de
mediación en los casos que se considere pertinente.
Palabras finales.
Estamos seguros que
hay posibilidades reales para que el proceso siga adelante sin perder
el camino ya recorrido y dando cumplimiento tanto a los altos propósitos
de las partes como a las legítimas expectativas de paz, democracia y equidad
del pueblo colombiano.
Percibimos que en
el fondo Gobierno e Insurgencia no quieren romper, pero tampoco quieren
ceder, al tiempo que se dan procesos al interior de las partes que significan
choques y construcción de los acuerdos de importancia estratégica. Quizá
subsista en algunos sectores, el espejismo de que abandonar el diálogo
y continuar el escalamiento del conflicto dará ventajas adicionales a
las partes, olvidando, como nos lo enseñan varios episodios de las dos
últimas décadas, que siempre hay que volver a la mesa de diálogo después
de haber pagado un costo irreparable.
Al Presidente Pastrana
y al Comandante Marulanda los llamamos a no levantarse de la mesa de dialogo
bajo ninguna circunstancia; los llamamos en forma vehemente a dejar de
lado recriminaciones y salvamento de responsabilidades para asumir una
actitud constructiva ante el presente y el futuro de Colombia.
A todas las organizaciones
sociales y políticas las invitamos a considerar estas ideas y a reafirmar
el compromiso nacional por la paz promoviendo desde ahora las bases para
un proceso constituyente y de pactos para la democracia y la justicia
social, que en el próximo futuro, en los tiempos que van desde ahora al
término del gobierno que se iniciará el 7 de agosto del 2002, permitan
llegar a un Acuerdo Nacional de Paz.
Por considerarlo
conveniente estamos dando a conocer esta comunicación al Presidente de
la Republica y Alto Comisionado para la Paz, al Secretariado de las FARC-
EP, a los candidatos y candidatas a la Presidencia de la República, a
los integrantes de la Comisión Temática y de Negociación, al Consejo Nacional
de Paz, a las organizaciones nacionales y regionales impulsoras de la
paz, a las Naciones Unidas, a los países amigos del proceso y a varios
Premios Nóbel de Paz. También en ellos esperamos encontrar eco a nuestra
voz.
Asamblea Permanente
de la Sociedad Civil por la paz. Convergencia Paz Colombia. Mandato Ciudadano
por la Paz, la Vida y la Libertad. Red de Iniciativas por la paz y Contra
la Guerra – Redepaz. Justapaz. Red de Mujeres. Ismac.
Bogotá, 26 de noviembre
de 2001.